En las últimas décadas, NASA, ESA, JAXA y muchas otras agencias espaciales han puesto una vastedad de satélites a orbitar alrededor de la Tierra, ya sea para tomar fotografías, para medir en el infrarrojo, para enviar luz láser (LIDAR) o pulsos de ondas de radio (RADAR) y ver en qué rebotan, para medir microondas, entre otro. Todos con el objetivo de detectar remotamente y a gran escala, parámetros terrestres o atmosféricos.

Los datos satelitales que resultan de estas mediciones son múltiples y variados. Los portales de agencias espaciales y alguna que otra universidad los ofrecen por montones. Allí se encuentra desde la temperatura de la superficie del océano, su color y su salinidad, hasta la distribución del ozono en la estratósfera, pasando por mediciones de dióxido de carbono, nubes y aerosoles, entre muchos otros datos. Pero las agencias espaciales no pararon ahí, varios satélites han vagado a lo largo y ancho del sistema solar; han recorrido todos y cada uno de los planetas (incluido el ahora destituido Plutón). Uno de ellos incluso incursionó dentro del medio interestelar al viajar hacia la nube de Oort, una marabunta de objetos trans-neptunianos que delimita el sistema solar. Lo que significa que no solo se puede estudiar la Tierra, sino que se pueden estudiar los mares y lagos (probablemente de etano y metano liquido) de Titán, la luna más grande de Saturno, y hasta los ciclones polares del tamaño de la Tierra en la atmósfera de Júpiter.

Lo hermoso de estos datos es que en su gran mayoría son totalmente gratis y están al alcance de cualquiera que tenga una computadora y unos cuantos minutos (quizá horas) de ocio. Algunas veces hay que llenar una formilla, nada que no se haga para darse de alta en una red social. Otras veces hay que ir llenando un carrito de compras ¾tal cual como si se estuviera ordenando algo por internet¾, dirigirse a la zona de pago en donde no se requiere ningún tipo de tarjeta de crédito, dar unos cuantos clics y esperar la descarga. Es más, las fotos (o los conglomerados de éstas) tan solo hay que buscarlas en Google (o en el buscador de su preferencia) y ahí están, enviadas desde la órbita de Saturno y mostrando sus anillos en su máximo esplendor o enviadas desde Marte por alguno de los rovers que vagabundean sobre la superficie del planeta rojo.

Si deseas conocer más sobre este tema, visita la edición de Agosto de la revista de divulgación de la ciencia de la Agencia Espacial Mexicana http://haciaelespacio.aem.gob.mx/revistadigital/articul.php?interior=554

 

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