Gobernador de Sonora, congresista, diplomático, presidente interino y secretario de hacienda, Adolfo de la Huerta fue un hombre que convirtió la conciliación y la integración en principios fundamentales de su servicio público. Gracias a los documentos que resguarda el Archivo Histórico del Estado de Sonora y el AGN en su fondo Presidentes, fondo fotográfico Enrique Díaz, Delgado y García y en su fondo hemerográfico, podemos echar una mirada a su ejercicio público cargado de un gran sentido de justicia, paz y rectitud.

 

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El decálogo de Don Adolfo de la Huerta
1. Mientras más profunda es la filosofía y más elevada la ciencia, llega con más claridad el convencimiento de la omnipotencia del Todo.
2. Todo es para todos.
3. Disfruta de lo que provisionalmente tiene, pero ha de ser de tal manera que resulte algún beneficio para los demás.
4. Vive y ayuda a vivir.
5. Piensa y deja de pensar.
6. La limitación de todo goce está en el principio de la pena de otro.
7. No deberás disponer de la vida de nadie; sólo tendrás derecho a evitar que te arrebaten la tuya.
8. Haz lo que te plazca siempre que no determine perjuicio alguno para ti mismo o para los demás.
9. Tu confesor será tu propia conciencia.
10. Tu primera obligación es con la humanidad. Vienen después de tu patria y tu familia. Tú serás el último.


De la Huerta, Adolfo, Memorias de Don Adolfo de la Huerta según su propio dictado,
Transc. Roberto Guzmán Esparza, México, Senado de la República, 2003, p.435