En nuestro país, las normas de eficiencia energética (NOM-ENER), incorporan, entre otros conceptos: las especificaciones a cumplir, como el consumo máximo o la eficiencia mínima, así como el método de prueba para determinar el cumplimiento de dichas especificaciones; la información comercial que será incluida en el marcado o etiquetado y el procedimiento para evaluar la conformidad de los productos o sistemas sujetos al cumplimiento de las normas.

La decisión de incluir la etiqueta, desde los inicios de la normalización de eficiencia energética, se basó en la importancia de informar al usuario final sobre el consumo o eficiencia de los productos, para que este pueda comparar entre equipos de diferentes marcas y elegir el que ofrezca un mejor desempeño energético.

A la fecha, la Conuee cuenta con 32 NOM-ENER vigentes, de las cuales dieciséis incluyen etiquetado de eficiencia energética.

Cuando adquirimos un electrodoméstico, como un refrigerador, una lavadora, un calentador de agua, estufa o un acondicionador de aire, la etiqueta debe estar en un lugar visible y fácil de reconocer.

Por lo general, la etiqueta se encuentra adherida y/o exhibida en la parte frontal de los productos, cuando estos se exhiben en el punto de venta, y deben conservarse hasta que sean adquiridos por los usuarios finales.

De los datos que contiene la etiqueta, lo que resalta a simple vista es el consumo de energía o la eficiencia del producto; sin embargo, se incluye información adicional que resulta importante para una mejor decisión de compra, misma que se muestra a continuación:

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