Ángela Gurría nació el 24 de marzo de 1929 en la Ciudad de México. Su formación dentro del arte escultórico comenzó de manera autodidacta y luego pasó a ser discípula de artistas como Germán Cueto, Mario Zamora y Abraham González, entre otros. Con tales mentores, Gurría aprendió a trabajar con la piedra y el hierro, elementos que han sido parte fundamental de su trayectoria como escultora. Asimismo, ha contado con amplios estudios de artes plásticas en Inglaterra, Francia, Italia, Estados Unidos de América y Grecia.

Durante sus primeros años de trabajo, tuvo que firmar sus obras bajo el seudónimo masculino de “Ángel Gurría” para evitar ser relegada del campo artístico de la escultura, debido al predominio masculino que existía en dicho ámbito. Sin embargo, su gradual trabajo escultórico se ha integrado en espacios sociales, urbanos y públicos, lo que la ha llevado a reclamar el lugar que le corresponde dentro del arte mexicano. En 1960, fue acreedora a su primer reconocimiento nacional por medio del Premio del Instituto de Arte de México y en 1967, al primer lugar de la III Bienal de escultura.

El paulatino reconocimiento ganado por Ángela Gurría la llevó a ser una de las dos escultoras seleccionadas en 1968 por el Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México para participar en la creación del espacio escultórico denominado Ruta de la Amistad, levantado en uno de los tramos del Periférico sur de la Ciudad de México, cerca de la recién inaugurada Villa Olímpica.

La escultora participó con la obra Señales, la cual se integró como la primera estación de 19. De este modo, la obra de Gurría se destacó como una de las esculturas de arte moderno más importantes de la segunda mitad del siglo XX en convivencia armónica con un espacio urbano articulado por otras esculturas de renombrados artistas a nivel mundial.

La obra está compuesta por dos cuerpos de línea curva de igual tamaño que alcanzan los 18 metros de altura, uno de tonalidad blanco y el otro negro. Estos elementos simbolizan la igualdad al no imponerse el uno sobre el otro. Al llevar esta imagen al contexto histórico de los Juegos Olímpicos de México 1968, se puede señalar que Ángela Gurría simboliza a través de esta obra el rechazo a cualquier tipo de práctica, política o sistema que conlleve desigualdad, ya sea de género, de clase o de origen racial. Esta convicción igualitaria y por la colectividad humana fue sostenida en su discurso de ingreso de la Academia de Artes:

Con el tiempo, he logrado entender, a través de la creación, que el artista siempre ha sido una voluntad de ser, que se expresa en el seno y mediante la vida de una colectividad. Por ello, he aprendido, que crear no es estar por encima de los hombres, sino entre ellos. Llegar a esta convicción, no ha sido fácil, pero he de reconocer que tampoco ha sido extraordinariamente complicado.[1]

Gracias a las notas dejadas por Ángela sabemos que los materiales empleados para su construcción fueron el acero ASTM36 o A36, caracterizado por su estructura de carbono que presenta una buena soldabilidad, y el concreto como base y recubrimiento de la obra. Los cálculos realizados por la escultora arrojaron que su obra podía soportar una presión de 210 Kg/cm2 de concreto y una de 4000 Kg/cm2 de acero. (Imagen 1 y 2)

/cms/uploads/image/file/710362/IMG_20220323_131240.jpgImagen 1. Notas generales de la monumental escultura de Ángela Gurría

/cms/uploads/image/file/710363/IMG_20220323_132023.jpgImagen 2. Estructuración de la columna de la monumental escultura de Ángela Gurría

Este formidable trabajo escultórico urbano y el desarrollo profesional de su carrera artística la llevaron a convertirse en la primera mujer de la Academia de Artes de México en 1974. La vigencia y actualidad de la obra de Ángela es indiscutible pues Señales aún puebla nuestro paisaje urbano y la llena de simbolismo con los valores más nobles a los que ha aspirado el ser humano. Hoy día, Ángela Gurría sigue comunicando con su arte a través de diversas exposiciones en donde se hace hablar al metal y las piedras, mientras que los documentos siguen atestiguando su trabajo para las generaciones presentes y futuras que entran en comunión con su obra y su pensamiento.

Bibliografía consultada:

Gurría, Ángela, Discurso de Ingreso, Ciudad de México, 05 de septiembre de 1974, p. 1. Disponible en <https://academiadeartes.org.mx//wp-content/uploads/2019/09/DiscursoAngelaGurria.pdf>. [Consulta: 23 de marzo de 2022.]

Muñoz, Miguel Ángel, “Ángela Gurría: los límites de la creación escultórica”, en Revista Casa del Tiempo, México, Universidad Autónoma Metropolitana, núm. V, 204,  pp. 46-50.

“Ángela Gurría. Académico Honorario”, en Academia de Artes. Disponible en <https://academiadeartes.org.mx/miembros/gurria-angela/#>. [Consulta: 23 de marzo de 2022.]

Referencias de imágenes:

Imágenes 1 y 2. Ángela Gurría, Planos Generales de la escultura intitulada Señales, Ciudad de México, marzo de 1968, en AGN, Otros archivos, Comité Organizador de los XIX Juegos Olímpicos, caja 767, exp. 41-165.

 

[1] Ángela Gurría, Discurso de Ingreso, 1974, p. 1.