El exceso de velocidad es uno de los principales causales de colisiones viales y está asociado a la incongruencia que existe entre los límites de velocidad establecidos por las autoridades, la velocidad de diseño de la vía y la velocidad deseada por los usuarios (velocidad de operación). Por ejemplo si una vialidad se diseñó con una velocidad de 100 km/h pero sólo se permiten legalmente 80 km/h, los usuarios tendrán las condiciones adecuadas para conducir a velocidades mayores a las permitidas por el señalamiento siendo más probable que se rebasen esos límites. La velocidad de diseño y la velocidad límite indicada en los señalamientos deben ser conciliadas con la velocidad de operación para que representen el comportamiento real de los conductores en la vialidad y al mismo tiempo proporcionen un estándar de seguridad. Debido a esto es importante el desarrollo de estudios para determinar la velocidad de operación en las vialidades, representativa de la velocidad deseada por los usuarios. Dichos estudios se pueden llevar a cabo mediante la medición en campo con radares de velocidad u otros dispositivos de medición.