/cms/uploads/image/file/558719/antonio_.jpg

¡Viva México y sus corridos! fue dirigida por Mario Hernández, Roberto Gavaldon y René Cardona S. en el año 1982, tuvo la actuación del cantante y actor Antonio Aguilar, Ignacio López Tarso, Blanca Guerra y actuación especial de Flor Silvestre. En esta proyección se representaron personajes como Pancho Villa (Francisco Villa), Emiliano Zapata, Heraclio Bernal, Benjamín Argumedo; personajes míticos como Valentín de la Sierra, entre otros que fueron popularmente conocidos, principalmente por sus hazañas durante la guerra de revolución mexicana y la guerra cristera.

La película no solo rescata a estos personajes históricos de la patria, también trata de describir, bajo el típico estereotipo del charro mexicano, cualidades de la personalidad del hombre mexicano; en la que, según el filme, el charro en México tiende a ser “susceptible” y violento a pesar de “lo sencillo, romántico y sentimental” que lo suele caracterizar. Representaciones de la mujer también tienen lugar en la película, tal como el personaje Guadalupe, La Chinaca, con la que se muestra la imagen guerrillera y revolucionaria de la mujer en tan relevantes acontecimientos, como, por ejemplo: el papel de la mujer en la guerra de independencia de México. Sin embargo, aunque se rescata el papel de la mujer como sujeto activo en sucesos bélicos y en expresiones populares mexicanas como en los corridos, ésta se mantiene subordina frente a la imagen del hombre; frente “al ranchero”, pues la mujer es presentada como “la compañera inseparable del ranchero, que lo mismo le prepara las tortillas y el itacate para llevárselos a la labor, igual que se las juega por su hombre si las circunstancias lo ameritan: con las enaguas bien fajadas”.

/cms/uploads/image/file/558720/chinacas.jpg

Otro punto por desatacar de la película son las escenas que muestran las fiestas charras o charreadas, ya que en términos generales conforman un medio de expresión y practica cultural nacionalista. En estas se pueden visualizar aspectos representativos del país, como los trajes típicos charros, habilidades de jineteo, competencias, música, peleas de gallos, formas de vestir, tradiciones, entre otros aspectos que en términos culturales resaltan parte del patrimonio cultural, los cuales, a su vez, permiten a cualquier espectador conocer tanto internamente y externamente la imagen nacional de México.

Finalmente, siguiendo a Cristina Palomar, se podría decir que ¡Viva México y sus corridos! es una “condensación de una serie de atributos morales y de conducta concretizados en un tipo de cuerpo que simboliza ideales específicos traducidos en una dimensión visual que, al mismo tiempo que le da sustancia a todos los elementos, se constituye en la prueba viviente de su vigencia como símbolo. “(Palomar, 2004) de identidad social y cultural del país.

/cms/uploads/image/file/558721/ignacio_lopez.jpg

Lo anterior no quiere decir que, ¡Viva México y sus corridos! sea una producción cinematográfica que represente en su totalidad a la cultura México, pues al verse limitada solo a la cultura charra olvidó otras formas de expresión cultural del país; no obstante, por el contexto cinematográfico en el que se realizó es digna de rescatar como símbolo y patrimonio de México.

Después de la decadencia del cine mexicano, después de la época de oro, ya no se volvieron a producir películas de gran calidad y contenido en el país. Esto se debió a que, por un lado, Europa y Estados Unidos retomaron su producción fílmica después de la segunda Guerra Mundial, y por otro, a la reducción presupuestal por parte del Gobierno Federal a la industria del cine, generando que México optara por estrategias rápidas y baratas de producción cinematográfica con tal de competir en la industria, sobre todo en los años setentas y ochentas.

El cine mexicano en los años ochenta no solo decayó por la competencia extranjera y la reducción presupuestal del estado, sino también surgieron otros medios de entretenimientos entorno al cine, tales como el cine en casa, esto, con la llegada de la videocasete domestico a principios de esta década; el cual, Hugo Lara refiere que: “este novedoso invento revolucionó la manera en que la gente consumía cintas cinematográficas y también la manera en la que cineastas empezaron a producir películas”. A grandes rasgos, la producción cinematográfica cambio de un cine tradicionalista, experimental (cine de rancheros, rumberas y sexicomedias), de “calidad” a un cine corporativo, pues bien, películas como Coqueta (1983), Ya nunca mas (1984), Fiebre de amor (1985) y Delincuente (1985), la cuales también llegaron a ser muy populares, mostraron otra visión del cine en términos de entretenimiento y consumo.

/cms/uploads/image/file/558722/pancho.jpg

Cabe señalar que en esta misma época diferentes medios de entretenimiento empezaron a surgir y diversos autores sociales empezaron a buscar espacios para otro tipo de expresiones artísticas, sobre todo en el cine corporativo y cine independiente y aunque ¡Viva México y sus corridos! no es una producción representativa de la década, es relevante, ya que, de alguna manera, muestra rasgos valiosos a rescatar del cine mexicano, como los antes expuestos, cuando éste sufría una “metamorfosis en la producción, comercialización y exhibición” (Lara, 2006).

 

 

 

Fuentes

Martínez, Jorge. Padilla Ramón. Schatan Claudia. Vega, Verónica (2010) La industria cinematográfica en México y su participación en la cadena global de valor. Sede Subregional de la CEPAL en México.

Saavedra, Isis (2006). El fin de la industria cinematográfica mexicana, 1989-1994. Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco.

Palomar, cristina (2004). El papel de la charrería como fenómeno cultural en la construcción del Occidente de México. Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe.

Alemán, cristina. ¿El cine de la crisis? Películas mexicanas en los 80 en www.moreliafilmfest.com.

Lara, Hugo. Disyuntivas del cine mexicano en los 80 (1982-1988) en correcamara.com.mx