Explicó que, de acuerdo con Eduard Spangler, la psicopedagogía
es la ciencia encargada de investigar las características
psicológicas o las necesidades presentes en el alma de un
individuo o grupo de individuos con el fin de atenderlas desde
puntos de vista culturales y educativos concretos.
Señaló que “para la psicopedagogía existe el alma, la cual
tiene una estructura y sobre ella hay que trabajar para que la
persona pueda crecer sanamente y así desarrollar todas sus
facultades y capacidades, teniendo en cuenta que la realidad
del alma es cambiante de acuerdo con los grados de desarrollo,
los criterios de valor que aparecen en cada momento de la
vida y la cultura a la que pertenece el sujeto”.
Así mismo, explicó que Spangler sostenía que existen seis
tipos ideales fundamentales de individualidad, esto quiere decir
que las almas de las personas, por su propia naturaleza, su entorno
y a lo que ellos mismos les llama la atención, adquieren
una forma específica y basan su existente en seis tipos de leyes.
El primero de los ideales fundamentales es el teórico, que
es el hombre en continua búsqueda de la verdad y la encuentra
a través del conocimiento. Predominan en él los valores
intelectuales y centra su búsqueda a través de la investigación,
del estudio y de la experimentación sobre sólidas bases objetivas.
Su más preciado bien es la ciencia.
El segundo es el estético, quien es un buscador de la belleza,
centra su mundo en la observación de la armonía y de las
formas desde una visión subjetiva del mundo. La experimentación
de su bien, el arte, viene dada a través de los sentidos.
Otro más es el religioso, en él el valor es la espiritualidad
y la meta es Dios. Enfoca el mundo de lo humano en torno a
lo divino. Vida contemplativa, oración, todo lo circundante es
bello y valioso en tanto es obra de la mano de Dios.
La doctora Carrillo Colmenares explicó que “el objetivo
del psicopedagogo enfocado en los jóvenes es afianzarle [al
muchacho] convicciones positivas frente a la vida. Servirle de
contrapeso [fuerza equilibradora] y ampliarle el círculo de conocimientos
desde un determinado punto de vista cultural y
educativo”.
Agregó que para Spangler, dichas convicciones positivas
frente a la vida tienen que ver con la persona, la cultura y la
sociedad. Así que “el joven formado debe tener pensamientos
positivos sobre todo lo que le rodea”.
Mientras que el servirle de contrapeso “es la parte más
difícil, pues implica que el psicopedagogo madure mucho
en su carácter, pues es él quien debe ser un ejemplo para
sus alumnos. Si el estudiante no es puntual y no cumple
con sus compromisos académicos, nosotros debemos demostrar
que es posible realizarlos y así ayudarle a que sea
organizado”.
Así mismo, el psicopedagogo debe propiciar que los estudiantes
puedan fluctuar en cuatro direcciones: la teórica (la
capacidad de teorizar), técnico-constructiva (capacidad de
crear y construir cosas), oratoria (exponer ideas con claridad)
y estética (apreciación de la forma y comprensión de las cosas
que nos rodean).
En este punto, la ponente explicó que el psicopedagogo
“debe reconocer en el proceso formativo dos tipos de alma: la
individual y la colectiva; es decir, debe reconocer los deseos y
aptitudes de cada estudiante, sin olvidar que se deben cultivar
ideales colectivos y hacerle ver al estudiante en qué momento
el alma colectiva predomina sobre la individual”.
Para concluir, la doctora Lucía Carrillo sostuvo que la
psicopedagogía del arte especialmente dirigida a jóvenes del
siglo xxi, es la labor de darle la oportunidad a los estudiantes de
probar elementalmente las facultades en las direcciones (teórica,
estética, entre otras) teniendo en cuenta tanto sus necesidades
psicológicas como los conceptos y sistemas de arte que
posee la historia de la humanidad.