Miembro de la primera generación de promotores bilingües interculturales del Inali (Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas), Enrique Francisco Antonio, profesor de la Escuela Normal Bilingüe Intercultural de Oaxaca (ENBIO), vivió en carne propia la mayoría de las transformaciones educativas en pro de las comunidades indígenas, experiencias que compartió en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) Ajusco.

Egresado del Doctorado en Pedagogía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Antonio narró con una franca sonrisa cómo obtuvo, en un tiempo récord, su título como profesor.

“Con la formación del Inali surgen los primeros promotores bilingües interculturales. Yo soy producto de ese proceso. Siempre cuento mi historia porque yo me hice maestro de la noche a la mañana, pues fui a un curso de inducción a la docencia y en seis meses obtuve mi nombramiento.

“A partir de ese momento se implementaron programas de formación para que el maestro indígena pudiera trabajar con sus pueblos; por ejemplo, en Chiapas, tenemos el Centro Coordinador Indigenista, posteriormente, vendría la creación del Servicio Nacional de Promotores Culturales de Maestros Bilingües, después surgiría la Dirección General de Educación Extraescolaren el Medio Indígena, para finalmente llegar a la Dirección General de Educación Indígena (DGEI). “Así fueron los procesos de formación, pero siempre fueron remediales, servían para que el que se hacía docente pudiera trabajar. ¿Cuál era la lógica?, que el propio nativo castellanizara a su propia gente y así homogeneizar la cultura”, puntualizó el ponente.

Así mismo, detalló que entre tantos cursos remediales no había un espacio para profesionalización, salvo los impartidos por la UPN Ajusco, donde a finales de los años setenta se crea la Licenciatura en Educación Indígena, pero los primeros que la cursaron fueron los directores y los supervisores.

“Era un círculo cerrado. Creo que la idea inicial de la upn era preparar un cuadro de profesionales que cuando regresaran a los contextos indígenas pudieran sensibilizar, si así lo quisiéramos llamar, respecto a la educación indígena; sin embargo, pienso que poco a poco se dio cuenta que no era suficiente formar a un grupo tan pequeño, por lo que abre más ese espacio. Gracias a esa apertura es que ingreso a la UPN y estudio la Licenciatura en Educación Indígena. Aunque tenía poco tiempo de formada, la upn encontró cuál era la lógica de formación que deberían darle a los que estábamos en servicio en aquel momento.

“Cuando termino la licenciatura, me llevo algo fundamental: me doy cuenta de que mi cultura, mi lengua y mi identidad es valiosa, y que yo tenía que hacer una labor de concientización, primero, con mis compañeros maestros, segundo, con los padres de familia de mis alumnos”.

Agregó que esos eran los espacios de formación que existían para los profesionales indígenas en ese momento, pero no había una normal que formara indígenas profesionales para trabajar con su comunidad.

“En Oaxaca tenemos 10 normales de educación básica, pero ninguna tiene las características de la Escuela Normal Bilingüe e Intercultural, que forma docentes que van a trabajar con las culturas originarias de ese estado”.

Explicó que en 1975 se formaban técnicos y tenían una visión más instrumentalista, más apegada a la visión de las didácticas. Los jóvenes no salían a hacer prácticas docentes y, en consecuencia, los formadores tampoco conocían mucho el campo, salvo aquellos que venían de haber trabajado en la educación básica. Además, el profesor formador de docentes no tenía perfil profesional y en raros casos tenía la licenciatura terminada, pero no se había titulado.

Sumado a esta situación, anteriormente se estudiaba la normal básica sólo con secundaria, pero con el nuevo plan de estudios de 1984 se eleva a rango de licenciatura, y provoca que la matrícula de las normales baje debido a que muchos de los que pretendían ser profesores no contaban con los estudios de bachillerato.

“Es a partir de la revolución del plan educativo de 1997 cuando se abre la normal bilingüe intercultural y se hicieron los ajustes pertinentes. Los iniciadores de dicha normal aún se encuentran laborando ahí; ellos impulsaron una currícula que llamaron polivalente, la cual permitía que los egresados pudieran atender a grupos de preescolar, primaria o secundaria”.

De acuerdo con Enrique Francisco, actualmente “en la enbio albergamos a las 16 etnias, a las 16 culturas milenarias, con sus distintas variantes dialectales.

“La normal bilingüe, como pionera, traza un eje transversal en la formación inicial, que es la gestión de la lengua y la diversidad cultural, hemos tenido un éxito tal que otras instituciones educativas copian lo que estábamos realizando y lo utilizaron en su currícula oficial.

“Ahora, en 2017, están realizando algo que llaman armonización de la malla curricular, donde privilegian el aprendizaje del inglés sobre todas las lenguas; dejan un espacio para las lenguas originarias, pero el peso recae en el idioma anglosajón”, externó el ponente.

Pese a esta medida, “para nosotros ha sido primordial crear un espacio donde se anteponga primero lo bilingüe y después lo intercultural; primero la cultura y la identidad y luego lo nacional. En nuestra currícula trabajamos con los saberes y los conocimientos propios de la cultura como eje transversal de la formación docente. Es complicado porque convivimos con una currícula nacional que tiene ciertos parámetros que cumplir y donde debemos asignar una calificación”.

Debido a estas medidas, a los directivos y profesores se les tildó de “cerrados”, ya que, “nos han dicho que a veces nos metemos en nuestro caparazón, pues un requisito fundamental, hasta hace unos días, era que todos nuestros alumnos tenían que hablar una lengua indígena para poder ingresar a la normal bilingüe”, esto se debe a que a los normalistas no se les enseñaba a hablar una lengua indígena, pues la función de la enbio es fortalecer las habilidades lingüísticas.

Sin embargo, debido al momento histórico que viven las escuelas normales, “muchas de las nuevas generaciones que están ingresando a la normal bilingüe son hablantes en mayor medida del castellano, y en menor medida de una lengua original. De lo anterior surge un nuevo reto para la institución: ¿cómo poder fomentar las lenguas originales?, pues tenemos casos de personas que llegan hablando dos o tres palabras y salen cantando y ‘chiflando’ en su lengua”, bromeó.

Gracias al esfuerzo de académicos de la enbio también se conformó la Red de Formadores en Educación e Interculturalidad en América Latina (Red feial), que cuenta con todo un equipo de profesionales (maestrantes y doctorantes), quienes buscan crear un centro de investigación multidisciplinario sobre educación y diversidad cultural.

“Estamos creando espacios para la gente joven, porque finalmente nosotros nos iremos y debemos dejarle a alguien la estafeta. Tiene que ser gente comprometida, con visión de a dónde quiere llevar la educación indígena.

“Los movimientos sociales de Oaxaca y la ideología predominante es nadar contra corriente, pero cuando ves este tipo de proyectos vale la pena sumarse, pues estamos luchando contra este pensamiento hegemónico, contra esta cultura dominante, pues se sigue estudiando nuestra realidad desde una postura fuera del contexto, y lo que queremos es analizarla desde dentro, desde el contexto mismo, lo que involucra un gran reto, pues implica romper esquemas, paradigmas; me refiero a pensar el quehacer de la investigación desde la postura decolonial.

“Si no reconceptualizamos los referentes teóricos y metodológicos con los que hacemos investigación, simplemente lo único que hacemos es repetir el pensamiento de otro autor. Lo que estamos proponiendo es cómo hacer ciencia nativa dentro de una institución occidental. Pasar de una matriz cultural occidental a una matriz cultural ancestral. Queremos visibilizar lo negado en la educación homogénea por los paradigmas existentes en el mundo occidental”.

La conferencia La formación de los formadores en investigación de la Escuela Normal Bilingüe e Intercultural y las redes de colaboración universitaria desde la perspectiva pedagógica decolonial, impartida por el doctor Enrique Francisco Antonio, se realizó en el marco de la tercera sesión del seminario Docencia universitaria y formación de profesionales indígenas. Retos para una descolonización académica.

El seminario, organizado por el Área Académica 2 y por las académicas Gabriela Czarny, Cecilia Navia y Gisela Salinas, también contó con la participación de Regina Martínez Casa, quien ofreció la conferencia La formación de lingüistas en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.