Parte de la economía de muchos países en vías de desarrollo se sustenta en las exportaciones de productos agrícolas, entre los que destaca el sector frutícola. La globalización ha promovido la diversificación de los hábitos de consumo en los países desarrollados, lo cual ha permitido la exportación de productos agropecuarios tradicionales y el aprovechamiento de especies vegetales exóticas promisorias.

En México y algunos países en vías de desarrollo, los pequeños productores se enfrentan a la falta sostenibilidad de sus fincas, debido a la carencia de adecuadas técnicas agrícolas, estrategias de comercialización y procesamiento de los productos. Una alternativa para mejorar la condición actual de los productores, es el aprovechamiento de especies de alto valor en el mercado local y regional (productos no tradicionales), a fin de diversificar su dieta vegetal e incrementar sus ingresos económicos.

Varios países latinoamericanos, tienen una gran diversidad de microclimas que permiten la introducción y adaptación de especies vegetales de otras regiones del mundo, como los frutales: pitahaya, chicozapote, guanábana, tamarindo, rambután y maracuyá.

En las últimas décadas, se ha fomentado en México el aprovechamiento de especies no tradicionales; por ejemplo quienes cultivaban chayote, han establecido nuevas plantaciones de maracuyá; mientras que en las áreas cafetaleras, el rambután ha sustituido o se ha intercalado con el cultivo de café, lo que ha permitido elevar los ingresos económicos de los productores. La ventaja de las especies no tradicionales, es que, su poca oferta y alta demanda ocasionan que el producto adquiera precios atractivos convirtiéndolos en cultivos redituables.

Una de las debilidades que presentan las especies no tradicionales es la falta de técnicas agrícolas adecuadas. En muchos casos, los productores carecen de estrategias para la nutrición de los árboles, la protección fitosanitaria o el manejo postcosecha de los frutos. Ante esta situación, México y Japón realizaron un proyecto bilateral, de 2006  a 2012 en el estado de Veracruz, para la generación de tecnologías para la producción de seis especies de frutas no tradicionales (Pitahaya, tamarindo, rambután, maracuyá, chicozapote y guanábana).

Durante cinco años, investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), con apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y AMEXCID, desarrollaron trabajos de investigación científica y tecnológica en las disciplinas de nutrición, protección fitosanitaria, poda, tutores y postcosecha, para mejorar los rendimientos de dichos frutales.

Las experiencias asimiladas por el Campo Experimental Cotaxtla de INIFAP, se han compartido por los últimos tres años, con especialistas de siete países de América Latina, en el marco del Programa Conjunto México-Japón (JMPP). Desde 2014, AMEXCID, JICA e INIFAP han organizado el “Diplomado Internacional en Tecnología de Producción de Frutales Tropicales No Tradicionales”, en el que se ha capacitado a cuarenta expertos frutícolas para la aplicación de tecnologías de producción y de manejo postcosecha de frutales tropicales no tradicionales en huertos comerciales.

Este programa de cooperación triangular, destaca por ser el primero del Japan Mexico Partnership Program (JMPP) , en el que se otorga un diploma con validez oficial. Como parte de la evaluación del aprendizaje en el diplomado, se realizó el Día del Fruticultor, en el que los especialistas latinoamericanos realizaron actividades para la transferencia de tecnología a alrededor de 300 productores mexicanos.

La tercera y última edición del diplomado, se llevó a cabo del 19 de septiembre al 12 de octubre de 2016, en Veracruz. La inauguración se realizó en las instalaciones de la SRE en la Ciudad de México, con autoridades de INIFAP, JICA México y AMEXCID.