Diariamente estamos sujetos a la ocurrencia de una gran diversidad de eventos que pueden alterar nuestra condición económica, sanitaria, cultural, etc.

A diario suceden eventos exógenos que pueden poner en peligro la salud o la vida humana como resultado de la exposición, generalmente involuntaria, a factores biológicos, químicos o físicos presentes en el medio ambiente, o por el consumo de productos y servicios, incluyendo la publicidad y elementos biológicos, físicos y químicos.

El riesgo se puede definir como una incertidumbre que es consecuencia de un evento o una actividad y que genera un impacto económico, financiero, en la salud (sanitario), ambiental, de seguridad, etc.

Lo más importante para tomar decisiones para manejar un riesgo es identificarlo, caracterizarlo y cuantificarlo, lo que se logra a través de la metodología del Análisis de Riesgos, lo cual permite la toma de decisiones en salud pública, el establecimiento de regulación ambiental y la planeación de investigación, entre otros.

En ese sentido, de acuerdo con el Reglamento de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), algunas de las atribuciones de COFEPRIS son los efectos nocivos de los factores ambientales en la salud humana y el saneamiento básico (art. 3, fracc. I, inc. n, o) y en específico, corresponde a la Comisión de Evidencia y Manejo de Riesgos, establecer el sistema de vigilancia de la calidad del agua, de conformidad con lo establecido por las normas oficiales mexicanas en materia de tratamiento del agua para uso y consumo humano, así como por las disposiciones y programas que resulten aplicables, sin perjuicio de las atribuciones que tengan conferidas otras autoridades competentes (art. 12).

En el caso del agua de uso y consumo humano existen diversos factores que pueden alterar la calidad del agua y contribuir a que ésta pueda representar un riesgo a la salud humana, por lo cual la COFEPRIS lleva a cabo la vigilancia de la calidad del agua bacteriológica y fisicoquímica.