La ciencia ha logrado establecer nuevos paradigmas de desarrollo, con formas asertivas de intervención sobre las condiciones económicas y sociales de los países, a través de procesos de cambio acelerados. Los avances científicos repercuten en la vida cotidiana cuando los descubrimientos de los investigadores se vuelven parte de los insumos, productos e instrumentos de uso común de la gente.

Por ejemplo, para el sector aeronáutico y aeroportuario, los logros científicos en los biocombustibles de aviación han generado una serie de transformaciones en las aeronaves y sus motores; en la producción agrícola que no compite con la alimentación y por ende la riqueza del campo; en la refinación y suministro de nuevos combustibles fuera de la economía del petróleo, así como en la ampliación de posibilidades de apoyo, tanto a las acciones para frenar el cambio climático, como a la protección del medio ambiente en el mundo.



La ciencia detona el desarrollo de nuevas tecnologías; por ello, las aportaciones del Fondo Sectorial de Investigación para el Desarrollo Aeroportuario y la Navegación Aérea se han vuelto el motor de apoyo a inventivas de mexicanos comprometidos con la adaptación, creación y multiplicación de cambios tecnológicos impulsados conjuntamente por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y Aeropuertos y Servicios Auxiliares.

La ciencia, la tecnología y la innovación del futuro inmediato sólo pueden entenderse y sustentarse en una visión clara, la cual se piense e impulse desde la convicción de energías alternativas denominadas limpias, una mayor seguridad aérea y aeroportuaria, la calidad, eficacia y eficiencia de sus actividades, y un desarrollo con bases firmes para el largo plazo.