Los principales ríos del mundo, desde el Amazonas y hasta el Nilo, nacen en las montañas. Y una de cada dos personas del mundo dependen, de alguna forma, del agua derivada de los escurrimientos de las montañas, ya sea para beber, obtener energía o para alimentarse.
Las montañas juegan un papel importante en el ciclo hidrológico porque sirven como barrera natural al cortar el aire que circula por el planeta. Esto lo obliga a elevarse a la troposfera, donde se condensa formando nubes que a su vez generan precipitaciones como lluvia y nieve.
Es precisamente en estas elevaciones orográficas donde se almacena agua en forma de nieve y hielo, que posteriormente se derrite cuando sube la temperatura terrestre. Cuando el agua escurre de las montañas, el caudal es drenado hacia el mar o los lagos por medio de un río. A este sistema natural se le conoce como cuenca hidrológica.
Una misma cuenca hidrológica puede atravesar varias ciudades y países, por lo que en diferentes partes del mundo se ha implementado la administración del agua por medio de los Organismos de Cuenca. Nuestro país cuenta con 26 Consejos de Cuenca.
La Red Internacional de Organismos de Cuenca (RIOC) es un organismo mundial que tiene como objetivo desarrollar relaciones permanentes entre los organismos interesados por una gestión global de los recursos hídricos en cuencas hidrográficas, y favorecer entre sí el intercambio de información. Esta entidad actualmente, y hasta 2019, es presidida por México a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La gestión del agua por cuencas, como la que se realiza en nuestro país, implica la participación de quienes comparten el recurso dentro de dicho ámbito territorial. Debido a la existencia de cuencas compartidas entre México y los países colindantes, se han conformado diversos tratados internacionales.
La Conagua tiene la misión de fortalecer la gestión integrada y sustentable del agua, para ello una de las estrategias es ordenar y regular los usos del agua en cuencas y acuíferos.