El huevo es un alimento altamente recomendable dentro de la dieta diaria de las y los mexicanos, ya que es rico en proteínas (que se encuentran en la clara), y aporta al organismo humano antioxidantes (lutenia y zeaxantina) que benefician la salud ocular y los procesos de embarazo y lactancia, además de vitaminas A, D, B12, fósforo, rivoflamina y ácido fólico.

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Entonces, ¿por qué se le ha considerado anteriormente como un alimento de cierto “cuidado”? Debido a que en décadas pasadas, en algunas regiones del mundo se promovió el que consumirlo aportaba de manera importante a los índices de colesterol de una persona, además de que provocaba gases que dañaban al estómago, entre otras creencias.

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La realidad es que el consumo de huevo, como casi todo en la vida, sin llegar al exceso, es completamente saludable. Se puede preparar de muy diversas maneras: tanto platos dulces como salados, y sus variedades en blanco y rojo, aportan la misma cantidad de nutrientes, saben igual y entre ellos no hay variaciones significativas, excepto que el cascarón del huevo rojo es un poco más grueso.

México se ubica como quinto productor mundial de huevo para plato; las cifras preliminares indican un volumen de 2.72 millones de toneladas en 2016, con una aportación de Jalisco de 55.3%, seguido por Puebla con 18.2% y Sonora, con 4.8 por ciento.

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Consumir huevo no debe ser tabú sino motivo de degustar un rico platillo sano, accesible a la economía y completamente nutritivo en las cantidades recomendadas por las autoridades agroalimentarias y de salud. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), por ejemplo, recomienda el consumo de hasta dos huevos diarios ya que en esa cantidad “no se considera un factor de riesgo para la salud humana en la mayoría de la población”. Así que, ¡a disfrutarlos!

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