El 29 de septiembre de 1900 se inauguró la Penitenciaría del Distrito Federal, un sitio que daría cabida a hombres y mujeres por igual. El proyecto de construcción contemplaba la edificación de toda un ala dedicada a las mujeres, como nos lo muestra una ilustración de la fachada (imagen 1) y un plano de las tres secciones, cuya sección lateral derecha correspondía al departamento de mujeres (imagen 2); sin embargo, no se construyó dicha área.

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Imagen 1. Fachada principal del proyecto de penitenciaría para el Distrito Federal, ca. 1885  

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Imagen 2. Planta general del proyecto de penitenciaría para el Distrito Federal, 1886

Hasta la ampliación inaugurada en 1910, la cual dio cabida a muchas más personas en sus 1066 celdas, esta prisión albergó aproximadamente a 600 varones y 70 mujeres.

Aunque en un inicio los presos se organizaban por etapas, para la década de 1950, la crujía L ya albergaba únicamente mujeres, misma que fue desalojada en 1954 cuando fueron trasladadas al penal de Santa Martha Acatitla (imágenes 3, 4 y 5).

 

 

/cms/uploads/image/file/785656/3.jpg/cms/uploads/image/file/785655/4.jpg/cms/uploads/image/file/785657/5.jpgImágenes 3, 4 y 5.  Traslado de las mujeres presas en Lecumberri al penal de Santa Martha, 1954

Por la idealización de la mujer, las presas recibían una doble condena: la legal y la moral. Aquellas que ingresaban a Lecumberri no solo habían cometido un delito, también habían transgredido el ideal de la conducta establecida por las convenciones sociales, pues un acto considerado como criminal atentaba contra su supuesta naturaleza.

La Biblioteca-Hemeroteca Ignacio Cubas del Archivo General de la Nación (AGN) resguarda material que nos permite conocer las historias de los “ángeles del hogar” que tuvieron a la penitenciaría de Lecumberri como espacio doméstico durante medio siglo. El libro Los huéspedes de la Gayola (imagen 6), escrito por David García Salinas, ícono de la nota roja mexicana, reportero del diario La Prensa y cronista emblemático de las prisiones de México, entre ellas, Lecumberri, retrata breves historias y condiciones en las que vivieron aquellos huéspedes que formaron parte de la vida de este palacio, entre ellos, las mujeres. Por esta razón, en el capítulo “Sector femenino” aborda los delitos por los que regularmente eran acusadas: chismes de vecindad, robos pequeños, amenazas, injurias, infanticidios, prostitución, abusos de confianza y crímenes pasionales.

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Imagen 6.  Portada del libro Los huéspedes de la Gayola de David García Salinas, 1978

Como resultado de las pésimas investigaciones por parte de las autoridades, muchas acusaciones sentenciaron a mujeres inocentes. Conozcamos algunas de esas historias. En 1945, María del Villar Lledías fue acusada de colaborar con un grupo de ladrones para asesinar a sus hermanos millonarios; más tarde, los asesinos fueron encontrados y se comprobó la inocencia de María, quien solo recibió un “usted dispense” por parte de las autoridades. Otro caso, cuya fecha no se menciona en el libro, fue el de Marcela Quiñones, imputada por el robo de una escoba que costaba diez centavos. Generalmente, al año de estar en prisión, les dictaban sentencia a los presos; en el caso de Quiñones, le dictaron sentencia de tres meses y con cierta indiferencia y gracia le dijeron: “Te quedamos a deber nueve meses”.

También es cierto que la penitenciaría dio asilo a mujeres con una amplia carrera en el mundo criminal, lo que no necesariamente las eximió de sufrir la violencia del espacio carcelario y sus administradores. Entre ellas, encontramos a Dolores Estévez Zuleta, mejor conocida como Lola la Chata, jefa de una banda de narcotraficantes. Ella entró en repetidas ocasiones a Lecumberri, pero hasta 1957 visibilizó la serie de abusos sexuales y de poder que ejercían las autoridades sobre su persona (imagen 7).

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Imagen 7. Dolores Estévez, Lola la Chata, denuncia las extorsiones policiacas, 1957

Otro caso famoso fue el de Adela Lara y María Luisa Vázquez del Real, acusadas de traficar niños y bautizadas como “las robachicos”. El tipo de delito que cometían les granjeaba una durísima bienvenida a la penitenciaría, pues infanticidas, mutiladoras de niños y “robachicos” recibían un trato hostil por parte de sus congéneres (imagen 8). De acuerdo con su confesión, robaban niños de entre cuatro y nueve años para después venderlos a $10 pesos a una banda de criminales que los mutilaba de pies, brazos, lengua u ojos para posteriormente ponerlos a mendigar en las plazas públicas. Aunque nunca se pudo dar con la banda de mutiladores, estas mujeres recibieron una sentencia de 23 años de prisión, el rechazo social y el tormento de escuchar noche a noche los sollozos de los pequeños a quienes les habían arrebatado su libertad, pues era tanta su culpa que comenzaron a tener alucinaciones. A raíz de este caso surgió la famosa frase que muy posiblemente nos dijeron de pequeños: “si sales, te llevarán los robachicos y te sacarán los ojos”.

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Imagen 8. Presas dan la bienvenida a robachicos, mutiladoras y asesinas en medio de burlas y sometimiento

Si bien el índice delictivo de las mujeres fue mucho menor en comparación con el de los hombres, su invisibilización, incluso en espacios de reclusión, es un tema vigente que el patrimonio custodiado por el AGN nos permite pensar y revivir. Por eso, el Club de Experimentación Teatral del Archivista (CETA), conformado por el personal del AGN, ha decidido inspirarse en el libro Los huéspedes de la Gayola de David García Salinas para escribir un texto dramático que permita dar vida y voz a las historias de mujeres que trasgredieron la etiqueta social de “ángeles del hogar” y terminaron presas en la penitenciaría de Lecumberri. Las historias mencionadas y otras albergadas entre los documentos son poco conocidas, pero necesarias de recuperar y de enunciar, puesto que la historia delictiva de nuestro país y de la antigua penitenciaría también incluye mujeres. Esta puesta en escena realizada por el CETA podrá disfrutarse en la Noche de Museos del AGN en el mes de marzo. Te invitamos a explorar estas historias a partir del patrimonio documental y a estar pendiente del estreno en el que compartiremos parte de estas experiencias de vida.

Referencias de imágenes:

Imagen 1. Fachada principal del proyecto de penitenciaría para el Distrito Federal, ca. 1885, AHCM, Planoteca, fajilla 14, plano 57.

Imagen 2. Detalle del plano del proyecto de penitenciaría para el Distrito Federal, El palacio de Lecumberri, México, AGN, 1990. AGN, Biblioteca-Hemeroteca Ignacio Cubas.

Imágenes 3, 4 y 5. Traslado de las mujeres presas en Lecumberri al penal de Santa Martha, AGN, Archivos Fotográficos, Hermanos Mayo, Cronológico, sobre HMCR-8241.

Imágenes 6, 7 y 8. Portada y fotografías tomadas del libro Los huéspedes de la Gayola de David García Salinas, México, Populibros La Prensa, 1978, en AGN, Biblioteca-Hemeroteca Ignacio Cubas.

Bibliografía

García Salinas, David, Los huéspedes de la Gayola, México, Populibros La Prensa, 1ra edición, 1978 en AGN, Biblioteca-Hemeroteca Ignacio Cubas.