Considerado uno de los máximos exponentes de la escuela mexicana de pintura, Raúl Anguiano Valadez (Guadalajara, Jalisco, 26 de febrero, 1915 – Ciudad de México, 13 de enero, 2006) destacó en sus obras las cualidades expresivas de México, sus procesos sociales, su diversidad étnica, sus tradiciones y sus festividades.

Su obra, realizada a lo largo de 78 años de trayectoria, confirma su maestría en el dibujo y el manejo de recursos que le permitieron plasmar su genio en materiales como óleos, acuarelas, escultura, bocetos para murales, monotipos,  cerámicas, tapices y esmaltes.

En el Centenario de su Natalicio la pintora Rina Lazo describió como “un mexicano de corazón” al artista plástico que recreó los momentos que forjaron la historia de México, quien supo retratar personajes y momentos significativos de su pueblo, y en cuya obra mujeres, niños, madres y campesinos conforman el bagaje temático.

“Raúl Anguiano era un artista que apasionadamente pintaba lo que veía y sentía de México. Lo que conozco de su trabajo realmente está relacionado con el país, su obra fue para México y de México”, aseguró la artista seleccionada para asistir a Diego Rivera en la elaboración del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central del Hotel del Prado, en el Distrito Federal.

El pintor y escultor mexicano Manuel Felguérez, señaló que Raúl Anguiano fue un artista con su propia personalidad, fiel a sus principios y que siempre mantuvo una postura a través de medio siglo de producción.

En opinión de la académica de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM, Mercedes Sierra, Raúl Anguiano conjuntó en su obra lo que fue el mundo rural indígena, las fiestas, las tradiciones y la religión de una sociedad como la de México.

“El legado del maestro Raúl Anguiano va en dos sentidos: el proceso que tuvo de composición bajo un pensamiento y disciplina muy rigurosa, y una influencia muy fuerte de pintores como Paul Cézanne. No debemos olvidar este conocimiento de la composición de estos artistas con los cuales tenía coincidencias el maestro, lo que lo hizo tener un estilo claro y sencillo. Él fue un artista totalmente académico”, expuso.

Raúl Anguiano Valadez, considerado como uno de los grandes artistas mexicanos, fue hijo de José Anguiano Peña y Abigail Valadez. Llegó al mundo en una época de grandes cambios artísticos y sociales. Pronto comenzó a participar en ellos debido a su temprana afición por las artes, y a su interés por cuanto ocurría en las esferas de lo político y lo social.

La historiadora de arte del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Leticia López Orozco, comentó en entrevista con Conaculta que el nombrado académico de número de la Academia de Artes en 1982, decía que no hacia pintura nacionalista sino nacional y que en su trabajo creativo muestra la capacidad y el oficio de pintar y dibujar. “Es uno de los grandes artistas que destacó porque los rasgos de su obra tiene que ver con el trabajo de observación, el de acercarse a las comunidades en los viajes, era un hombre que tenía contacto con la gente.

Destacó que desarrolló un trabajo creativo muy peculiar. “Uno ve su obra de trazos amplios, se identifica por el color, el dibujo, sobre todo por esta influencia que ejerce con artistas que lo precedieron pero también logró hacer su estilo muy singular”.

Para la investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), Guillermina Guadarrama, se debe recordar a Raúl Anguiano, además de cómo pintor, muralista y grabador, como ilustrador de notables escritores y poetas, entre ellos León Felipe, Alfredo Cardona Peña, Octavio Novaro, Fernando Sánchez Mayans, el arqueólogo Carlos B. Margain y el dramaturgo Wilberto Cantón; y por ser uno de los artistas que fueron a la expedición a Bonampak, en 1949.

“Tras la expedición a la selva generó una serie iconográfica en sus cuadros de caballete, como La espinaobra por la que se le reconoce. Retomó el interés por los pueblos del sur, los mayas. También se le debe recordar como parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios  (LEAR), y por ser uno de los fundadores del Taller de Grafica Popular”, explicó la especialista.

Agregó que el Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores del Fonca fue fundador de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, colaborador de programas realizados en los veinte, treinta y cuarenta dedicados a la formación de escuelas de arte de México fungiendo como maestro de dibujo e inspector de artes plásticas en esas escuelas. “Raúl Anguiano fue un personaje muy completo”.

El artista plástico Arturo García Bustos recordó que de Raúl Anguiano tuvo “la fortuna” de contar con su amistad y compartir momentos “gloriosos” en los grupos de trabajo en el Taller de Gráfica Popular. “Hace medio siglo que estábamos juntos ahí. En los años 44 o 45, en días de la Segunda Guerra Mundial hicimos carteles contra el fascismo, volantes  que llegaron con sus mensajes a manos del pueblo mexicano. Posteriormente también participamos en el Frente Nacional de Artes Plásticas y compartimos en la Academia Mexicana de Artes”.

Aseguró que el artista, condecorado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el 2000, fue un hombre trabajador y entusiasta de la pintura de la Escuela Mexicana. “En sus obras mostraba las preocupaciones de México, siempre representó la presencia de nuestra tierra, el que se sintiera el gusto por las tradiciones, todo es parte de la conciencia y la obra del maestro”, dijo Arturo García Bustos.

Sobre la época en el Taller de Gráfica Nacional, Rina Lazo comentó que Raúl Anguiano hizo la primera litografía del taller (un retrato de Emiliano Zapata). “Siempre estuvimos cerca porque éramos de la esa gran escuela de pintura, la pintura de México que se conoce en el mundo.

“Él era una persona muy cariñosa con la gente, muy amable, hicimos una gran amistad. En aquellos años todos los artistas estábamos inmiscuidos en lo que nos había dejado la Revolución Mexicana. Raúl Anguiano siempre mostró amor verdadero a nuestras raíces, a la pintura, a México”, manifestó la artista egresada de La Esmeralda.


La espina, obra cumbre

La investigadora Mercedes Sierra Kehoe comentó en entrevista que muchos críticos consideran a La espina como la obra cumbre de Raúl Anguiano. “Creo que en dicha obra el maestro Anguiano retrata su capacidad académica, su estilo y su conocimiento de la sociedad mexicana en el cual siempre vivió”.

En 1949 el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) contó con un fondo para auspiciar una expedición a Bonampak, con el fin de documentar la zona y sus alrededores. Raúl Anguiano fue invitado a participar para realizar pinturas de las ruinas, de los paisajes, así como de la vida y costumbre de los lacandones, habitantes de esta zona maya.

La exuberancia y el misterio de la selva fueron para Raúl Anguiano fuente de inspiración: la lluvia de estrellas, los exóticos animales y la riqueza de sonido. En obras como Lacandonas asando monos zarahuatos plasmó estas imágenes.

Raúl Anguiano, quien nunca descuidó la captación de lo que veía y observaba, tuvo la oportunidad de atesorar una gran riqueza de bocetos, calcas y apuntes pictóricos de la expedición, muchos de los cuales trasladó al lienzo a su regreso a México, que le sirvió para efectuar una magna exposición en el  Palacio de Bellas Artes.

En su diario sobre la expedición, Anguiano escribió: “A la vieja María se le clavó una espina en un pie; me pide mi navaja y con la punta la extrae; a pesar de que le sangra el pie, se incorpora y sigue caminando”. Así nació el tema de La espina obra que ha sido exhibida alrededor del mundo, y que para el propio artista correspondió a un momento importante de su trabajo.

Sobre esta obra, que forma parte de la colección del Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, el artista visual Manuel Felguérez dijo a Conaculta que La espina es una pintura que resulta nostálgica y de una época.

En el libro Trazos de vida, Luz García Martínez expone que para Raúl Anguiano “estos indígenas revelaban el espíritu de lo mexicano a través de su mirada, en ella redescubría el significado de los más de 500 años de historia del México profundo, pluricultural y pluriétnico”.


Destacado muralista

Por sus importantes contribuciones, a Raúl Anguiano le corresponde un lugar preponderante dentro del muralismo mexicano. Perteneció a la tercera generación de muralistas denominada por el mismo “heterodoxos de la escuela de pintura mexicana”, pues no siguieron fielmente la continuidad de este movimiento artístico ni en lo ideológico ni en lo estético.

“Raúl Anguiano retoma muchos de los iconos considerados mexicanos para hacer representaciones aunque no por eso dejó de hacer otras temáticas, por ejemplo en los años treinta, justo cuando estaba la llamada educación socialista, él utilizaría el mural como una plataforma de denuncia sobre lo que estaba ocurriendo en esos años, como era la Guerra Cristera”, señaló Guillermina Guadarrama, maestra en Historia del Arte por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Sobre su técnica de trabajo, la especialista explicó que el artista jalisciense hacia un excelente dibujo, trabajo en fresco, y en diversas técnicas que usó para los murales. “El color que usa es maravilloso, emplea colores que Diego Rivera no usó, tenía una paleta de color extra que el maestro usa sobre todo para su mural Historia de los colorantes en México fue una paleta de color muy luminosa, brillante y diferente”.

Su obra mural data de 1936 cuando perteneciendo a la LEAR obtuvo algunas comisiones para realizar murales en diversas partes de la República, como Puebla, Morelia, Jalisco, y la propia ciudad de México, donde realizó cinco obras murales en el Instituto Politécnico Nacional, en la Cámara Nacional de Comercio, así como en la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo y en el Centro Escolar Revolución de la ciudad de México.

La presencia de Raúl Anguiano en el muralismo se justifica por su interés en el pensamiento revolucionario y en el movimiento obrero. Su espíritu se impregnó de estas convicciones y se manifestó en los tres murales realizados en el Centro Escolar Revolución: Represión Porfirista, Las nuevas generaciones, yFascismo destructor del hombre y de la cultura (1936-1937), en los cuales destaca su habilidad como dibujante.

De 1963 a 1964 pinta varios murales para la firma Consorcio Químico Mexicano, S.A., en Tlalnepantla, Estado de México, con el tema Historia de los colorantes en México, mural transportable, realizado en dos secciones. En el mismo periodo realiza tres murales para el Museo Nacional de Antropología: La creación del hombre maya (basado en el Popol Vuh), Deidades de Mesoamérica y Batalla entre los mayas.

Otros murales fueron la Trilogía de la nacionalidad (1988) en la Procuraduría General de la República; el Encuentro de dos culturas o El mestizaje del pueblo mexicano (1993), en la SEP; Ignacio Zaragoza (1996) en el Palacio de Gobierno del estado de Puebla; La Historia y leyenda de Coyoacán (1997) en la Casa de la Cultura Raúl Anguiano, en el parque ecológico Huayamilpas; y El hombre, la palabra y la técnica (1998) en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Ciudad de México.

Fue uno de los cinco muralistas mexicanos que dejó obra en Estados Unidos, además de José Clemente Orozco, Ramos Martínez, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Entre sus murales allá están Grandeza Mexicana, en el Museo Bowers de Santa Ana California; y Los Mayas, en el Consulado General de México en los Ángeles. También plasmó una gran obra de 70 metros cuadrados en el East Los Angeles College.

“El mural que hizo en el Tec de Monterrey ya no era de una temática acorde a lo que se ha denominado de identidad en México, sino que ya hablaba sobre el lugar en el que se realizó”, destacó Guillermina Guadarrama.

Mercedes Sierra indicó que a pesar de la edad que tenía Raúl Anguiano en los inicios del siglo XXI, siguió ejerciendo su profesión como muralista dejando inconclusos algunos murales, uno de ellos en Zacatenco, en el IPN.

Al asistir al funeral en Bellas Artes (14 de enero de 2006), José Luis Cuevas dijo que la muerte de Anguiano entrañaba una pérdida irrecuperable para una de las grandes épocas del arte mexicano, como el muralismo. “Deja el recuerdo de un artista que fue incansable, porque hasta el último momento siempre estuvo trabajando, tanto en obra de caballete como en trabajo mural. Deja un legado importante de muchos murales”.


Semblanza

Raúl Anguiano fue reconocido por la crítica como uno de los grandes retratistas del pueblo mexicano, quien legó un prestigioso acervo que ha trascendido fronteras y refleja un episodio memorable del arte mexicano. En el momento en que le sorprendió la muerte, el 13 de enero de 2006, tenía 90 años de edad.

Inició estudios de dibujo en su estado natal. Sus primeros dibujos, realizados hacia 1919, siendo un niño, corresponden a la etapa del garabato controlado y expresan su gusto por plasmar el ambiente que le rodea. A los doce años (1927) se integró a la Escuela Libre de Pintura y recibió sus primeras clases en el Museo Regional de Guadalajara.

En la Escuela Libre de Pintura ingresó a los talleres donde aprendió las diversas técnicas y reafirmó su pasión por el arte prehispánico y popular. Sus compañeros lo llamaban el niño Anguiano o Rafaelito. Posteriormente tomó clases de dibujo en la escuela preparatoria con el profesor José Vizcarra, con quien aprendió a perfeccionar el trazo y a experimentar con diferentes técnicas.

En los años treinta plasma por primera vez desnudos, traza la figura humana a la manera clásica y consigue en sus retratos una gran nitidez. En 1934 decidió mudarse al Distrito Federal, y se desempeñó como ayudante de sus amigos muralistas Jesús Guerrero Galván, Roberto Reyes Pérez, Máximo Pacheco y Juan Manuel Anaya. Durante este año se dedicó a pintar y a estudiar la técnica del fresco.

En marzo de 1935, junto con Máximo Pacheco, realizó su primera exposición en el Palacio de Bellas Artes. A partir de entonces más de 100 exposiciones individuales y colectivas han exhibido su obra en diversos museos, galerías o instituciones alrededor del mundo. Presentó muestras en el mismo recinto de mármol en los años 1949, 1982 y 1992 las dos últimas como homenaje y retrospectiva. En 2006 se realizó la exposición póstuma Raúl Anguiano 1915-2006, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

El mandato del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) fue una época de ricas y variadas experiencias para el artista, quien retrató diversos aspectos de la vida del urbe, como la vida en los barrios bajos (carpas y cabarés), dando paso a la caricatura y al sentido del humor. De 1938 a 1942 tuvo una inicial etapa surrealista.

Hacia 1936 se unió a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), fue durante esta etapa cuando por primera vez colaboró de manera activa en un mural. En su inclinación por el estudio de la fisonomía de la ciudad capital, realizó en 1949 interpretaciones libres de sitios que marcan la evolución de la urbe a través de la historia en los óleos: El Caballito, El Puente Nonoalco, El Lago de Chapultepec, y El Pedregal, y un segundo periodo realista se extendería a lo largo de la década de los cuarenta.

De 1952 a 1955 viaja a varios países de Europa, lo que alimentó su propuesta creativa. Entre 1965 y 1968 realiza numerosas exposiciones de pintura, dibujo y litografía en varios países de Europa, Estados Unidos y Sudamérica con gran éxito.

La especialista Guillermina Guadarrama, indicó que la obra de Raúl Anguiano, sobre todo la de los años veinte y treinta, presenta una maravilla de color, de puntos de fuga que no perdió pero sí fue cambiando. “Anguiano parecería como el mismo figurativista naturalista de siempre y no es cierto, si analizamos su obra por etapa vamos viendo los cambios que fue dando el maestro hasta girar a un relativismo más realista”.

Para muchos críticos los cuadros La espina y el Retrato de Alfa Henestrosa son las obras más relevantes que produjo Raúl Anguiano. Su amor por la figura humana especialmente por la femenina se manifiesta en retratos como el de Julia Crespo, el de Pita Amor, la mujer de las iguanas o las mujeres de Juchitán, del rebozo o del turbante; y de alta calidad plástica como su Autorretrato de 1947 o el Retrato de mi abuela.

No pueden dejar de mencionarse sus desnudos: Desnudo de Aurorita, Desnudo de negra, o La Venus de l’espugue, que le inspiraría para incursionar en el abstraccionismo tanto pictórico como escultórico. En su etapa simbólica o fantástica destacan las obras El Caín; La llamada del instinto; Nacimiento y muerte, La loca, La llorona, y La huida.


Un artista incansable

La académica del Instituto de Investigaciones Estéticas, Leticia López Orozco, mencionó que Raúl Anguiano tiene muchas facetas aún desconocidas, así como obras de corte surrealista. “La conocíamos  pero no la habíamos valorado o revalorado como tal. También tiene una veta que poco hemos trabajado y descubierto que fue en la cerámica. Hay diseños preciosos, maravillosos que muy pocos hemos tenido acceso y que falta revalorar”.

Agregó que “sin duda” Anguiano es de los artistas que más allá de ideologías, logró convocar y representar a México en una época de la historia del país.

Para Rina Lazo, Raúl Anguiano fue un artista que quiso mucho a México tanto, que cuando estaba en su estudio en Los Ángeles, frente al mar de California  pintando un paisaje, tuvo un resfriado que terminó en pulmonía y que lo llevó hacia la muerte. “Estando allá dijo que quería morir en México, entonces un avión del Ejército Mexicano lo trasladó al país. Se veló en Bellas Artes, era un mexicano de corazón”.

Para conmemorar el Centenario del Natalicio de Raúl Anguiano el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes organizan una exposición en el Museo Nacional de San Carlos, del 25 de abril al 28 de junio, la cual mostrará la faceta académica del artista durante los años ochenta, incluirá obras de caballete y gráfica. Asimismo, el historiador Gregorio Luke ofrecerá una conferencia sobre el artista visual el 29 de abril a la 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Información: DAF

Documentos


Descarga el PDF Kit de prensa