Felipe Carrillo Puerto era originario del poblado de Motul, Yucatán. Creció en el seno de una familia numerosa dedicada al comercio, por lo cual tuvo que abandonar su educación a muy temprana edad. A pesar de ello, con un amplio conocimiento de la lengua maya desde pequeño, su formación autodidacta le llevó a adquirir diversas herramientas intelectuales y políticas ligadas primordialmente al horizonte socialista.

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Sus cualidades como líder fueron evidentes muy pronto, esto lo llevó a entablar buenas relaciones con los indígenas mayas y dar sus primeros pasos en la política, los cuales se dieron a partir de su labor como escritor para El Heraldo de Motul a favor de la candidatura de Delio Moreno Cantón, quien contendía para la gubernatura estatal. En ese periodo fue encarcelado alrededor de dos años por haber dado muerte en defensa propia a un supuesto agitador de nombre Néstor Arjonilla.

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Después de su estadía en prisión, se integró al movimiento revolucionario a la caída del maderismo y el inicio de la lucha contra Victoriano Huerta. Se enroló en las filas zapatistas por simpatizar con las reformas agrarias, mismas que intentaría implementar a su regreso a Yucatán. Varios años más tarde, una vez consumada la fase armada de la revolución, fue elegido gobernador el 1 de febrero de 1922 después de un camino largo y lleno de adversidades políticas.

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En los veinte meses que ejerció como mandatario de Yucatán se dedicó a realizar acciones que le permitieran fortalecer un proyecto de carácter socialista. Impulsó las Ligas de Resistencia, las cuales funcionaron como un mecanismo exitoso para construir una red de alianzas a lo largo de todo el estado para implementar el reparto agrario, conquistar libertades e igualdades para los indígenas mayas sujetos a hacendados, así como construir escuelas y centros de formación cultural.

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Todos estos proyectos se vieron truncados a raíz del levantamiento armado por Adolfo de la Huerta contra el gobierno de Álvaro Obregón. En esa coyuntura política y militar, los hacendados yucatecos aprovecharon para promover un cuartelazo que resultó en la persecución y asesinato de Carrillo Puerto, tres de sus hermanos y sus colaboradores más allegados. El proceso estuvo lleno de ilegalidades que derivaron en diversas investigaciones manifestadas en el juicio promovido el 21 de mayo de 1924 por Adela Puerto, madre del gobernador fenecido, hoy resguardado dentro del Fondo Reservado de Galería 5 del acervo histórico del Archivo General de la Nación. [1]

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A través de dicho expediente se puede repasar con detalle la rebelión contra el yucateco por parte de un grupo de alrededor de 20 militares, cuyos rostros se exhiben en las fotografías a un costado de las primeras fojas del expediente. A estos se les acusa de homicidio calificado, señalando a Hermenegildo Rodríguez y Juan Ricárdez Broca como principales cabecillas de la revuelta. Se acompaña el informe de la Secretaría de Relaciones Exteriores con la solicitud de extradición de los culpables, quienes se encontraban asilados en las ciudades de Nueva Orleans y Nueva York (Estados Unidos), La Habana (Cuba) y Corozal (Belice) -entonces colonia británica-

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La reconstrucción de los hechos señalados se pudo lograr a partir de las declaraciones obtenidas por diversos testigos, como los médicos y forenses, y la investigación periodística, revisada judicialmente y publicada en La Revista de Yucatán. Esta información se recopiló en el expediente creado durante el juicio de los asesinos del exgobernador yucateco.

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Las denuncias presentadas por parte de la señora Adela Puerto señalan que el 23 de diciembre se inició el levantamiento armado, cuando los militares enviados a Campeche a contener las fuerzas enviadas por Adolfo de la Huerta se rebelaron para unirse a este último y perpetrar el cuartelazo en Yucatán. Para ello expusieron sus intenciones por medio de un manifiesto que daba cuenta de las diversas causas por las cuales desconocían al gobierno. Posteriormente, los militares asumieron el poder con el apoyo de hacendados y detuvieron al gobernador y a sus hombres. Los últimos fueron ejecutados como corolario del levantamiento.

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El expediente recapitula la información proporcionada por La Revista de Yucatán. Entre las páginas podemos encontrar notas diarias de seguimiento, las declaraciones de los periodistas y fotógrafos encargados de capturar las imágenes de los cuerpos caídos después del fusilamiento y la comparecencia del dueño del periódico, quien se responsabilizó de la fidelidad de todos los testimonios publicados, con fotografías y textos anexos.

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También se presentan los relatos de personas cercanas al suceso. Estos fueron los vecinos del panteón donde se ejecutó a Carrillo Puerto, personas que dieron algún dato sobre las persecuciones, allegados a los militares y gente cercana al ex gobernador de Yucatán y sus colaboradores. Finalmente, el 8 de julio de 1924 la corte ordenó comenzar con las gestiones para los procesos de extradición de los culpables señalados, a quienes se les dictó su sentencia en suelo mexicano.

 

Fuentes consultadas:

Castro Martínez, Pedro, “Felipe Carrillo Puerto: la muerte del Dragón de los Ojos Verdes”, Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, núm. 76, 2014, pp. 189-208.

Moreno Acevedo, Elda de Jesús, “Redescubriendo a Felipe Carrillo Puerto ¿Apóstol de los mayas, ideólogo del socialismo yucateco, intelectual no reconocido?”, Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Universidad Autónoma de Yucatán, núm. 233, segundo trimestre, 2005, pp. 10-25.

[1] AGN, México Independiente, Fondos Reservados, Fondo Reservado de Galería 5, Caja 12, Exp. 28