Los mercenarios pagados por la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés), lamentaron el resto de su vida el haber ejecutado y filmado el cadáver del revolucionario Ernesto Che Guevara en Bolivia, pues cada imagen, cada fotograma, lo hacía lucir como un Cristo moderno después del vía crucis.

Aquellas imágenes dieron la vuelta al mundo y a lo largo de las décadas inspiraron cuadros pictóricos, canciones, escritos, incluyendo obras de teatro, de entre ellas 36 horas. Cuenta abajo, del dramaturgo José Rivera, quien a su vez inspiró al director Otto Minera, para montar y estrenar en el Centro Cultural Helénico  esta propuesta escénica que trasciende sin duda la cuarta pared y provoca que cada espectador, sin importar su origen o su género, se transforme en un Che Guevara y tome conciencia del esfuerzo, sacrificio, pasión y muerte en los que se cimenta nuestra modernidad.

“La guerra mi coyón, transformar todo y a todos a mi alrededor”, espeta un Ernesto Guevara, interpretado por el actor Juan Valero, ante las preguntas que le formulan en sus interrogatorios, pero al mismo tiempo el público escucha su verdadera voz, la íntima, en las charlas que sostiene con Julia Cortés, una maestra de una escuela rural del poblado boliviano de La Higuera.

En conferencia de prensa, el director Otto Minera celebró que el  dramaturgo José Rivera se tomara la licencia de incluir este personaje que permite no sólo conocer los sentimientos más profundos de Guevara con respeto a las ideologías y la revolución, sino que inteligentemente la maestra es la embajadora de cada persona que ha imaginado entablar una charla con el icónico revolucionario.

Minera afirmó que este montaje cumple con el propósito que se plateó todo el equipo involucrado desde un principio: mostrar a un Ernesto Guevara humano, alejado de las exaltaciones de semidiós, de héroe, de ícono de una generación y por el contrario, retratar ese lado mortal, reflexivo que a través de su interlocutora brinda un manifiesto no sólo de lo que persiguió en vida sino de sus creencias más personales y profundas.

Lamentó que la obra de Rivera sea casi desconocida en América Latina, y que no se le reconozca como uno de los autores que más puentes ha tendido con el público sajón para la comprensión de nuestra idiosincrasia y multiculturalidad.

En el elenco figuran además de Juan Valero, Anilú Pardo, Carmen Mastache, Edgardo González, Josué Aguilar y Alejandro Gama.

Durante la función para los medios de comunicación se pudo constatar que el ambiente claustrofóbico y sofocante que el dramaturgo José rivera plasmó en su texto, fue hábilmente reproducido en el Foro La Gruta. En la escenografía de un salón de clases con un pizarrón donde con gis se conjuga el verbo huir, Ernesto Guevara parece abrir un portal en el tiempo para comunicar su desolación después de las constantes torturas físicas y sicológicas a las que fue sometido por sus captores.

Juan Valero confesó que comprender la sicología de un personaje tan presente en nuestra cultura en los últimos 50 años fue un reto y al mismo tiempo un aprendizaje por las motivaciones tan complejas que seguía Guevara tanto en su vida pública como privada, si es que puede hablarse en esos términos.

No obstante, a diferencia de otros libros, películas y obras de teatro que retratan a un Che en sus primeros años de vida o en sus tiempos más controvertidos al frente de la revolución cubana, en esta obra, Valero tiene que encarnar a un Ernesto Guevara en el ocaso, en esos últimos respiros y suspiros por lo que ha sido su lucha y al mismo tiempo la confrontación sobre lo que será su legado.

Otto Minera afirmó que el comprender el pensamiento de un revolucionario como Guevara a un nivel más cercano y en una intimidad que sólo puede brindar el diálogo con alguien alejada de su contexto como lo es la maestra Cortés, permite a las nuevas generaciones conectarse con esas utopías que dieron pie a los mayores movimientos sociales del siglo XX.

“Una obra para los jóvenes y para quienes han vivido los cambios sociales y culturales de nuestro tiempo”, concluyó Minera.

36 horas. Cuenta abajo se presenta hasta el 16 de septiembre en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.

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