La historia de las ferias se remonta a la Edad Media, periodo que vio nacer estos sitios mercantes levantados de manera temporal en un espacio fijo dentro de las principales ciudades de Europa con la finalidad de facilitar el comercio de productos procedentes de otras localidades.

Cuando esta estructura mercantil fue trasladada a la Nueva España, posibilitó su transformación en un importante territorio económico, pues sus recursos y su localización geográfica le permitían conectarse con otras regiones, entre ellas Asia. Dentro de este contexto se establecieron dos principales ferias, la de Xalapa y la de Acapulco, pues el hecho de que ambos lugares contaran con puertos marítimos facilitaba la entrada de mercancías importadas y la salida de productos mexicanos. 

La feria de Xalapa se estableció en 1720. El poblado de Xalapa se convirtió en un importante punto de comercio debido a que los mercaderes españoles se refugiaban en esa localidad para escapar del sofocante clima y de las enfermedades tropicales del puerto de Veracruz (imágenes 1, 2 y 3).

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Imágenes 1, 2 y 3. Real Cédula publicada por Baltasar de Zúñiga y Guzmán, virrey de la Nueva España, en la que dispone que las flotas que van a España salgan de Veracruz, además solicita la creación de una feria en Xalapa, Ciudad de México, 1720.

Un bando emitido en 1773 por el virrey Antonio María Bucareli y Ursúa nos permite conocer el éxito de la feria de Xalapa, pues explica que la ganancia de aquella edición había sido de casi 17 millones de pesos en ventas (imágenes 4 y 5).

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Imágenes 4 y 5. Bando de indulto de alcabala para la feria de Xalapa, Ciudad de México, 1773

Por otra parte, la feria de Acapulco nació en 1565 a partir del establecimiento de la ruta de navegación del galeón de Manila o Nao de China, pero no fue hasta 1593 que se formalizó esta ruta comercial entre el puerto de Acapulco y Manila. A diferencia de Xalapa, las mercancías que arribaban a esta parte del territorio eran de origen chino, como la seda y la porcelana, ambos muy cotizados por la alta sociedad novohispana.  

Ahora bien, para poder llevar a cabo estos eventos se debía cumplir con la reglamentación marcada por el virrey de la Nueva España (imagen 6). Antes que nada, se debía establecer una sede dependiendo de la afluencia de los comerciantes. En estas ferias se favorecían las transacciones establecidas entre la flota de Cádiz y la Real Compañía de Filipinas, las dos principales empresas de navegación que se beneficiaron de la feria de Xalapa y Acapulco, y los principales puertos de la Nueva España, además se nombraban representantes bajo el título de “diputados de la flota” para proteger los intereses de las compañías.

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Imagen 6. Notificación sobre las reglas y disposiciones para la feria de Xalapa emitidas por el virrey, México, 1776

El arraigo que algunos pueblos desarrollaron al ser sedes fue tan notable que sumaron el sustantivo feria a su nombre, por lo que pueblos como Xalapa pasaron a conocerse como Xalapa de la Feria. Este mismo arraigo llevó a que, en 1728, los pobladores y comerciantes de esa localidad y de la flota de Cádiz se mostraran en contra de la decisión del virrey Juan Vázquez de Acuña y Bejarano de mover la feria hacia Orizaba, tal como lo había ordenado desde 1724 (imagen 7 y 8).

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Imágenes 7 y 8. Real Cédula en donde se ratifica que Xalapa será la sede de la feria que recibirá las flotas que salieran de España, Ciudad de México, 1728

Ante esta situación, el virrey desechó toda idea de cambiarla de ubicación, lo que significó un triunfo para los dueños de los mesones, almacenes y fábricas en Xalapa, pues siguieron disfrutando de los beneficios económicos de las rentas de espacios utilizados durante la feria.

Después de elegir la sede, se tenía que establecer un lapso determinado para este evento, ya que era de carácter temporal, y conocer los calendarios de navegación de las flotillas para evitar los atrasos en los viajes de ida y de regreso, pero ¿cómo sabían cuándo llegarían las flotas? Sencillo, a través de las comunicaciones enviadas por los barcos mensajeros.

Finalmente, cuando ya se establecía la feria, se comunicaba por bando el tiempo de estancia de los barcos mercantes. En ocasiones, se podía solicitar que se extendiera el permiso, principalmente para vender toda la mercancía que se ofertaba. Como ejemplo, está lo que aconteció en 1779 cuando los representantes de México y Filipinas acordaron ampliar dos días más la feria de Acapulco y retrasar la salida de la Nao de China para apoyar a los comerciantes que no habían podido vender, aunque al final tuvieron que rematar la mercancía (imágenes 9, 10 y 11).

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Imágenes 9, 10 y 11. Informe al virrey sobre la prolongación de la feria de Acapulco, Acapulco, 1779

Durante todo el periodo que duraba la feria, el virrey podía emitir diversas disposiciones para agilizar los intercambios comerciales, como derogar contribuciones, la libertad del derecho de alcabala, determinar permisos de venta, habilitar caminos para el traslado de mercancías y establecer diversos mecanismos de seguridad para la protección de los clientes.

Con el paso del tiempo se fueron estableciendo otras ferias, en especial en el interior de la Nueva España, lo que denotaba la gran actividad económica que otros pueblos experimentaron, mismos que demandaron formar parte de las ferias novohispanas.

Bibliografía consultada:

Carrera Stampa, Manuel, “Las ferias novohispanas”, Historia Mexicana, Ciudad de México, El Colegio de México, vol. 2, núm. 3, enero 1953, pp. 319–342. [Consulta: 7 de enero de 2023]

Referencias de imágenes:

Imágenes 1, 2 y 3. Real Cédula publicada por Baltasar de Zúñiga y Guzmán, virrey de la Nueva España, en la que dispone que las flotas que van a España salgan de Veracruz, además solicita la creación de una feria en Xalapa, Ciudad de México, 1720, en AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, caja 2151, exp. 21, fs. 1f, 1v y 2f.  

Imágenes 4 y 5. Bando de indulto de alcabala para la feria de Xalapa, Ciudad de México, 1773, en AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, caja 2796, exp. 1, fs. 1f y 1v  

Imagen 6. Notificación sobre las reglas y disposiciones para la feria de Xalapa emitidas por el virrey, México, 1776, en AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, caja 1268, exp. 32, f. 5f.

Imágenes 7 y 8. Real Cédula en donde se ratifica que Xalapa será la sede de la feria que recibirá las flotas que salieran de España, Ciudad de México, 1728, en AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, caja 5164, exp. 13, fs. 1f y 1v.

Imágenes 9, 10 y 11. Informe al virrey sobre la prolongación de la feria de Acapulco, Acapulco, 1779, en AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, caja 4301, exp. 67, fs. 1f, 1v y 2f.