Con la poesía del literato egipcio Constantino Cavafis como prólogo, dio inicio la metáfora coreográfica estrenada la noche de este martes en el máximo recinto cultural de nuestro país. La compañía independiente Contempodanza, bajo la dirección de su fundadora Cecilia Lugo, ofreció una gran velada dancística con la travesía como protagonista, y en la que el fin no es el destino, sino el viaje mismo.

Como parte de la Temporada de Danza 2018 del INBA, la agrupación, que ya ha sido merecedora al apoyo México en Escena en cuatro ocasiones, presentó su más reciente puesta, Ítaca… el viaje, una representación coreográfica sobre el camino de la vida y la belleza de lo vivido. Montaje dancístico de gran teatralidad que cuenta con la participación de un actor y 9 bailarines en escena, quienes llevaron al público por el largo pero enriquecedor viaje que Ulises emprendiera desde Troya hasta la isla que lo vio nacer.

Con el lenguaje poético singular que caracteriza a la compañía, encabezada por la seis veces parte del Sistema Nacional de Creadores Artísticos del Fonca, la nueva producción está dividida en cuatro travesías, cada una de las cuales llevaron de la mano a los asistentes por el viaje, mediante coreografías inspiradas profundamente en el poema Viaje a Ítaca de Cavafis, acompañadas por el interesante diseño sonoro de Joaquín López Chas.

La puesta, cargada de referencias simbólicas del gran poema épico de Homero, La Odisea, comenzó con “El Mito”, el primer momento escénico formal de la obra, que fue acompañado por música persa de la agrupación de Daal Band, creando un atmósfera muy especial y situando a la acción justo en el área geográfica donde se encontraba Troya, mientras los bailarines representan con perfección en movimiento y pulida técnica, los inicios de las aventuras de Ulises en el Mediterráneo, destacando su encuentro con las sirenas, que se cuenta más como un acto de seducción y amor.

Con gran teatralidad y los ingeniosos y dinámicos recursos escenográficos de Aurelio Palomino, quien también estuvo a cargo del simbólico vestuario, la travesía continuó con “La Espera”, que ambientada con la música del iraní Kayhan Kalhor, da un giro hacia Penélope, quien pacientemente aguarda a su esposo, el rey, que luego de 20 años regresará a su lado; cuatro bailarinas encarnan la tristeza y esperanza con dinámicas corporales e influencias de la danza clásica, haciendo también uso del objeto como recurso, en este caso emulando bancos o sillas, donde la espera se vuelve más llevadera.

En “Tiempo de Verano”, los artistas retoman con danza y cuerpos cansados en apariencia, el concepto del viaje, haciendo uso de pesadas maletas en lo que pasa de ser un largo éxodo a una aventura de gozo, dictada por los movimientos cada vez más ágiles, siguiendo a la composición de la catalana María del Mar Bonet, basada en música popular de las islas mediterráneas, acercando a los asistentes cada vez más a Ítaca.

Finalmente, en “Travesías de Humo/El Exilio” se da el reencuentro de la pareja luego de 20 años, con danzas que van de lo solemne a lo acrobático, cargadas de un histrionismo que va de la alegría a la nostalgia, donde nuevamente aparece el uso del objeto; esta vez son barcos de papel en movimiento, lo que da una maravillosa estética al acto, acompañado por música tradicional armenia de Silk Road Journeys.

La velada culminó con los aplausos del público satisfecho, luego de los cuatro momentos escénicos, que en su conjunto brindaron una visión de la gran metáfora existencial de la vida.

Contempodanza, sus obras e integrantes, han recibido numerosos reconocimientos por su trayectoria artística y para estímulo de la continuidad de su trabajo, en el marco de festivales como el Internacional de Danza Contemporánea y el Concurso de Jazz El Galardón.

Información: FAC

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