Nació el 16 de enero de 1826 en Galeana, Nuevo León. Fue el hijo menor de una familia agrícola, por lo cual le correspondió atender las tareas del campo junto con su padre. Sin embargo, en 1846 durante la guerra entre México y Estado Unidos se sumó a las filas de la Guardia Nacional, lo que le abrió las puertas al sector militar. Durante la Revolución de Ayutla Mariano Escobedo se sumó al bando de los liberales, combatiendo posteriormente contra los conservadores en la denominada Guerra de Reforma y más tarde contra las armas del Segundo Imperio Mexicano.

Es precisamente en la guerra contra el emperador Maximiliano de Habsburgo que Mariano Escobedo llegó a ser ascendido a comandante en jefe del Ejército Republicano del Norte. En la tarde del 6 de marzo de 1867, las fuerzas republicanas dirigidas por el jefe del Ejército de Operaciones sobre Querétaro, el general Mariano Escobedo, se posicionaron en las llanuras cercanas de la ciudad. Así, durante aproximadamente 70 días, fueron mermando al enemigo invasor que, aislado de cualquier ayuda y comunicación, se mantenía esperanzado de un giro oportuno para romper el sitio y dirigirse a la Sierra Gorda, la tierra del general Tomás Mejía, sin embargo, los refuerzos que esperaba el emperador de la Ciudad de México nunca llegaron. Para dar fin al sitio el general Mariano Escobedo logró un acuerdo con el coronel imperialista Miguel López, quien favoreció la entrada de las tropas republicanas por la parte del Convento de la Cruz, maniobra que se concretó la mañana del 15 de mayo de aquel mismo año. Entre la confusión que se suscitó aquel día dentro de la plaza, Maximiliano de Habsburgo logró llegar al Cerro de las Campanas donde, considerando la situación, dispuso su rendición entregando sus armas al general Mariano Escobedo.

Tal hazaña le haría ganar el mote de “El héroe del 15 de mayo”, lo que colocó su figura a la altura de los otros militares de su época como el finado Ignacio Zaragoza, héroe de la Batalla de Puebla, o de su compañero de armas Porfirio Díaz "El héroe del 2 de abril”. La fama de Mariano Escobedo no terminaría ahí, pues al ser el general de la plaza de Querétaro tendría como segunda tarea la custodia de Maximiliano de Habsburgo, así como establecer el Consejo de Guerra que estaría a cargo del juicio contra el emperador y los dos generales mexicanos Tomás Mejía y Miguel Miramón. Esta situación lo colocarían como la persona que junto con Benito Juárez lograron rescatar la libertad de México de las manos de los invasores y traidores, tal como se comentaba en un artículo del periódico El monitor republicano:

El nombre de Escobedo no será menos querido, pues su genio no desmiente el genio mexicano, y la modestia, la constancia y la abnegación del héroe del 15 de mayo, le harán el ídolo de los hombres valerosos e independientes. Escobedo, el digno hijo de México, es la figura de Washington en los Estados Unidos, la de Garibaldi en la Italia, ilustres libertadores de su patria oprimida1.

Asimismo, tras el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo el nombre de Mariano Escobedo tuvo gran resonancia en el extranjero, como el general que había llevado al paredón al emperador, incluso, en otros países llegaban a publicarse noticias falsas sobre Mariano Escobedo como la carta apócrifa que mencionaba que el general Escobedo “no descansaría hasta no ver derramada la sangre de todos los extranjeros en México”2.

Durante el periodo de la restauración de la República y bajo el gobierno de la presidencia de Benito Juárez, Mariano Escobedo accedió al espacio político, siendo designado gobernador de San Luis Potosí y obtuvo un lugar en el Senado de la República. Cuando Porfirio Díaz llegó al poder decidió marchar al exilio, quedando a la sombra del “Héroe del 2 de abril”, quien al final le permitió regresar al país, al considerar que no existía peligro de que el general Mariano Escobedo se levantara en armas.

 

 

1“A los vencedores de Querétaro”, en, El monitor republicano, 03 de julio de 1867.

2“Crónica extranjera”, en, El siglo diez y nueve, 16 de agosto de 1867.