La vida nocturna de las trabajadoras sexuales de ciudades como Bangkok, Bangladesh, y Reynosa, Tamaulipas, es presentada por el realizador Michael Glawogger en el documental La gloria de las prostitutas, cinta que forma parte de la edición 33 del Foro Internacional de la Cineteca.

Las proyecciones de la cinta alemana se realizarán del 28 de abril al 4 de mayo –horarios y salas en www.cinetecanacional.net–. En los barrios de diferentes ciudades del mundo, conocidos como “zonas rojas”, el realizador se dio a la tarea de recopilar testimonios de las mujeres que viven y laboran.

Los recursos técnicos y narrativos poseen la misma contundencia de los acontecimientos narrados por las protagonistas de la cinta, quienes comparten los detalles de su ocupación, las circunstancias que se dieron en sus vidas para ejercerla y las pocas perspectivas positivas en sus vidas.

Glawogger procura despojar a sus entrevistadas de la lentejuela y los atuendos llamativos que las caracterizan, para dejar frente a la cámara a un conjunto de seres humanos que poseen una mirada descarnada de la vida, sin dejar de asumir otros roles, como madre o esposa, y tener aspiraciones o sueños.

De este modo, el cineasta aborda el tema de la prostitución en tres barrios de países totalmente diferentes entre sí en cuanto a religión, cultura y raza. La primera parte de este recorrido ocurre en The Fishtank, una fría sala en Bangkok, dividida en dos por un cristal que separa a las jóvenes prostitutas de sus potenciales clientes.

Los testimonios en este caso se centran en las vicisitudes que cada una de ellas deben enfrentar para poder mantenerse bellas y así conservar su presencia en el prostíbulo, una competencia que no deja de ser irónica, pues a pesar de sus esfuerzos, son los hombres quienes deciden a quién solicitarán. En tanto, las mujeres no pueden hacer nada frente al paso del tiempo.

El segundo sitio que conoce el espectador en este documental es la Ciudad de la Alegría, un lóbrego laberinto de callejuelas en la ciudad de Faridpur, en Bangladesh, donde a las condiciones se pobreza de la población imperan en este lugar, cuya única oferta de diversión son las mujeres,  quienes al mismo tiempo son admiradas y criticadas.

El último lugar que muestra la cinta de Glawogger se encuentra  en México; el sitio se llama La Zona, un conjunto de casuchas en Ciudad Reynosa, Tamaulipas, donde docenas de jovencitas, incluso niñas –una constante que aparece también en las otras ciudades–, ofrecen sus servicios en medio de calles llenas de lodo, donde lo único que brilla es la belleza de sus pocos años de vida.

Desde luego que en los tres casos, Glawogger deja entrever los tejes y manejes que en cada país debe darse para que este tipo de lugares existan, en un señalamiento de cargos y autoridades de todos los niveles que demuestran cómo la prostitución es un gran negocio para todos, menos para quienes la ejercen.

De sabor agridulce y con momentos de ironía, La gloria de las prostitutas es un documental que ofrece una visión distinta sobre la manera de abordar este tema, para ubicarse así como uno de los más elocuentes filmes que se han hecho sobre el tema.

Información: JRA

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