El clima juega un papel muy importante en las enfermedades causadas por vectores como los mosquitos, las garrapatas, las pulgas, las moscas y otros insectos. Estos vectores de sangre fría son extremadamente sensibles a los efectos directos del clima, ya que influyen en su comportamiento, desarrollo y reproducción. Si el Cambio Climático mejora la longevidad, aumenta la reproducción o altera sus rangos de distribución, se incrementa la frecuencia de piquetes a la población, lo que representa un aumento en la cantidad de personas afectadas.

El aumento de temperatura no es el único causante del incremento en las infecciones transmitidas por vectores, también las inundaciones y las sequías permiten condiciones adecuadas para el desarrollo de insectos; por ejemplo, tras un período de lluvia torrencial o después de una inundación, el agua queda estancada formando charcos que son incubadoras ideales para mosquitos.

Un cambio en la distribución de los agentes infecciosos y sus portadores pueden ser los primeros signos de una amenaza debida al Cambio Climático.