El Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) desarrolló una tecnología disruptiva para la regeneración de los catalizadores de hidrotratamiento de nafta de coquizadora utilizados como trampas de silicio, lo que generará beneficios ambientales y económicos para la industria petrolera.
Actualmente, esta tecnología se encuentra en fase de escalamiento a nivel semiindustrial y se decidió llevar a cabo en dos etapas: La etapa de regeneración del catalizador, que se realizó en el Centro IMP La Reforma, en Hidalgo, y la de estabilidad catalítica, que se tiene considerada, en principio, realizar en la Refinería Francisco I. Madero.
El área de Ingeniería, se encargó del diseño de la unidad de regeneración, en la cual se utilizaron equipos existentes que fueron evaluados y adaptados para poder ser utilizados en esa unidad. El equipo faltante se fabricó en el IMP, con la ayuda del personal del Laboratorio de Plantas Piloto.
Especialistas adscritos al proyecto y al Laboratorio de Plantas Piloto fueron los responsables de la instalación y puesta en marcha de la unidad de regeneración, la cual se instaló en el Centro IMP La Reforma.
La regeneración del catalizador resultó un éxito ya que en esta prueba a escala semiindustrial se logró remover 82-83 por ciento de los compuestos de silicio depositados en el catalizador.
En caso de aplicarse esta tecnología a nivel industrial —dado el auge de la coquización—, ésta podría tener un impacto ecológico considerable ya que reduciría de manera importante la disposición de catalizadores gastados.
Cabe destacar que las pruebas de principio se realizaron con presupuesto de Pemex Refinación y posteriormente, una vez validada la hipótesis científica, el financiamiento se obtuvo a través del Comité de Innovación, Investigación y Soluciones (CIIS) del IMP.
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