El cine nacional mexicano ha sufrido distintos tipos de censura como respuesta a determinados criterios políticos, sociales, religiosos y culturales. El gobierno es una de las principales entidades en censurar la producción dentro del séptimo arte, con la finalidad de controlar aquello que no considera apropiado para las masas o resulta una amenaza para el régimen político. 

Para influir en la producción cinematográfica, las autoridades mexicanas crearon organismos encargados de controlar, regular e impulsar un determinado estilo de películas que fueran adecuadas para su proyección en la pantalla grande. Uno de esos órganos fue el Banco Nacional Cinematográfico (Bancine), que operó desde 1946 hasta los primeros años de 1980.  

Con la creación del Bancine, el gobierno tuvo una mayor presencia en el financiamiento dentro de la industria del entretenimiento cinematográfico y esto redundó en un mayor control dentro del cine. Al ser una financiera dependiente del gobierno, podía frenar toda película cuya narrativa fuera contraria al discurso oficial del régimen político hegemónico. De esta forma funcionaba su mecanismo de censura.

Este ejercicio de poder llegó a ser más notable tras el declive de la época de oro del cine mexicano; las antiguas temáticas y géneros dejaron de tener preeminencia, lo que marcó una decadencia en la calidad de los argumentos, principalmente, por las viejas prácticas de las casas productoras, pues se empeñaron en mantener una vasta producción de películas sacrificando creatividad y calidad.

Ante tal panorama, en 1965 se actualizaron los lineamientos de trabajo del Bancine con la finalidad de tener un mayor control sobre los recursos y los contenidos del nuevo cine mexicano.  Así pues, en el reglamento se establecieron los criterios para otorgar créditos, ya que la renovada directiva financiaría solo películas de alta calidad artística que denotaran una alta expresión de la mexicanidad y aunque dejaría de lado todo tipo de película vulgar y de baja calidad artística, buscaba conservar e incluso ampliar el mercado nacional e internacional de entretenimiento (imagen 1).

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Imagen 1. Principios generales del Bancine para otorgar créditos, Ciudad de México, 1965

Para alcanzar tales objetivos se estableció un tabulador de presupuesto, con el cual se determinó el porcentaje de financiamiento que podía recibir una película, que iba desde el 85 % hasta 65 % del recurso total para la filmación. Aunado al tabulador de presupuestos, se sumó un requisito adicional para acceder al financiamiento del Bancine: contar con la aprobación de la Dirección General de Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, departamento que analizaba los guiones cinematográficos y dictaminaba su aprobación o prohibición.

Para conocer los efectos de la antigua Dirección General de Cinematografía sobre la industria del cine, es conveniente analizar los dictámenes que emitieron, ya que se logran identificar los elementos que buscaban moderar por considerarse inapropiados para el espectador, entre ellos estaban el lenguaje, los temas políticos y el pudor relacionado con el sexo (imagen 2). Ante tales mecanismos de control financiero y de expresión, el cine nacional vivió un estado de restricción hacia toda libertad o novedad.

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Imagen 2. Lineamientos para obtener créditos del Bancine, Ciudad de México, 1975

Veamos el caso de la película Canoa: denuncia de un hecho vergonzoso (1976) del director Felipe Cazals. La Dirección General de Cinematografía alabó el adecuado manejo del tiempo y el ritmo narrativo, incluso llegó a compararla con los trabajos de Francesco Rossi y Alfred Hitchcock, dos célebres cineastas consagrados a nivel mundial. No obstante, recomendó realizar un delicado trabajo al desarrollar esta historia que mostraba acontecimientos que se habían dado en 1968, además, señaló que tendrían que eliminar un cartel que aludía al periódico El Sol, porque en 1975, un año antes del estreno de la película, había sido adquirido por el Estado y querían evitar especulaciones (imagen 3).

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Imagen 3. Consideraciones sobre la película Canoa, Ciudad de México, 1975

Otra de las películas que causó gran revuelo para el personal de la Dirección General de Cinematografía fue la cinta El lugar sin límites (1978), dirigida por Arturo Ripstein. El dictamen de la Dirección General de Cinematografía catalogó a este filme como un sinfín de escenas con diálogos “procaces y escatológicos”, incluso enlistó todas las palabras altisonantes que aparecían a lo largo del guion y que, aunado a la crudeza de la historia y de los personajes, podían abrumar al público. Sin embargo, el dictaminador autorizó el guion tal y como había sido presentado, con la condición de eliminar tres elementos: las referencias de todo partido político, el beso de la Manuela a Pancho en la bragueta y el nombre de la localidad en que se desarrollaba la historia (imágenes 4 y 5).

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Imágenes 4 y 5. Consideraciones sobre la película El lugar sin límites, Ciudad de México, 1977

En ambos casos, dichas películas recibieron un presupuesto del 65 % para su producción, crédito estimado que no afectó la filmación, distribución y estreno de estos dos clásicos del cine mexicano.

Contar con un dictamen favorable por la Dirección General de Cinematografía tampoco era garantía para obtener un alto porcentaje de financiamiento. Al parecer la comitiva Bancine mantuvo niveles bajos de crédito, solo unas contadas cintas de corte oficialista lograron acceder a un mayor financiamiento, como fue el caso de la película Cananea (1976), que obtuvo cerca de 4.5 millones de pesos, muy por encima del presupuesto otorgado a otras cintas (imagen 6).  

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Imagen 6. Crédito otorgado a la película de Cananea, Ciudad de México, 1976

Bibliografía consultada:

Hernández, Rodrigo, “Canoa, la película mito de Felipe Cazals”, en Proceso, México, 17 de octubre de 2021. [Consulta: 10 de mayo de 2023.]

Rodriguez, Israel, “Renovación fílmica y autoritarismo en México, 1970-1976. Revisión a la idea del Estado cineasta”, Historia y Graa, Universidad Iberoamericana, núm. 58, enero-junio, 2022, México. [Consulta: 9 de mayo de 2023.]

Donoso, José, El lugar sin límites, España, Bruguera, 4ª edición, 1984.

Referencia de imágenes:

Imagen 1. Banco Nacional Cinematográfico, Reglamento para el Otorgamiento de Créditos del Banco Nacional Cinematográfico, Ciudad de México, 1965, en AGN, Bancine, 3C. Programas, organización y presupuesto, 12. Integración y dictamen de manuales, normas y lineamientos de procesos y procedimientos, caja 5, exp. 136, f. 1.  

Imagen 2. Banco Nacional Cinematográfico, Reglamento para el Otorgamiento de Créditos del Banco Nacional Cinematográfico, Ciudad de México, 1965, en AGN, Bancine, 3C. Programas, organización y presupuesto, 12. Integración y dictamen de manuales, normas y lineamientos de procesos y procedimientos, caja 5, exp. 136, f. 5.

Imagen 3. Dirección General de Cinematografía, Secretaría de Gobernación, Dictamen Relativo al Guion Cinematográfico titulado “Canoa”, Ciudad de México, 19 de febrero de 1975, en AGN, México Contemporáneo, Administración Pública Federal S. XX, Bancine, 5C. Recursos financieros, 13. Créditos concedidos, caja 84, exp. 878, f. 82.

Imágenes 4 y 5. Dirección General de Cinematografía, Secretaría de Gobernación, Dictamen Relativo al Guion Cinematográfico titulado “El Lugar sin límites”, Ciudad de México, 5 de enero de 1977, en AGN, México Contemporáneo, Administración Pública Federal S. XX, Bancine, 5C. Recursos financieros, 13. Créditos concedidos, caja 87, exp. 927, fs. 37 y 50.

Imagen 6. Banco Nacional Cinematográfico, Crédito Otorgado a la película “Cananea”, Ciudad de México, 30 de septiembre de 1976, en AGN, México Contemporáneo, Administración Pública Federal S. XX, Bancine, 5C. Recursos financieros, 13. Créditos concedidos, caja 86, exp