Cuando el 17 de octubre de 1953 se concedió a la mujer mexicana el derecho al voto y a ser votada a cargos de elección popular en México, se había llevado a cabo un largo proceso que inició hacia fines del siglo XIX, entre 1884 y 1887, la revista “Violetas del Anáhuac” demanda el derecho al sufragio femenino.

Durante esa lucha, las mujeres participaron activamente en diversos momentos históricos donde resaltó su presencia social y política: en 1910 el club femenil antirreeleccionista “Las Hijas de Cuauhtémoc”, se unen a Madero en su movimiento hacia la presidencia, y poco después, se realiza el Primer Congreso Feminista, uno de cuyos acuerdos más importantes fue demandar el voto ciudadano a las mujeres, exigencia que en su momento no resultó efectiva.

El 13 de enero de 1916 se realizó el primer Congreso Feminista, impulsado por el general Salvador Alvarado, gobernador de Yucatán, en el que uno de los principales acuerdos a los que se llegó fue demandar que se otorgara el voto a las mujeres.

Sin embargo, durante el Constituyente Permanente en 1917, se reconoció la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, al expresar que “a trabajo igual corresponde salario igual, sin distinción de sexos”.

En 1923 al realizarse el Primer Congreso Nacional Feminista, auspiciado por la Liga Panamericana de Mujeres, se levantó la voz para que la mujer pudiera obtener el derecho a ser elegida a cargos administrativos, así como para que se promulgara un decreto de igualdad política y de representación parlamentaria para ese sector social.

El 13 de julio de ese mismo año, el gobernador de San Luis Potosí, Aurelio Manrique, expidió un decreto que concedía derecho a votar y ser votadas a las mujeres potosinas en elecciones municipales, mismo que fue suprimido al año siguiente.

Pocos meses antes en Yucatán, fueron electas tres mujeres para diputadas: Raquel Dzib, Beatriz Peniche de Ponce y Elvia Carrillo Puerto, además de que Rosa Torre venció en elecciones para regidora del ayuntamiento de Mérida. Elvia Carrillo tuvo que renunciar a su cargo por amenazas de muerte. Se trasladó a San Luis Potosí donde tiempo después volvió a ganar una diputación que no le fue reconocida por el Colegio Electoral.

Durante la administración de Lázaro Cárdenas, el Congreso de la Unión aprobó una iniciativa que otorgó el derecho al voto a la mujer y a aspirar a cargos de elección popular, pero sería hasta el gobierno de Miguel Alemán cuando se publicó en 1947 la reforma al artículo 115 constitucional, que dio derecho a las mujeres a votar en elecciones municipales.

En diciembre de 1952, el presidente Adolfo Ruiz Cortines envió al Congreso una iniciativa con reformas constitucionales cuyo proceso había dejado inconcluso Lázaro Cárdenas, la cual es aprobada por el Senado en septiembre de 1953. El 17 de octubre de ese año se publicaron en el Diario Oficial de la Federal las reformas al artículo 34 constitucional, y las modificaciones al 115 constitucional que otorgan los derechos ya mencionados a la mujer.

De esta forma, en los procesos electorales del 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas pudieron hacer efectivo su voto por primera vez en elecciones federales para elegir a los candidatos que conformarían la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión.