El antecedente del AGN se encuentra en la Nueva España, cuando en 1792 el virrey Juan Güemes Pacheco y Padilla consolidó la creación de un archivo para el Virreinato. Los documentos de las distintas dependencias gubernamentales fueron concentrados en el Archivo General de la Secretaría de Cámara del Virreinato.

La creación de tal institución fue a semejanza de los archivos de la Corona de España, pues las ordenanzas que fueron emitidas por el Virrey nacieron como copia de las ordenanzas del Archivo General de Indias establecido en Sevilla(1). Propiamente el incipiente archivo que había sido creado estaba sujeto a las normas de la metrópoli, sin embargo, su creación sería parte fundamental para poner en orden la documentación de la administración del virreinato, que sin duda fue un problema enorme para el Estado moderno de la Nueva España.

El acceso a tan importante documentación no era de carácter público, sino que estaba sujeto a los intereses del Estado, por lo que su consulta estaba limitada a los funcionarios de gobierno, característica propia de los archivos de Estado, dejando en claro que los documentos solamente brindaban un servicio a las instituciones y a las autoridades que propiamente dieron vida a este tipo de archivo(2).

El convulsivo y largo período de la lucha independentista de México, llevó al surgimiento y circulación de nuevas ideas que buscaban establecer una nueva nación libre, en donde los ciudadanos tuvieran participación en el poder y se garantizara el Estado de derecho. El Congreso de Anáhuac y la promulgación de la Constitución de Apatzingán son algunos ejemplos que surgieron de las novedosas ideas que se ensalzaron.

Sería hasta 1824 que, tras una guerra y un efímero imperio, se estableció la primera República Federal y con ello una serie de instituciones que buscaban coadyuvar en la actuación de la administración del nuevo gobierno, así como garantizar los derechos de los ciudadanos mexicanos.

Entre los organismos que se sumaron a la administración del país estuvo el Archivo General y Público de la Nación, esto gracias a la mano de Lucas Alamán quien promovió el decreto de su creación en agosto de 1823, con el fin de reparar la documentación de las oficinas de los despachos del gobierno, así como organizar los expedientes del antiguo archivo del Virreinato.

Al ser un archivo público y nacional, sus servicios no estaban destinados exclusivamente al gobierno, sino para todos aquellos ciudadanos que estuvieran interesados en consultar su acervo documental, con la idea de construir una identidad histórica para la nación mexicana recién conformada.

Asimismo, da cuenta del avance en materia de garantías y reconocimiento a los derechos humanos en donde los archivos empezaron a tener un mayor peso en los procesos administrativos entre gobernantes y gobernados, así como en la creación de un Estado de derecho, ejemplo de ello fueron los marcos normativos en donde el actuar de las autoridades debía ser documentado, evitando así cualquier atropello a las garantías de los ciudadanos por parte de las autoridades.

Sin embargo, se debe de recordar que el siglo XIX fue un periodo conflictivo para México que presenció desde guerras internas hasta invasiones de naciones poderosas. Esto llevó al Archivo General y Público de la Nación, al igual que otras instituciones, a sufrir diversos percances y permanecer en el olvido a los ojos de la administración del gobierno, tal como lo denunció José María Lafragua.

El Archivo General ha atravesado por entre tantos cambios de sistemas y de personas, sin atraer la atención de ningún gobierno, habiendo sufrido, no sólo los terribles efectos del abandono, sino las desastrosas consecuencias de la revolución de 1840, que completó el estrago y redujo a un confuso amontonamiento de papales, el registro de una gran parte de la riqueza de la nación, y la verdadera crónica de los siglos pasados.(3)

Fue precisamente este ilustre personaje, quien buscó que el AGN volviera a ocupar un lugar destacado para la administración del gobierno, reconociendo así el importante papel que jugaba esta institución para garantizar los derechos de los ciudadanos en una nación que se encaminaba por los principios del liberalismo.

En noviembre de 1846 José María Lafragua, entonces secretario de Relaciones Interiores y Exteriores, logró que el presidente de la República José Mariano Salas, pusiera en ejecución, a la menor brevedad, el primer Reglamento del Archivo General y Público de la Nación, que entre sus apartados se reconocía el servicio al público, a “todos los particulares que tuvieran el interés de algún documento para afianzar sus derechos u otros asuntos”.(4)

Sin duda las ideas del liberalismo, presentes en figuras como Lafragua, consiguieron adecuar y fortalecer a las instituciones para responder a las demandas de los ciudadanos, tal fue el caso de nuestro archivo de carácter público y nacional que perdura hasta nuestros días. Cabe señalar que México fue una de las primeras naciones que logró consolidar un archivo de este carácter.

1 Romero Tallafico, Manuel. Archivística Hispana y Novohispana (años 1790-1793). Del Archivo General de Indias al Archivo General del Chapultepec. En Boletín de ANABAD. Vol. 44, no. 4, p. 82.

2 Mendo Carmona, Concepción. LOS ARCHIVOS Y LA ARCHIVÍSTICA: EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y ACTUALIDAD. Consultado en http://www.concla.net/TeoriaArch/documentos/Los_Archivos_y_la_Archivistica%20[Mendo%20Carmona].pdf

3 María Lafragua, José. Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores de los Estados Unidos Mexicanos. Ciudad de México, 19 de noviembre de 1846. Consultado en, Boletín: Archivo General de la Nación. Ciudad de México, n. 11, cuarta serie, julio- diciembre 1998, p.101

4 Lafragua, José María. Reglamento del Archivo General y Público de la Nación. Ciudad de México, 26 de noviembre de 1846.