En el Valle de México la contaminación que se genera en la megalópolis, no sólo impacta el área urbana y conurbada, si no también, los diferentes ecosistemas presentes en las partes bajas y altas de las montañas que rodean a este valle, lo que ha originado alteraciones en la variabilidad interanual del clima, derivado del incremento en las concentraciones de bióxido de carbono y de otros contaminantes asociados, con afectación en el desarrollo de ciertas especies, que pueden ver modificado sus procesos fisiológicos y poner en riego su sobrevivencia.

En el límite arbóreo o a elevaciones superiores a 4,000 m de los picos volcánicos de México, se encuentra una especie de aspecto tortuoso con porte arbustivo de no más de 80 cm de alto, de porte rastrero o casi rastrero, conocido comúnmente como enebro azul, especie que se distingue por su tronco torcido, de corteza fibrosa y escamada, frutos de color azul oscuro o violáceo, que ramifica desde la base generando tallos múltiples, lo que le permite integrar núcleos o colonias de varios individuos, que se encuentran presentes de forma dispersa y arraigados a intersticios de rocas, afloramientos rocosos o en las paredes de cortes verticales de cañadas; proceso evolutivo que se intuye fue desarrollado por la especie como estrategia para escapar de los daños ocasionados por la fauna silvestre, ganado vacuno, o bien por incendios naturales o intencionales, que ocurren con frecuencia en los pastizales alpinos, donde el enebro azul forma parte del ecosistema. A pesar de esta estrategia, incendios de alta intensidad como los ocurridos en 1998, derivado de la presencia de un evento cálido intenso del Niño Oscilación del Sur, ocasionó alta mortandad de individuos de esta especie en su área de distribución.

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Como una acción colaborativa entre los Drs. José Villanueva Díaz y Julián Cerano Paredes, investigadores del Laboratorio de Dendrocronología del INIFAP CENID RASPA y el Instituto de Geografía de la Universidad Autónoma de México, de los que forman parte los profesores-investigadores Dr. Lorenzo Vázquez Selem y Dr. Osvaldo Franco Ramos, hace casi una década se inició con el estudio de esta especie y de otras más como el pino de altura (Pinus hartwegii Lindl.) y capulincillo (Ribes ciliatum), con las cuales, el enebro azul se asocia en una parte de su distribución. De esta colaboración, se inició con la obtención preliminar de secciones transversales obtenidos del tallo principal de individuos presentes en poblaciones de los Volcanes Iztaccihuatl, Popocatepetl, Montle Tlaloc, Cofre de Perote y Pico de Orizaba, con las que se determinó la formación de anillos de crecimiento anual, dado que la estación de crecimiento donde se encuentra la especie es muy limitada, derivado de la presencia de heladas, que llegan a presentarse casi todo el año, lo cual limita el desarrollo de la especie a un período del año muy corto y por ende la formación de bandas de madera de crecimiento anual o anillos de crecimiento.

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De estos estudios se ha determinado, que el crecimiento de la especie es sumamente lento, ya que en algunos individuos con diámetros a la base del tallo inferior a 30 cm (15 cm de radio), puede existir hasta 50 anillos anules por centímetro, lo que hace a la especie, el arbusto alpino con mayor longevidad en el continente americano, donde llega alcanzar edades que pueden sobrepasar el milenio. A diferencia de Pinus hartwegii, cuyo factor más limitante para su desarrollo es la precipitación, el enebro azul responde a temperatura máxima, es decir, entre mayor incremento en la temperatura máxima, mayor es el grosor de sus anillos de crecimiento anual. Esta relación es de gran importancia para analizar como el efecto de la contaminación ha incrementado las temperaturas y afectado la respuesta fisiológica del enebro azul y de otras especies en el límite arbóreo y a mayores elevaciones en los picos montañosos del Valle de México.   

 

INFORMACIÓN:

Dr. José Villanueva Díaz

CENID RASPA – INIFAP

villanueva.jose@inifap.gob.mx