Las armas republicanas se llenaron de gloria con la rendición del Emperador Maximiliano de Habsburgo ante el general Mariano Escobedo, sin embargo, faltaría hacer valer la justicia de la nación mexicana sobre los traidores e invasores que prolongaron una nefasta guerra civil. Razón por la cual Maximiliano de Habsburgo, junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron puestos ante un Tribunal Militar para ser juzgados por delitos contra la nación, la paz pública y las garantías individuales, así como causar y prolongar una guerra civil. En el caso del Emperador se le añadió un cargo más por usurpador, mientras que a los generales mexicanos se les acusó de traición a la patria. Ambos cargos tenían como sentencia la pena de muerte a pesar de su abolición tras la promulgación de la Constitución de 1857, sin embargo, para proteger a la nación el presidente Benito Juárez contó con poderes extraordinarios, conferidos por el Congreso, para promulgar la Ley del 25 de enero de 1867 la cual castigaba con pena de muerte a los conspiradores, traidores e invasores.

La situación no era alentadora para los licenciados Prospero C. Vega, defensor de Mejía; Jesús M. y Ambrosio Moreno, representante de Miramón; y los tres abogados de Maximiliano entre los cuales se encontraba Rafael Martínez de la Torre y Mariano Riva Palacios. La parte defensora expuso diversos argumentos para evitar la pena de muerte sobre sus clientes, por ejemplo, la defensa de Mejía argumentó que el general se había mantenido neutral en su provincia natal y sólo tomo parte en el conflicto cuanto finalmente el gobierno de Maximiliano tomó el poder, pues consideró que el establecimiento del Emperador era obra de la voluntad nacional.

En el caso de la defensa de Miramón apeló que su representante se encontraba en el extranjero al momento de comenzar la intervención francesa y permaneció en Berlín durante el gobierno de Maximiliano, teniendo sólo participación en los últimos meses del Imperio.

Posteriormente llegó el momento de presentarse la parte defensora de Maximiliano de Habsburgo, la cual refirió que el emperador al ser una persona extranjera no era responsable penalmente bajo la Ley del 25 de enero por no ser ciudadano mexicano. Asimismo, intentaron persuadir e intimidar al jurado al señalar los problemas diplomáticos que podría sufrir México por sentenciar a Maximiliano a la pena de muerte.  

Estos fueron algunos de los argumentos que las partes defensoras expusieron aquel día ante el Tribunal Militar. No obstante, las pruebas de traición, usurpación y prolongación de la guerra que fueron presentadas por la fiscalía fueron contundentes ante el tribunal, mismo que encontró culpables a los acusados, siendo sentenciados a la pena capital que fue ejecutada el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campañas en Querétaro.

Conoce parte de lo que se vivió aquel día a través del periodo La sobra de Arteaga, mismo que es resguardado por el Archivo General del Estado de Querétaro y puedes consultarlo en seguida:

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Archivo General del Estado de Querétaro, Hemeroteca, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Querétaro "La Sombra de Arteaga",  16 de junio de 1867, número 6, tomo I; 

Referencia documental:  AGE, Hemeroteca, POSA, 16/06/1867, N° 6, T-I.