El desierto de Chihuahua no sólo es hábitat de fauna silvestre y flora que se desarrolla en condiciones extremas, pues esa árida extensión de tierra también es fructífera en alimentos. Desde hace tres años, el almacén Diconsa Samalayuca es capaz de mover hasta 1,600 toneladas de comestibles para surtir mensualmente programas especiales y 49 comedores de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

“Tras dos décadas de inactividad, el inmueble fue recuperado por la paraestatal a fin de dar atención a las familias necesitadas que viven en la zona fronteriza”, destacó el gerente de la Sucursal Norte-Centro, Armando Valenzuela Colomo, “entre los habitantes destacan asentamientos tarahumaras, tepehuanos, guarijíos y pimas”, añadió.

El almacén de Samalayuca se encarga de surtir comestibles sanos, artículos de limpieza y aseo personal a ocho almacenes rurales, los cuales, a su vez, suministran a 796 tiendas comunitarias que la distribuidora ha establecido en 641 localidades de 62 de los 67 municipios que conforman el estado.

Para llegar a ellos es necesario el conocimiento y la pericia de los choferes de Diconsa, pues se trata de caminos de hasta 550 kilómetros de terracería los que se tienen que recorrer para realizar cada entrega, al tener como encomienda el abastecimiento de 100 tiendas comunitarias que permiten a las familias adquirir la canasta básica.

“Diconsa representa para estas comunidades la única opción de abasto alimentario, por eso, la presencia de la distribuidora representa motivo de supervivencia para quienes habitan. De no ser por esta empresa social, los pueblos indígenas tendrían que depender de la caza y una limitada actividad pecuria”, finalizó Valenzuela Colomo.