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El AGN resguarda testimonios de contribuciones que han hecho diversas mujeres, en distintas épocas, que se atrevían a cuestionar el papel que la sociedad les imponía y que en la conquista de su propia autonomía han ido asentando antecedentes para la lucha actual por una sociedad más igualitaria. Tal es el caso de Sor María Marcela de Soria, quien durante el siglo XVIII procuraría reivindicar el papel de la figura femenina en el culto católico.

En la época colonial la ideología operaba bajo normativas religiosas, donde el proyecto de vida era igualar lo más posible el ser a Dios, por lo cual, la tarea de los individuos era accionar de manera adecuada en todos los aspectos de la vida, reafirmando la fe, mediante varios rituales, uno de ellos la eucaristía[i].

A partir de diferentes medios, el mensaje de la religión se transmitía a la población, generando así una moral, mediante la cual los individuos podían ser juzgados y/o castigados, y del mismo modo, a través de la moral religiosa, los individuos podían juzgar a otros individuos (sin necesidad de pertenecer a alguna autoridad), a esta interacción de factores simbólicos y rituales se le conoce en antropología como: sistema religioso[ii].

De esta manera tanto la opinión pública como las instituciones, ejercían control social, para mediar los aspectos de la vida cotidiana, este control se expresa en varios rubros, como lo son la educación y el conocimiento, donde se podían censurar algunos estudios u opiniones, tal es el caso de los libros prohibidos.

En el presente artículo se analiza el sacramento de la eucaristía a partir de un caso del fondo documental Inquisición del AGN, dicho caso expone el oficio de expurgación de un libro prohibido, este documento está disponible para su consulta en el volumen 1584, expediente 9 del citado fondo.

En el periodo de 1790-1819 las razones principales para la prohibición de cualquier escrito o libro, era la censura de ideas revolucionarias (Gómez y Tovar 2009) caracterizado por la difusión de las ideas generadas en ese entonces (relacionadas con la Ilustración) las cuales cuestionaban los regímenes autoritarios.

Como ya se mencionó con anterioridad, en  la vida cotidiana novohispana, se juzgaba a la población a partir de la moral generada en el sistema religioso, donde la liberación del pecado se daba a través de la interacción con Dios, para lo cual se han definido diversos rituales como la confesión y la eucaristía, en el caso particular de esta última la sangre y el cuerpo de cristo fungían como la reconciliación de lo humano con lo divino, bajo esta premisa, cualquier cuerpo humano puede llegar a adquirir (mediante el constante trabajo y una fe bien establecida) características del cuerpo de Dios, de este modo la consagración[iii] era el medio por el cual se podía santificar a ciertos individuos, aquellos que destinarían su vida al culto de Dios (Gesché 2014).

Sin embargo, como se puede ver en el siguiente caso, la idea de consagrar a un cuerpo femenino no era del todo aceptada.

En el año de 1799 El Santo Oficio expurgó el libro titulado “La seraphica mujer fuerte, vida y solidas virtudes de la venerable madre sor María Marcela de Soria.” Dicho libro se encontraba en el convento de las monjas Capuchinas en la Ciudad de Santiago en Querétaro.

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El libro fue escrito por el confesor de Sor María Marcela de Soria, quien pertenecía a dicha congregación, (el libro era una copia de los escritos que la misma monja había hecho en vida) en él se relataba el culto que la monja ejercía, sin embargo, este escrito se consideró herético, ya que en él se describía el ritual particular que practicaba Sor María respecto al  sacramento de la eucaristía, pues al recibir ésta también consideraba a la sangre de María virgen como un elemento en el cuerpo y la sangre de Dios consagrada en el pan y el vino:

“Luego hago cuatro genuflexiones uniéndolas a las tres que la Santísima Virgen hizo antes de recibir al Señor Sacramentado; y yo añado una adornado la parte de carne y sangre de María Santísima, que está en el sacramento”. (AGN, Inquisición, caja 179, exp. 5 consultado por Bieñko)

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De primera mano, el libro fue evaluado minuciosamente por dos calificadores del oficio, quienes hicieron énfasis en algunas ideas que, basándose en la teología, consideraban que eran incorrectas a la religión.

En el oficio que se generó se resaltaban y citaban las ideas prohibidas, especificando páginas, párrafos y líneas del libro, en todas ellas se puede observar el constante rechazo a la idea de la consagración de una mujer.

En concreto, el libro presentaba ideas nuevas que atentaban contra el dogma establecido por la iglesia, como se puede observar en el siguiente fragmento:

“La peligrosa la citada proposición porque induce novedad en el dogma catholico: pues nadie ha creído, ni pensado, ni imaginado que en el sacramento de la eucaristía veneremos otro objeto, que la carne, y sangre del Hombre Dios: de lo que se deduce, que cualquiera que finja o sueñe otra cosa, innova, altera, y añade, corrige el dogma establecido, confesado y declarado por la iglesia” (AGN inquisición vol. 1584, exp. 9)

En el caso se puede observar una clara preocupación, ya que se creía existían varias copias del libro, por lo que su censura era una prioridad, de esta manera el caso concluyó con la prohibición del libro, y la expurgación de éste del convento.

Lo que se pudo observar en el caso es lo siguiente: de primera mano, a pesar de que el autor del libro es hombre, se trata de la copia del escrito de una mujer quien expresaba sus ideas hacia la veneración de lo femenino (la virgen María) en la eucaristía y que además reproducía en sus actos estas ideas, las cuales eran consideradas erróneas.

Como segundo aspecto, el cómo los calificadores del Santo Oficio consideraron que dichas proposiciones alteraban el dogma establecido por la iglesia (la idea del cuerpo femenino en el sacramento de la eucarística, es decir en el cuerpo y la sangre de Dios)

A manera de conclusión, el crimen de Sor Maria Marcela de Soria fueron sus ideas  llevadas a cabo en vida y además registradas en un libro, el cual, como los mismos calificadores expresaron, alteraban lo establecido por la iglesia en las premisas de la eucaristía: recibir el cuerpo y sangre de Dios Hombre, era impensable incluir una figura femenina, sin embargo, Sor Maria lo hacía con justificaciones que ella percibía desde su conocimiento de la fe (desde su propia autonomía).

Referencias:

  • AGN Fondo Inquisición vol. 1584, expediente 9.
  • Behar Ruth, Brujería sexual, colonialismo y poderes femeninos: opiniones del Santo oficio de la inquisición en México, En: Sexualidad y matrimonio en la América hispánica siglos XVI-XVIII, Editorial Grijalbo, México 1991, pp. 197-219
  • Bieñko de Peralta Doris, (s.f.) La identidad revelada: autobiografía de sor Maria Marcela, Capuchina de Querétaro del siglo XVIII
  • Gesché A. (2014) La invención cristiana del cuerpo, En revista: Franciscanum no. 162, pp. 215-255.
  • Gómez Alvarez Cristina, Tovar de Teresa Guillermo, Censura y Revolución: Libros prohibidos por la inquisición de México (1790-1819), Madrid, Trama editorial, 2009.
  • Masferrer E. (2009) La antropología de las religiones. Aportes para su desarrollo en América, En: Pensar, epistemología, política y ciencias sociales, no. 2. pp. 87-99.

 

 

[i] Sacramento en el cual se consagra al pan y al vino como cuerpo y sangre de cristo.

[ii] definido como un sistema ritual, simbólico, mítico relativamente consistente desarrollado por un conjunto de especialistas religiosos, articulado o participante en un sistema cultural o subcultural

[iii] Acto por el cual a través de oraciones y el culto a Dios, se consagra a una cosa, objeto, o persona, es decir la santificación.