Con el título ¿Por qué enseñar historia a los jóvenes? Una reflexión sobre el sentido de la historia en la formación de las identidades en el México globalizado, la doctora Salazar Sotelo escribió pensando en sus alumnos y los docentes de esta disciplina. “Cuando ingresé a la UPN, no entendía por qué los estudiantes no aprendían historia. Al principio pensé que era mi culpa porque no era buena maestra, pues mi formación no era de docente, pero tengo dos hermanas que sí lo son, y fueron ellas las que me ayudaron a desarrollar herramientas didácticas.

“Pensé que con un mejor uso de materiales mis alumnos aprenderían de mejor forma, pero no fue así. Entonces me pregunté por qué si habían participado con mucho entusiasmo en las actividades que les planteaba, no había podido hacer que la información los cimbrara, los atrapara y les produjera más interés en el desarrollo de los procesos históricos.

“Comencé a buscar más alternativas para la enseñanza de la historia. Hoy, después de varios años, y de convertirme en psicóloga, comprendí que había que construir el conocimiento. Me di cuenta de que el conocimiento debía vivirse, experimentarse, pero como todavía no existe la máquina del tiempo para llevar a mis alumnos al pasado para que lo vean, lo que se debe hacer es que puedan tener una vivencia desde el presente”.

Durante la presentación del libro, la académica Gabriela Margarita Soria López, sostuvo que la doctora Salazar Sotelo “trata de ubicar cuáles son las problemáticas actuales [de la enseñanza de la historia] y presenta cómo es que la globalización demanda nuevas formas de entender la identidad y cuál es la función que cumple la historia y su enseñanza.

“Nos explica cómo esta cuestión de la identidad nacional se viene desdibujando por todos los cambios de la sociedad globalizada y nos invita a reflexionar sobre cómo es que los jóvenes están construyendo y perfilando esta relación entre el pasado, el presente y el futuro, especialmente la forma en que adopta la experiencia temporal, cómo las nociones de espacio y tiempo se están diluyendo”.

Sobre cómo se abordan estos cuestionamientos, el académico Xavier Rodríguez Ledesma consideró que “las vías por las que Julia [Salazar Sotelo] avanza en la búsqueda y posibles respuestas es todo un itinerario reflexivo permeado por el reconocimiento y aceptación de que la enseñanza de la historia tiene que ver fundamentalmente con el sentido político que esta disciplina ha tenido desde que se instauró como materia escolar dentro de la educación pública de nuestro país.

“Teniendo ese lente analítico, se adentra en la reflexión de varias cuestiones fundamentales, cada una de ellas trabajada dentro de los capítulos que conforman el texto. La primera: ¿cuáles son los desafíos de la historia hoy en día en una sociedad caracterizada por la globalización? ¿Su enseñanza puede seguir manteniendo los objetivos decimonónicos con los que surgió referidos a la creación de ciudadanos de cierto tipo? Las posibles respuestas no son obvias ni fáciles de construir”.

Por su parte, la doctora Soria López comentó que “en el libro [la autora] nos devela cómo es que la enseñanza de la historia como disciplina escolar, a nivel básico, se encuentra anclada a la función política-ideológica que fue impuesta en el siglo xix, a pesar de que el actual discurso en materia educativa plantea una enseñanza que coadyuve al desarrollo de competencias. “Lo que hace Julia [Salazar Sotelo] es regresar al pasado con la intención de ver por qué esos modelos no están respondiendo a las necesidades actuales, y lo que encuentra es que no viabiliza la enseñanza de un pensamiento histórico que omite la importancia del estudio del pasado en la comprensión del presente y que carece de sentido para los alumnos. Es por ello que nos invita a pensar en otra forma de enseñanza para que no sea sólo memorística.

“Nos brinda una propuesta para saber hacia dónde tiene que ir la enseñanza de la historia, para que realmente movilice procesos de razonamiento que estén centrados en dos elementos fundamentales: analizar las condiciones actuales y problematizar la realidad”.

¿Por qué enseñar historia a los jóvenes? es una obra que está organizada en cinco capítulos.

1. El desafío de la historia en la sociedad globalizada, se enfoca en uno de los supuestos más importantes de esta investigación, “la historia se hace desde los problemas del presente”, y analiza el impacto de la globalización en los valores e imaginarios de hombres y mujeres conectados gracias a internet, centrándose en las identidades, nuevas prácticas culturales y la mutación de la percepción temporal.

2. El sentido de la historia, es un análisis de la idea de progreso como plataforma de una sociedad que avanza hacia un futuro promisorio y pletórico de certidumbres, definida por un conjunto de valores universales (verdad, libertad, justicia y razón, entre otros). Bajo los supuestos de esta idea se estableció una forma de experimentar el tiempo: el futuro como la plena realización del progreso, el pasado como la génesis de ese devenir y el presente como el puente entre pasado y futuro. El progreso nutrió la concepción de historia y se educó a la sociedad con ella.

3. Los avatares de la enseñanza de la historia en México, analiza el papel del discurso histórico escolar en la construcción de las representaciones sociales e imaginarias para concitar en la sociedad el sentido de pertenencia e identidad nacional, distinguiendo las particularidades de este discurso en tres momentos históricos: construcción, consolidación y debilitamiento del Estado-nación en México. En esta parte del texto se disloca la función política/ideológica que había jugado la enseñanza de la historia sin que se haya construido una alternativa educativa viable y deseable para la historia en la escuela; además, invita a reflexionar sobre la función social y pública de la historia.

4. Los valores de identidad nacional en los adolescentes mexicanos, retoma el planteamiento del primer capítulo, enfocado en la forma en que la globalización ha creado ambientes que transmitan códigos, valores, significados y prácticas sociales que impactan en la cotidianidad de los jóvenes.

5. Enseñanza de la historia y ciudadanía, expone algunos lineamientos que pueden coadyuvar en la construcción de una pedagogía en torno a la historia, que mire al pasado desde un horizonte en el que se refracten tanto la experiencia inmediata de los sujetos como el devenir de los colectivos a los que pertenece. La finalidad es que emerjan las diversas historias, memorias y formas de percibir la temporalidad que conforma la sociedad, y que están ocultas por la gran meta-narrativa del modernismo.

¿Por qué enseñar historia a los jóvenes? Una reflexión sobre el sentido de la historia en la formación de las identidades en el México globalizado, de Julia Salazar Sotelo, puede adquirirse en la librería Paulo Freire de la UPN Ajusco.