Las elecciones de 1828 fueron las primeras en marcar la transición del primer gobierno de México, los candidatos que se enfrentaron en aquella contienda fueron Vicente Guerrero, héroe de la independencia y Manuel Gómez Pedraza, quien ocupaba el cargo de la Secretaría de Guerra. Los resultados dieron como candidato electo a Pedraza.

Sin embargo, la inferencia de la Logia Yorkina que apoyaba al ciudadano Vicente Guerrero y la Logia Escocesa quien había propuesto al militar Manuel Gómez Pedraza, llevaron al enfrentamiento político de la sociedad mexicana. Los levantamientos comenzaron a presentarse desde el mes de septiembre cuando el general Antonio López de Santa Anna tomó la fortaleza de Perote, Veracruz.

La respuesta del entonces presidente Guadalupe Victoria fue dejar todo el asunto al secretario de Guerra Manuel Gómez Pedraza, quien determinó acabar la revuelta de Santa Anna y detener a todas aquellas personas relacionadas con la Logia Yorkina, entre ellas a Lorenzo de Zavala, quien contaba con una gran injerencia en el Ejército, así como en el Estado de México.

En octubre Lorenzo de Zavala fue aprendido como parte de las medidas adoptadas por Pedraza, sin embargo, logró escapar lo que le permitió conjuntar a las facciones opositoras al líder militar. Finalmente, el 30 de noviembre en la Acordada, a unos cuantos metros de la ubicación de la Secretaría de Guerra, decenas de civiles se amotinaron y ponía en dificultades a Gómez de Pedraza pues el levantamiento popular había alcanzado a la capital del país.

El movimiento estuvo encabezado por Santiago García, José Manuel Cadena, José María Lobato y Lorenzo de Zavala siendo este último quien en gran medida había logrado reunir y organizar a la tropa sublevada. Los objetivos eran claros: derrocar al secretario de Guerra y obligarlo a dimitir del cargo presidencial.

Al movimiento se sumó la presencia de Vicente Guerrero lo que alentó el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Cerca de cinco días duró el levantamiento en la Ciudad de México hasta que Pedraza se dispuso a renunciar y salir del país, las negociaciones para alcanzar la paz estuvieron encabezadas por el presidente Guadalupe Victoria y Lorenzo de Zavala, quienes dispusieron nombrar como secretario de Guerra a Vicente Guerrero logrando así que el pueblo dejara las armas pues varios de ellos habían obrado en nombre de Guerrero, quien era visto como la voz y voluntad del pueblo.

El estado de la Ciudad de México era desalentador pues negocios y casas sufrieron el saqueo por parte de aquellas personas que se aprovecharon del pronunciamiento, asimismo se había desatado un ambiente violento en las calles, en pocas palabras el pronunciamiento se había salido de control, situación que llevó al gobierno a tomar medidas para la tranquilidad pública.

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La situación se mostró más tranquila cuando el Congreso Mexicano determinó desconocer el triunfo de Pedraza y designar como presidente a Vicente Guerrero, situación que cambio el panorama del país pues gran parte de la sociedad mexicana se mostró conforme por la llegada de Guerrero, incluso a pesar de la expedición militar que preparaba España.

Esta situación sólo puede ser entendida al considerar que Guerrero representó una figura popular para la sociedad mexicana, la cual se identificaba con las causas del pueblo, a su vez contaba con el apoyo de la élite pues su ascenso había sido el resultado del motín que se había desatado por grupos pertenecientes al Ejército y la facción yorkina. Por lo cual Guerrero llegó con una gran aprobación para gobernar, dejando a tras el hecho del motín que meses atrás se había presentado.

La imagen de Vicente Guerrero como la fuerza representativa del pueblo permaneció en aquellos momentos más difíciles por los cuales atravesaría su gobierno como fue el intento de reconquista española dirigida por el brigadier Isidro Barradas y el golpe de estado que encabezó el vicepresidente Anastasio Bustamante, pues ante aquella situación en las calles de la Ciudad de México la gente se pronunciaba a favor de Guerrero, tal como se presentó el 5 de agosto de 1830 cuando un zapatero en estado de ebriedad ante las puertas de la cárcel de la Acordada pronunció el nombre de Vicente Guerrero asegurando que ¡ya vendría a tumbar cabezas junto con el pueblo!

Durante la averiguación se buscó descubrir el origen de esas amenazas pues se creía que la persona a pesar de no encontrarse en sus cinco sentidos había pronunciado esas palabras por tener relación con algún grupo de sublevados, a lo cual el culpable respondió no tener ninguna relación con Guerrero y que dicho mensaje lo había escuchado por las calles de la Ciudad. 

Finalmente, el gobierno de Vicente Guerrero fue derrocado por el golpe de Estado perpetrado por Anastasio Bustamante, cuyo gobierno pagó al marinero genovés Francisco Picaluga para secuestrar y entregar a las autoridades mexicanas al presidente Vicente Guerrero, quien fue sentenciado a muerte el 14 de febrero de 1831 por un tribunal militar.