Antonio Malpica descubrió, casi de manera accidental, el gusto por la escritura, cuando siendo aún estudiante de ingeniería, escribió, junto con su hermano Javier, la obra de teatro De dios al mundo. “Todo empezó como un juego porque a esa edad puedes hacerlo todo, puedes conquistarlo todo y  escribimos esa obra de teatro, la montamos, la representamos, para papás, hermanos, amigos y nos encantó la experiencia y sin que abandonásemos nuestras respectivas carreras; seguimos con la escritura, principalmente con la dramaturgia y haciendo teatro.

“Poco a poco nos dimos cuenta que eso nos llenaba más el espíritu que nuestras carreras y seguimos escribiendo hasta que llegamos luego a la prosa, la novela, el cuento y finalmente a la literatura infantil, que es a lo que casi me dedico ahora de tiempo completo”.

Antonio Malpica nació en la Ciudad de México, es escritor y dramaturgo; se define como un contador de historias y a la fecha lo mismo es autor de libros para niños pequeños, que de novelas juveniles, novelas para adultos, obras de teatro y autor de álbum ilustrado.

“Hay quienes me han dicho que no pueden creer que el que escribió Siete esqueletos decapitados sea el mismo que publicó Por el color del trigo, por ejemplo, porque son libros diametralmente opuestos, pero sí escritos por la misma persona; pero eso tiene que ver con que a mí me parece que las dos historias valen la pena para ser contadas, pero cada historia requiere de una forma distinta de narrarse, y yo creo que un autor que se autoencasilla o se autodefine en un estilo, corre el riesgo de no poder contar ciertas historias porque no le tocan a él y desde un principio dije, ‘me voy a poner al servicio de las historias’”.

Autor de Querido tigre Quezada, Ver pasar los patos, Diario de guerra del coronel Mejía Un viejo gato gris mirando por la ventana, entre muchos otros títulos, Antonio Malpica, en entrevista relata que escribir para niños fue un hallazgo, cuando hizo, para concurso, el libro Las mejores alas.  “Esa libertad creativa cuando la descubres en la literatura infantil es soberbia, porque en la literatura infantil puedes hacer saltar un conejo de cualquier sombrero, puedes hacer que aparezca un dragón en la página dos, puedes hacer que los perros hablen, que las vacas vuelen y los niños usualmente no sólo no lo lamentan sino que lo celebran, lo agradecen. Eso me soltó las amarras por completo.

Es un poco también la satisfacción de saber que estás labrando un caminito para ellos; siempre he dicho que la labor y la promoción lectora que hacemos los autores es la más divertida, pero también a  veces  la más difícil, que es crear historias que atrapen a los chicos para que esos primeros libros que toman en sus manos los hagan quedarse en la lectura, para que algún día, cuando crezcan en sus gustos y sus preferencias lleguen a todos esos libros que ahora nosotros como grandes disfrutamos”.

Antonio Malpica ha recibido, entre muchas otras distinciones, el Premio Nacional de Novela Emilio Rabasa, Premio de Novela Breve Rosario Castellanos, Premio Nacional de Obra de Teatro para Niños, Premio Nacional de Novela Negra, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Castillo de la lectura, Premio Gran Angular, Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca.

Asegura que no fue un niño lector pero que hallazgos afortunados trazaron su vocación. “No leía o leía lo que me obligaban a leer, no era yo un chico lector realmente. Yo llegué a las letras hasta los 12 años más o menos y gracias a que un bibliotecario me puso en las manos los libros de Emilio Salgari y ahí fue donde empecé y que me llamara la atención la escritura a lo largo de mi vida lectora, tampoco, porque la descubrí incluso cuando ya era lector. Como cuando te atreves a pararte a bailar porque según tú eres malo para bailar, hasta que me paré a bailar, vi que era maravilloso, que me divertía mucho, que no me salía tan mal y me seguí por ese lado”.

Desde hace años, Antonio Malpica es fiel a un método para escribir y a algunas “manías”, como él mismo señala: “escribo en el estudio que tengo ahí en la azotea y una de mis manías es no contar con Internet allá arriba porque me parece una total distracción, incluso si puedo apago el teléfono, porque sé que mi familia está aquí, de pronto lo apago y ya sé que si me necesitan me echan un grito o suben. A lo mejor la manía sí de estar lo más a solas que pueda. Planifico mucho las cosas, por ejemplo, en lo más breve, planifico mucho las historias que quiero contar y me tardo bastante en atacarlas, es decir, de entrarles, porque me parece que la historia es tan fundamental que necesito saberla yo de principio a fin, de inicio o de arranque a desenlace antes de siquiera teclear las primeras dos líneas”.

Su libro más reciente, Al final las palabras, publicado este año por el Fondo de Cultura Económica, “es una historia dentro de la  Historia, con hache mayúscula que escribí como una especie de necesidad de llamar la atención sobre lo que va quedando atrás cuando nos va comiendo el tiempo. Y el título tiene mucho que ver con que de pronto la historia que nos alcanza en los registros históricos o hasta de boca en boca, tiene mucho que ver con eso, con las palabras, alguien te puede contar que en tal esquina ocurrió equis cosa y como no hay otro registro más que las palabras para nosotros eso ya es verdad, del mismo modo que cuando tomamos un libro y lo leemos para nosotros eso en verdad está ocurriendo”.

Al final las palabras es una historia contada en tres épocas diferentes que se conectan entre sí. “Me di cuenta que lo quería contar en esos tres tiempos, que no sólo era una novela histórica, sino una novela como de retrospección, una novela en donde de una época te remite a otra y de la época contemporánea a esas otras dos con un cierto aire de nostalgia y de cierto aprendizaje, de reflexión de quiénes somos, cómo estamos constituidos. Hay un momento en que los mismos personajes hacen el apunte de que probablemente todos estemos conformados de palabras y cuando eres un personaje eso puede ser muy trágico”.

Actualmente Antonio Malpica escribe una novela juvenil de la que no revela más detalle que será una historia con humor.

Información: NDT

Documentos

Descarga el Kit de prensa

 

Multimedia

Puedes descargar el video