Si la historia del hombre, como lo proyecta Emmanuel Kant, es su destino, el doctor Roberto Meli Piralla, a través de su productivo ejercicio profesional y compromiso social, se encuentra inmerso en una historia, en la cual ha dejado importantes legados que configuran parte de la ingeniería civil contemporánea.

Roberto Meli llegó a México en 1957, a cursar la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

No estoy seguro de que infancia sea destino, como decía Freud, pero, en definitiva, deja marcas importantes. El haber nacido y vivido en Roma, rodeado de edificios históricos, marcó mi gusto por ellos. Cuando llegué a México y viví en la calle Independencia, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, lo comprobé.

Llegué a México por circunstancias ajenas a mí, porque mi papá se dedicaba a la hotelería y en ese entonces fue contratado para trabajar en el hotel Del Prado, que se iba a inaugurar. Sí, el mismo que por el sismo del 85 se dañó a tal grado que tuvo que ser demolido.

Antes de salir de Italia, no estaba convencido de estudiar Ingeniería Civil, aunque lo contemplaba, pero también me atraían las ciencias sociales. De hecho estudié el bachillerato con orientación a sociales.

En 1967, el doctor Roberto Meli ingresó como investigador al Instituto de Ingeniería de la UNAM y, desde entonces, ha permanecido ligado a él. Recientemente se ha dedicado, sobre todo, al estudio de la conservación y rehabilitación de edificaciones históricas.

Lo que esencialmente me interesa conocer es cómo funcionan los edificios históricos y entender por qué tienen los daños que presentan. En la Ciudad de México, el problema principal para ellos no son tanto los sismos, sino los hundimientos, los cuales los distorsionan. De esta forma, lo que se busca es cómo hacer que se defienda mejor este tipo de edificación para reducir su vulnerabilidad.

Principalmente nos hemos dedicado a la evaluación y a la rehabilitación de edificios históricos propiedad de la UNAM, en el Centro Histórico, como el ex templo de San Agustín que por mucho tiempo albergó a la Biblioteca Nacional. También hemos participado en un buen número de otros proyectos de restauración en la ciudad de México y en otras ciudades. Particularmente importante fue el de la Catedral de México.

El doctor Meli ha participado como asesor o miembro activo de la mayor parte de los grupos que trabajan en el desarrollo y publicación de normas constructivas. También ha sido precursor y líder mundial en diversas áreas de estudio, como el comportamiento de las estructuras de concreto y mampostería y el desarrollo de criterios para diseño ante efectos de sismo y viento.

En el 2011 obtuvo el Premio Nacional de Ingeniería Civil. La distinción, otorgada de manera bienal por el Colegio de Ingenieros Civiles de México, se le concedió de manera unánime por el jurado y fue entregada en la ceremonia inaugural del XXVI Congreso Nacional de Ingeniería Civil

Sismo de 1985

El doctor Meli coordinó los trabajos para evaluar los efectos del sismo de 1985 sobre las estructuras de la Ciudad de México, que incluyó aspectos tales como identificar las relaciones que hay entre las características de los edificios y los niveles de daño experimentados, y evaluar las fortalezas y debilidades de las normas de diseño estructural y de construcción.

Aquella mañana del 19 de septiembre de 1985 desayunaba en casa con mi familia, cuando sentí el movimiento del sismo. En ese tiempo yo vivía en la parte alta de las Águilas, y aunque sentí el movimiento fuerte, no pensé en las consecuencias que éste iba a tener en la Ciudad de México.

Después de que llevé a mis hijos a la escuela vine a la oficina, aquí al Instituto de Ingeniería de la UNAM, y a lo largo del día me fui enterando de los efectos y de los daños que había dejado en la infraestructura.

Por ello surgió una actividad muy intensa. Nos organizamos en una serie de brigadas integradas por estudiantes y becarios de posgrado de Ingeniería de la UNAM y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), para inspeccionar los edificios de las distintas zonas del centro que habían resultado con daños

Tras largos trabajos, en pocas semanas emitimos un informe detallado y completo que sirvió como punto de partida para que más adelante se hicieran estudios más específicos sobre los edificios, desde el punto de vista de seguridad y comportamiento ante los sismos.

Los edificios que más llamaron la atención fueron los de la Unidad familiar Tlatelolco, que tuvieron muchos daños porque el movimiento fue particularmente severo para edificios de altura media alta y por otra parte tenían una cimentación con cierta inclinación, debido al asentamiento.

Su paso por el CENAPRED

Desde 1988 el doctor Meli trabajó en el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) como coordinador del área de investigación y desde 1994 hasta el 2000 fue su director general.

En esos cinco años en que fui director me tocó vivir la emergencia de la posible erupción del volcán Popocatépetl. Yo entré en noviembre de 1994 y en seguida inició la emergencia. Fueron días estresantes de tomar decisiones sobre el nivel de alerta que había que dar a las autoridades y a la población y aclarar dudas y hablar con medios de comunicación. Había quienes se acercaban y aseguraban saber cuándo el volcán iba a hacer erupción.

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