Gustavo García (Chiapas, 29 de agosto, 1954-Ciudad de México, 7 de noviembre, 2013), crítico, historiador y académico cinematográfico falleció este jueves 7 de noviembre luego de una complicación respiratoria derivada de una cirugía de abdomen que lo mantuvo hospitalizado desde junio pasado.
“Lamento el sensible fallecimiento del Gustavo García. Mis condolencias a sus deudos y a la comunidad cinematográfica”, escribió en su cuenta de twitter, @rtovarydeteresa, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta.
Decano de varias generaciones de universitarios a los que impartió la materia de cine en la carrera de ciencias políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como de géneros periodísticos e historia del cine mexicano en la Universidad Autónoma Metropolitana, Gustavo García es reconocido, más que  como un crítico, un cómplice y guía del espectador, haciendo de sus reflexiones una extensión del placer de ver cine.
Considerado por muchos como un maestro que a través del cine encontró una ventana de análisis de la naturaleza humana, muchos recuerdan que en sus clases en la universidad Gustavo García a menudo alentaba a sus alumnos a “ver de todo”, pues según decía, las visiones exclusivamente académicas alejaban a los verdaderos cinéfilos del contacto con la cultura popular que es un reflejo de toda sociedad.
Apasionado de las películas clásicas pero con un ojo siempre contemporáneo, Gustavo García entró en polémica más de una vez  por defender su visión acerca de una película, una actriz o actor, e incluso de una secuencia.
Para la posteridad quedan sus brillantes colaboraciones en diversos programas de televisión, entre éstos el noticiario cultural de Canal 22 Noticias 22, donde en más de una ocasión entrevistó a genios de la cinematografía universal como el director Martin Scorsese, a quien en cierta ocasión le hizo ver que en una de las secuencias de la cinta Pandillas de Nueva York, en realidad “no pasaba nada”.
“Daniel Day Lewis y Leonardo Di Caprio se preparan para la batalla, se ponen sus cuchillos, sus cinturones, parece Batman en su Baticueva, pero al final no hay pelea, no sucede nada”, hizo notar Gustavo García provocando las carcajadas del famoso director  de Taxi driver, a quien no obstante, años después le compensaría aquella crítica televisada afirmando: “El cine es Dios y Martin Scorsese su profeta”.En más de una ocasión levantó polémica al exaltar alguna obra de esa misma cultura popular cinematográfica, escandalizando a numerosos fans de películas o trilogías, como aquella ocasión cuando en un programa de televisión afirmó que la nueva cinta llamada El Señor de los Anillos, de un casi desconocido director llamado Peter Jackson, opacaría para siempre a la saga de Star Wars, convirtiendo a sus seguidores en “meros amantes arcaicos de la nostalgia ochentera”.
El crítico se dedicó también a analizar tanto la historia como los procesos por los que ha transitado la cinematografía para su producción a lo largo de las décadas en diversas publicaciones nacionales, incluyendo la revista de cine Intolerancia que fundó hace más de 10 años.
Entre los libros que publicó destacan  El cine mudo mexicano (1983), SEP-Martín Casillas; La década perdida /El cine mexicano de los cincuenta (1985), UAM-Azcapotzalco; No me parezco a nadie. La vida de Pedro Infante (1995), Editorial Clío; Pedro Armendáriz (1996), Editorial Clío; Nuevo cine mexicano” (1997), Editorial Clío y el dedicado a la cinematografía de su natal Chiapas, titulado Al son de la marimba. Chiapas en el cine(2011), Gobierno del Estado de Chiapas.

Implacable con las malas películas y siempre polémico con sus comentarios acerca de alguna producción, Gustavo García dijo en más de una ocasión estar convencido de que la llamada Época de Oro del cine mexicano se terminó con la película El gallo de oro, protagonizada por Ignacio López Tarso, guión en el que colaboró  Carlos Fuentes.
No obstante,  el crítico se mostraba a menudo indulgente con aquellas películas cómicas tanto del pasado como del presente, pues afirmaba ser un convencido de que “la última gran forma de transgresión es la carcajada”.
“El cine es la suma de tantos estímulos del espíritu humano que te lleva a la música, a la literatura, a la estética, a la fotografía e incluso a la política. Durante años las adaptaciones cinematográficas de grandes obras de la literatura hacían que uno comprara la novela de Moby Dick o Farenheith 451. La literatura misma ha quedado muy dividida frente a lo que el cine te puede mostrar”, afirmó en una entrevista.
El catedrático igualmente aseguró en una ocasión que desde los años setenta y ochenta la ficción mexicana en el cine se vio fuertemente depauperada, y que a los estudiantes de cine les hacía falta mucho mundo para contar cosas.
Tendrían que salir al país, eso es todo, salir a las fronteras, y no para hacer solamente un cine de denuncia, sino para crear películas más fuertes en su universalidad, porque hay muchas zonas que describen perfectamente a América Latina, incluso microuniversos. Tan sólo recordar lo que hizo el Indio Fernández conSalón México ¿en qué momento se les fue a los cineastas mexicanos el país? Para mí, cuando comenzaron a ver mucho cine extranjero y dejaron de lado el mexicano”.
Sin embargo, Gustavo García consideró también que muchas veces la realidad ha llegado a afectar la manera como se cuentan las historias en nuestro país.
“Si alguien quiere hacer una película en México donde el héroe sea un policía, pero luego considera que nadie le va a creer por nuestro sistema corrupto, entonces algo está pasando, de ahí la importancia de crear una ficción que supere y altere esa realidad, debemos de entender las claves de Ismael Rodríguez, las claves delIndio Fernández, la manera como supieron vender a México y su riqueza”.
“Hay mucho futuro en el documental –señalaba– es un medio que nos ha mostrado muchas veces desde la indiferencia oficial ante grandes males como las muertas de Juárez, hasta la ineficacia administrativa o judicial como lo vimos en Presunto culpable. Hay muchas maneras de ejercer la crítica, pero volvemos a lo mismo, si las nuevas generaciones de cineastas no tienen un mundo ¿cómo van a criticar ese mundo?”
Gustavo García siempre mostró que antes del cine lo suyo era el sentido del humor, por ello no era casualidad que cada vez que alguien llamaba a su teléfono particular, quien respondía era Homero Simpson.
Es una grabación que tengo desde hace años, pero me pueden dejar recado, no se preocupen, al señor Simpson no se le pasa ninguno”, bromeaba todavía hace unos meses con algunos colegas con quienes compartió una de sus afables charlas.

Información: HBL

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