El muralismo es un movimiento que ha despertado gran interés por parte de historiadores, investigadores, así como de artistas plásticos y visuales, debido a la influencia que tiene en todo el mundo al mostrar, de manera abierta y pública, diversos apartados de nuestra historia, de nuestros orígenes, de nuestra vida y de nuestra esencia.

Con el propósito de revalorar la importancia del muralismo como objeto de estudio, el miércoles 6 de agosto se llevó a cabo el Foro Internacional de Muralismo. El reto de los muralistas ante el siglo XXI, en la que se contó con la presencia del director general del Centro Nacional para la Cultura y las Artes (Cenart), Ricardo Calderón; Carlos Guevara Meza, director del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap); Jorge Gutiérrez Vázquez, subdirector general de Educación e Investigación Artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y Guillermina Guadarrama, coordinadora del foro e investigadora del Cenidiap.

El evento, organizado por el Cenidiap en el marco de su 30 aniversario, es gratuito y está dirigido al público en general, cuenta con la participación de 30 artistas e investigadores nacionales e internacionales.

En opinión de Carlos Guevara, director del Cenidiap, el muralismo no se quedó en los años treinta o cuarenta, sino que se trata de un movimiento que continuó y sigue plasmándose con diversas técnicas, materiales y diversas intencionalidades, tanto en México como en otros países, sobre todo de América Latina, donde se recibió la influencia de los grandes del muralismo mexicano, pero también por sus propias necesidades.

En virtud de que el Cenidiap cuenta con información desde sus principios hasta lo más actual, se invitó a jóvenes grafiteros, la cual es considerada “una forma expresiva de grupos sociales, en muchos casos en muy alta calidad estética y, sobre todo, con estas connotaciones de construcción política y construcción social”, afirmó Guevara Meza.  La diferencia con el muralismo del siglo pasado es que estas obras no están en sitios públicos, en escuelas o en otros recintos emblemáticos.

En su oportunidad, Guillermina Guadarrama consideró importante distinguir en el siglo XXI las nuevas propuestas muralistas, tanto de las viejas generaciones como de las nuevas, por lo cual se espera reanimar el interés en investigaciones y estudios de las nuevas formas de muralismo.

Mientras que Jorge Gutiérrez Vázquez, con la representación de María Cristina García Cepeda, directora general del INBA, refirió que “hoy en día se ve con cierto asombro y beneplácito que los jóvenes pintores, escultores, artistas plásticos y visuales, reivindiquen el muralismo y lo están retomando como medio de expresión, llamándose a sí mismos muraleros”.

De esta forma se dio por inaugurado el Foro Internacional de Muralismo. El reto de los muralistas ante el siglo XXI, el cual está estructurado en cinco mesas temáticas que permitirán dimensionar con mayores herramientas los nuevos derroteros del muralismo y adentrarán al público en aspectos tan importantes como el de la restauración y conservación de este valiosísimo patrimonio cultural.

El miércoles 5 de agosto se ofrecieron tres mesas: Los maestros; Experiencias e irradiaciones y Nuevas experiencias,  mientras que para el jueves 6 de agosto se presentarán Vientos de cambio. La diversidad en el siglo XXI y Custodia y conservación del patrimonio.

Los maestros

Con la participación de artistas que vivieron el auge de este género, como Rina Lazo, Arturo García Bustos, Adolfo Mexiac y Arturo Estrada, quienes fueron discípulos de Diego Rivera, Frida Kahlo y José Clemente Orozco, el Foro Internacional de Muralismo. El reto de los muralistas ante el siglo XXI, busca el diálogo entre los productores artísticos, sobre el papel que ha desempeñado el muralismo en la historia y cuál debe ser su función actual, las temáticas a representar y los problemas a los que se han enfrentado en el momento de sus creaciones.

Con la presencia de estos artistas, el público conoció la aventura de vida de cada uno a través de los muros y de su obra plástica, pues fueron parte del inicio del movimiento mexicano, incluso de los años veinte, época en la que conocieron y colaboraron con los artistas de aquella etapa.

Originaria de Guatemala, Rina Lazo se trasladó a México en 1942, año cuando obtuvo una beca debido a sus cualidades artísticas para continuar sus estudios en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. La reconocida artista trabajó con Diego Rivera en diversos murales a partir de 1946, cuando fue seleccionada para ayudar al pintor en la elaboración del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, ubicado en el Hotel del Prado de la Ciudad de México; otro de los murales en los que colaboró fueGloriosa Victoria, donde el pintor plasmó el retrato de la pintora.

Rina Lazo expresó su satisfacción por la realización de este foro´, ya que ofrece la oportunidad de hablar de la necesidad de este género en todos los países, pero especialmente en México, ya que hoy en día las escuelas no difunden esta rama del arte y no le dan importancia a esta área tan trascendente y valiosa de la expresión artística, como es el muralismo.

La artista narró algunas de sus experiencias con Diego Rivera, con quien trabajó en los murales del Hospital de La Raza; en El Cárcamo del Río LermaLa Gloriosa Victoria, en el Estadio Olímpico Universitario, es decir, en todas las obras que hizo de 1947 a 1957, “fueron 10 años de experiencia maravillosa que marcó toda mi carrera artística”, subrayó Rina Lazo.

Puntualizó que mantener el espíritu nacionalista, combativo y de denuncia, es lo que su obra mural busca aportar a las nuevas generaciones y ante la embestida de la globalización, consideró que el reto para este siglo XXI es “contribuir como artista plástico en el rescate y defensa de nuestras tradiciones, de nuestras raíces ancestrales, de nuestro patrimonio cultural, lo cual nos hace sentirnos orgullosos ante el mundo”.

La artista es actualmente integrante del Consejo del Salón de la Plástica Mexicana del INBA y trabaja en el mural El inframundo de los mayas.

Mientras que Arturo García Bustos nació en la Ciudad de México en 1926 y fue discípulo de Frida Kahlo, con quien pintó sus primeros murales; en 1945 ingresó al Taller de Gráfica Popular y es miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana del INBA.

Comentó que se sintió atraído por el muralismo desde su niñez, la cual transcurrió en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde observó cómo José Clemente Orozco pintó los frescos de la Iglesia de Jesús.

El trabajo pictórico de García Bustos se ha desarrollado en dos corrientes, la pintura mural y en el grabado de sentido social. Indicó que en su obra plástica ha continuado la ruta del muralismo que seguirá vivo, ya que es una gran aportación que México dio a la cultura universal en los años veinte del siglo pasado.

En su participación, el artista señaló que si bien el muralismo fue iniciado por sus maestros, seguirá adelante mientras haya movimientos sociales, hechos históricos, descubrimientos científicos y tecnológicos, e ideas que tengan que ser difundidas. “Hay muchos muros y los artistas los vamos buscando, encontrando y enamorándonos de esos espacios, ojalá que este sea el siglo en que México vuelva a ser ese México tan profundamente decorado que nos heredaron las culturas prehispánicas”, precisó Arturo García.

Por su parte, Arturo Estrada, artista plástico de 90 años de edad, declaró que su vocación fue alentada por personajes como Raúl Anguiano, Frida Kahlo y Diego Rivera, con quienes aprendió la disciplina y con quienes compartió igualmente el interés por tomar a México como modelo en su pintura social.

Colaboró con Juan O’Gorman, Diego Rivera y José Clemente Orozco en diversas obras. Entre sus trabajos muralistas se cuenta con el mosaico de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas con el tema Sol de aire; en la estación Centro Médico realizó el tema de la medicina tradicional y contemporánea, por mencionar algunas obras; ha expuesto en diferentes museos y galerías, y fue director de La Esmeralda entre 1983 y 1985.

Afirmó que el pintor debe estar consciente de la contribución de su imagen pictórica para conmover y despertar interés en el mundo, para lo cual advirtió hay que ser muy observador.

En su oportunidad, Adolfo Mexiac, originario de Michoacán, conoció los primeros secretos de la pintura en la Escuela Popular de Bellas Artes de Morelia, donde permaneció cuatro años, para después dirigirse a la Ciudad de México e ingresar a San Carlos y a La Esmeralda.

En 1961 tuvo la primera oportunidad de subirse a los andamios para realizar un mural efímero para la Feria del Libro; en 1964 realizó el mural La ayuda del hombre por el hombre, en el Instituto Nacional de Ecología (INE) sobre un bastidor metálico preparado por indicaciones de Luis Nishizawa.

De esta forma, los muralistas expusieron sus experiencias y contribuciones de este movimiento en la historia, con el propósito de exhortar tanto a las instituciones educativas y a los jóvenes artistas a la creación de pinturas murales y el rescate de esta disciplina.

Información: GVG

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