Quienes acostumbran bañarse en las aguas del mar saben a qué atenerse cuando están infestadas de aguamalas o medusas, una pequeña especie de color azul transparente, con aspecto gelatinoso, y largos tentáculos, que a su contacto provocan reacciones quemaduras y otro tipo de reacciones.

Sin embargo, fuera del contexto del océano, sorprende el hecho de que este organismo marino lo transformen en un exquisito alimento que se degusta principalmente en la cocina asiática, donde son muy estimadas por muchos comensales de China, Japón y Corea.

Lo paradójico es que, mientras en sitios con destino de playa- como Mazatlán, Sinaloa- se impresionan con su presencia, en el estado de Sonora son más que bien recibidas porque se produce a gran escala, convirtiéndose en una pesquería emergente que compensa, en parte, la economía del pescador ribereño.

La FAO sugiere usarla para desarrollar nuevos alimentos o como uso médico, ya que se ha descubierto que existe una medusa – Turritotsis nutricula– que puede revertir su proceso de envejecimiento, por lo que podría contribuir a la investigación sobre productos rejuvenecedores.