La música de El Haragán y Compañía la cual escaló rápidamente las listas de popularidad en las calles, callejones, combis, tianguis, camiones y el metro al retratar en sus letras el devenir y vida diaria de las personas y los barrios, formó parte de la sesión de escucha del ciclo Iconos del rock mexicano con la presencia de Luis Álvarez El Haragán.

En una velada musical repleta de rock y anécdotas, la noche del 29 de enero en la Fonoteca Nacional del Conaculta, el músico originario de Tlalnepantla, estado de México, acompañado por el periodista Ricardo Bravo, realizó un recorrido musical por la discografía de la agrupación, cuya fama se extendió de boca en boca a inicios de la década de los noventa.

“En un principio, cuando era pequeño, tenía un sueño: pisar un escenario, cantar mis canciones. Me imaginaba tocar en el asta bandera de la colonia en donde vivía en Tlalnepantla y lo hice. Conquisté el municipio, ciudad Neza, después el Distrito Federal, hasta que El Haragán se escuchó en todo México y Estados Unidos. Realmente he sobrepasado ese sueño, estoy satisfecho en ese sentido”, compartió el músico ante una joven audiencia que llenó el patio principal y la sala Murray Schafer del recinto cultural.

En la sesión musical, el artista con 22 años de trayectoria recordó cómo fue que llegó a grabar su primer material discográfico, la conformación de su banda, la búsqueda de su estilo musical y el origen del nombre de El Haragán.

“Ricardo Barrón organizaba eventos de música popular en Tlalnepantla, en los que participé con algunas de mis canciones, entre ellas El Haragán. Él, al anunciarme, me presentó bajo ese nombre y se me quedó. Luché por quitármelo durante un año, se lo quise cambiar por Los amigos de Lucas, Los de abajo, La urbe, Luis Álvarez y su banda, pero no funcionaron quedándome finalmente como El Haragán y compañía”.

En el evento, donde se escucharon las canciones El no lo mató, Aburrida la vida, En el corazón no hay nada, Extraña sensación, Toque de queda y El blues de Cris, el artista galardonado con el premio a Nuestro Rock por mejor grupo de rock en 1998, habló sobre su primer trabajo musical Valedores juveniles, realizado en 1990, del que dijo, fue una producción espontánea, fresca y sin arreglos en la que se retrató el momento de su adolescencia integrado por 10 canciones que hasta la fecha le ha abierto las puertas en México.

Sobre su segundo material Rock que se comparte (1991) indicó que este reafirmó el éxito del grupo para consolidarlo como una banda con un sonido característico a través de “rolas” que tuvieron forma y estructura; mientras que en el disco ¡A capela! Vol. I (1991), quiso regresar al plan solista del cantautor y a la raíz acústica.

Luis Álvarez, quien deleitó a la audiencia al interpretar en vivo Amor por nada, La violencia y Vine a, comentó que con el disco grupal En el corazón no hay nada (1994) se escucha a un Haragán más pulido y organizado, en el que se experimentó al incluir injertos de rock y pop.

El compositor explicó a la audiencia que las letras de sus canciones tienen un impacto que llega a la mente de la banda, en las que a la vez busca mostrar las influencias de cantautores como Silvio Rodríguez, Roberto Carlos, José Luis Perales y Oscar Chávez, traduciéndolas “a un estilo haraganezco”.

Señaló que en el año de 1996 tuvo la necesidad de regresar al plan sencillo del compositor, de donde surgió el álbum A capela Vol. II, una continuación del primer disco integrado por canciones íntimas y que en 1998, con En algún lugar del cielo, de nueva cuenta brincó a realizar rock en una producción discográfica en donde se exploraron diferentes sonidos y  arreglos que “causaron sorpresas”.

Después de una pausa de grabación de cinco años, en 2003 se realizó el disco Ánimas, el cual fue grabado en España y México. “Surgió la idea de hacer una gira en España en el 2001, en ese año quise grabar por allá y ver qué se podía traer en sonido. Con Ánimas tuvimos un gran impacto al integrarlo con rolas muy interesantes logrando una producción de las mejores en cuanto a expresión musical”.

En la charla, el músico se refirió a su producción Toquedkeda realizada en 2005 junto a Santa Sabina, de la que resultó un disco medio psicodélico bajo la dirección de Poncho Figueroa. “Fue un material muy sencillo a la manera de Santa Sabina, introspectivo y personal, de canciones que creí no podían ser tan vendidas, lográndose un buen disco”.

Finalmente, en la sesión que consistió en la revisión del trabajo de Luis Álvarez, quien dejó una huella en el rock mexicano, el músico se refirió a Volviendo a casa (2011) su más reciente producción independiente, en la que quiso recuperar la forma de grabación de los años 80 y 90 y retorna musicalmente al rock & roll y blues.

La música de Luis Álvarez El Haragán forma parte del acervo de la Fonoteca Nacional del Conaculta, ubicado en Francisco Sosa 383, Barrio de Santa Catarina. Delegación Coyoacán, misma que puede ser consultada por el público en general.

Información: DAF

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