“La velocidad de un latido promedio equivale a un segundo, la presión sanguínea es nuestro reloj primigenio o verdadero. Por eso existen instantes que duran más que otros, que se ensanchan llegando a minutos, horas, vidas enteras. Tiempos congelados, piensa en eso, piensa en ellos, en uno de los tuyos… Será que antes de morir regresen, será que todos los minutos perdidos vuelvan a cobrar la factura en ese último segundo ¿alguien sabe qué pasa en ese instante? Yo tampoco”.

Así parte la narrativa del montaje escénico Nada siempre, todo nunca, que escrito y dirigido por la becaria del Fonca, Mariana Gándara, versa sobre el tiempo y el intento imposible por frenarlo, y será estrenado el próximo lunes 16 de julio a las 20:00, en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque del Instituto Nacional de Bellas Artes.

“Estamos habitando una sociedad en donde el tiempo dejó de pertenecernos y donde todos sentimos, todo el tiempo, que estamos corriendo de un lado a otro mientras se nos va la vida. Pensamos eso desde la idea de la colectividad que nos permite el teatro, es una obra que trabaja con el convivio”, explicó la directora del proyecto, parte del programa de los laboratorios de investigación escénica del INBA.

Esta fiesta de protesta, presentada por primera vez en abril de 2017 en Bogotá, Colombia, inicia de manera interactiva en el vestíbulo de El Galeón, donde a través de una proyección el público es incitado a la acción por una pared que le habla. Conforme va avanzando la puesta, la participación de los asistentes es cada vez mayor con apoyo de un cuadernillo de ejercicios que permite la interacción y la extensión de la experiencia más allá de los límites teatrales, hasta formar parte de ella.

Resultado de una exhaustiva investigación sobre la precariedad, el desgaste y el cansancio, la puesta, que a lo largo de los 90 minutos hace una serie de intentos para frenar las manecillas del reloj, hecho que por momentos se logra en apariencia, suscita a la reflexión y se convierte en una catarsis, tanto para las actrices como para el público.

Dirigida a todo tipo de público, pero especialmente a los jóvenes de 12 años en adelante, extiende la invitación a congelar el tiempo a los espectadores, de manera de que cuando uno llega a la obra, ésta devela sus intenciones y descubre que uno es parte del plan para lograrlo.

En lo estético, la puesta gira en torno a la precariedad de elementos, basando parte de su discurso en la iluminación y el vestuario, además de poner especial atención en lo corpóreo, ya que ésta tiene como punto de partida el cansancio y el desgaste físico de siete mujeres, quienes intentan lo imposible para contrarrestar la presión de una sociedad “organizada en una constante vorágine donde nuestro tiempo no nos pertenece”, explicó la también autora y directora de Nadie pertenece aquí más que tú (2010) y Arrecife en tercera dimensión (2014).

Con el tiempo como eje temático, a partir del cual se hilvanan una serie de acciones, reflexiones e imágenes, para construir escenas y permitir al público ir alimentando gran parte de la puesta. Es un convivio escénico interactivo donde los asistentes se convierten en creadores y colaboradores de la experiencia colectiva.

El Colectivo Macramé es un grupo interdisciplinario que trabaja simultáneamente en México y Suiza, con el  objetivo de inventar nuevas formas de juego y experimentación. Está conformado por Ana Valeria Becerril, Alma Gutiérrez, Aura Arreola, Regina Flores Ribot, Mariana Villegas, Abril Pinedo y Miriam Romero.                                                  

Nada siempre, todo nunca ofrecerá temporada del 16 de julio al 18 de septiembre, los lunes y martes, a las 20:00, en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, ubicado en Paseo de la Reforma y Campo Marte, colonia Chapultepec Polanco, Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México.

Información: FAC

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