En 1993, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró el 17 de octubre como el “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza” con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades y las acciones a impulsar para abatir esta problemática en todos los países.

La temática para 2016, que se encuentra ligada al cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, es: “De la humillación y la exclusión a la participación: Poner fin a la pobreza en todas sus formas”, a fin de reconocer que ésta es el resultado de muchos y diferentes factores interrelacionados.

En México, de acuerdo a la última medición de la pobreza, ocho de cada 10 jóvenes son pobres o vulnerables y sólo 17.5% no lo son; en este respecto, cabe destacar que 29.1% son vulnerables por carencias, 6.1% por ingreso y 47.1% se encuentra en situación de pobreza, de los cuales, 9.7% la experimentan de manera extrema.

En términos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), alcanzar las metas en relación a la pobreza implica sacar de la pobreza extrema a 3.5 millones de jóvenes mexicanos que se encuentran entre los 12 a los 29 años y lograr que siete millones de jóvenes dejen la condición de pobreza moderada, en los próximos 15 años.

La medición multidimensional de la pobreza en México toma en cuenta el ingreso y la carencia de derechos sociales, para el 2014 la principal carencia social entre las y los jóvenes era el acceso a la seguridad social, resultando que cerca de 25 millones la presentan y más de la mitad tienen un ingreso inferior a la línea de bienestar.

Otro aspecto a considerar es la dimensión espacial, pues si el promedio nacional de jóvenes en situación de pobreza es del 47%, hay entidades federativas que superan este porcentaje, como Chiapas (77.1%) y Oaxaca (67.6%), por el contrario, Nuevo León (19.7%) y Baja California (28.3%), presentan los niveles más bajos.

El reto de la política social ante este panorama es enorme, no sólo es dimensionar la cantidad de jóvenes y su distribución, también es comprender que la condición social de pobreza, es familiar. Lograr la ruptura generacional de reproducción de la pobreza es crucial para impactar en los niveles de vida de la población juvenil.

Por tal motivo, el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), busca conseguir que estos resultados sean permanentes a través de programas de nueva creación con los que se impulsa el acceso a los derechos sociales de la población joven como la educación, la salud, la seguridad social, la vivienda y la alimentación.

Ejemplo de ello es el programa “Vivienda Joven”, con el cual el Imjuve busca coadyuvar a resolver la problemática que enfrentan las y los jóvenes de 18 a 29 años de edad que son cabeza de familia, ganen menos de 10 mil pesos mensuales y no cuenten con un crédito hipotecario para adquirir un bien inmueble.

Asimismo, con “Jóvenes por un México Alfabetizado”, se busca incorporar a las y los jóvenes como los principales aliados en la atención de 7.5 millones de personas que se encuentran en condiciones de analfabetismo o rezago educativo, de las cuales 2.2 millones serán alfabetizadas y 5.3 millones su educación básica.

En este mismo sentido, para contribuir a que más jóvenes concluyan sus estudios básicos y evitar que deserten a temprana edad de los sistemas educativos, se cuenta con “Fútbol por la Inclusión” y los “Comedores Poder Joven”, mediante los cuales, se brinda a las y los estudiantes, alimentación sana, variada y suficiente.

Por su parte, las “Casas del Emprendedor” tienen el objetivo de ofrecer un espacio donde se articulen las opciones para impulsar las iniciativas productivas de las y los jóvenes a través de la vinculación con un ecosistema emprendedor, coadyuvando al emprendimiento para fomentar el desarrollo y bienestar de las y los jóvenes.

 

IMJUVE /2016-B0115

Ciudad de México, a 17 de Octubre de 2016