Los antecedentes de la acuacultura en México se remontan con la Ciprinicultura a mediados del siglo XIX, introduciendo la especie Cyprinus carpio communis o carpa común, que llegó desde Europa.

Sin embargo, la carpa tiene origen asiático y en 1979 llegaron procedentes de la República Popular de China la carpa (Megalobrama amblycephala), la carpa negra (Mylopharyngodon piceus) y la carpa cabezona (Aristichthys nobilis).

Esta especie de cuerpo robusto y comprimido con escamas grandes y gruesas, actualmente se encuentra distribuida en lagos y embalses de casi todo el territorio nacional, pero principalmente se cultiva en alrededor de 146 granjas acuícolas de los estados de Coahuila, Durango, Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Hidalgo, Veracruz y Estado de México, entidades en donde el clima es de templado a frío y con altitudes por arriba de los 1,200 metros hasta los 2,400 metros sobre el nivel del mar.

En valor de producción la carpa genera 361.2 millones de pesos al sector pesquero y acuícola nacional, de los cuales 239 mdp provienen sólo de la acuacultura, esto gracias al valor agregado del producto que se presenta entero, fresco, congelado y/o eviscerado.

La carpa es un pescado que debe almacenarse a temperaturas menores de 5 grados centígrados para conservarlo en óptimas condiciones para su consumo.

Por lo anterior se considera que la carpa es un producto fresco, nutritivo y que se encuentra al alcance de millones de consumidores.