El maíz, es sin duda la base de la alimentación de las familias mexicanas y por ende de las tabasqueñas. En la actualidad se tiene un registro estimado de 76 mil 700 hectáreas de maíz sembradas en Tabasco, a partir del esfuerzo que realizan 35 mil 345 productores en los 17 municipios.

En conjunto durante los dos últimos ciclos primavera-verano y otoño-invierno se logró una producción de más de 142 mil 355 mil toneladas, conforme al reporte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

Desde tiempos remotos, el maíz se puede cocinar entero o utilizar los granos como ingrediente de diversos platillos. Para hacer comida a partir del maíz cosechado éste se seca y después se almacena, tiempo después los granos secos se transforman en harina con ayuda de un mortero y se pueden hornear para hacer toda una variedad de panes, tortillas o sémola. El valor nutricional que tiene es muy alto, pues proporciona vitaminas, hidratos de carbono, calcio, fósforo y potasio.

Pero la alimentación de los humanos no es el único uso que se le dá a este grano tan  apreciado en el mundo entero debido a la cantidad de productos que se derivan de él, sino que también los productores han sabido aprovecharlo para la crianza de ganado o aves de corral.

 Además para los artesanos, la hoja seca a partir de las  fibras que tienen se utiliza para tejer canastas, sombreros, tapetes y adornos.  Se considera además que los pelos de elote, tienen propiedades medicinales y son utilizados para el tratamiento de padecimientos renales, el control de la presión alta, la reducción de los niveles de colesterol y para algunas molestias digestivas.