Para Eyleen América Mercado Gómez, quien realizó su tutoría en la comunidad de Tepetzingo, ubicada en el municipio de Jonotla, Puebla, la experiencia cambió su perspectiva del panorama educativo.

Cuando llegó a la región, los pobladores no la esperaban y no podían recibirla, pues a lo largo del ciclo escolar la comunidad acogía a cuatro maestros, a quienes los pobladores alimentaban, “por eso no podían recibirme, porque no tenían qué ofrecerme de comer. Afortunadamente les hice caso a mis profesores que me dijeron que me llevara comida enlatada más que ropa, así pude aguantar algún tiempo, aunque llegó un momento en el que comía sólo una vez al día.

“Los primeros días llegaron los niños a clases, pero al tercer día sólo llegaron dos niños, así que fui a preguntar, casa por casa, por qué no habían podido ir, y lo que me dijeron sus papás es que, aunque en su mayoría eran niños de 6 años, mis estudiantes tenían que ir a trabajar al campo, y eran jornadas larguísimas de seis de la mañana a ocho de la noche, jornada por la que les pagan sólo 25 pesos.

“Entendí que no es que los niños no quieran ser niños, es que no tienen opción: o comen o van a la escuela. Tenía una niña de 5 años que se paraba a las seis de la mañana para irse a desgranar el maíz, regresaba a su casa, lo molía, hacía tortillas y luego bajaba a la escuela con dos cubetas, pues cuando les tocaba el receso las subía llenas con agua a su casa.

“La experiencia fue muy enriquecedora para mí y para mi formación como psicóloga educativa. Me permitió desarrollar la teoría y la práctica en un escenario real. También me permitió darme cuenta de las habilidades y capacidades con las que cuento para darle solución a los problemas y tomar decisiones. En esta experiencia cobró sentido la reflexión de mi quehacer profesional y la importancia que tiene el psicólogo educativo en el ámbito escolar.

“[Además] me di cuenta que las barreras para el aprendizaje no era no tener un lápiz, una pluma o el material, la barrera en esta comunidad es la economía. Regresé con una visión totalmente diferente y realmente entendí lo que es la pobreza en México”.

Divididas en bloques de cuatro exposiciones, las alumnas narraron las vivencias que más las marcaron o engrandecieron profesionalmente, como fue el caso de Brenda Adriana Páramo Camacho y Berenice Velázquez Barrios, quienes hicieron su tutoría en la escuela comunitaria Manuel Antonio Jiménez Arellano, en la localidad de Los Álamos Apipilolco, situada en el municipio de Acatzingo, Puebla.

“Cuando nosotras nos aventuramos a decir sí a este proyecto sabíamos que íbamos a ir a un lugar alejado, que estaríamos en una escuela que no tenía las condiciones básicas con las que contamos aquí en la ciudad, que no íbamos a tener las mismas comodidades que teníamos en nuestros hogares y sobre todo que no tendríamos los mismos recursos, así que tuvimos que hacer todo lo que podíamos con lo que teníamos.

“Una experiencia es algo que te mueve, que te provoca, algo que hace que tu perspectiva no se quede estática, sino que puedas ver las cosas de una forma diferente y que te transforme, y creo que queda muy acorde a lo que vivimos en nuestra tutoría”, explicó Páramo Camacho.

Durante su estancia de cuatro semanas en la comunidad de Los Álamos Apipilolco, Berenice y Brenda trabajaron con 23 alumnos bajo el concepto de experto-novato, en el que el más preparado transmite su conocimiento al otro. 

“Nosotras fungimos [como] expertos y los estudiantes de novatos, pero sólo en cuanto a los contenidos educativos que nos planteaba la guía, porque nosotras tuvimos muchas experiencias donde los estudiantes fueron los expertos y nos enseñaron muchas cosas”, sostuvo Berenice Velázquez.

Creado en 2009, el proyecto de tutores comunitarios del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), tiene como objetivo fortalecer el proceso de aprendizaje de los alumnos de primarias comunitarias focalizadas a través de acciones pedagógicas concretas durante el verano, que les permitan: mejorar su desempeño en el siguiente grado o nivel educativo; contribuir a la mejora de los aprendizajes en las áreas de español y matemáticas de los estudiantes; fomentar el gusto por la lectura y escritura a partir de los intereses de estos, ejercitar las habilidades del pensamiento para mejorar la adquisición de los aprendizajes, promover acciones en favor de la autoestima, la salud personal, colectiva y del entorno, tanto familiar como comunitario; así como involucrar activamente a los padres de familia en las acciones educativas de sus hijos durante el verano.

La Sexta Jornada de Tutorías Comunitarias de Verano de la Licenciatura en Psicología Educativa: Experiencias de Trabajo 2017, fue organizada por el Área Académica Aprendizaje y Enseñanza en Ciencias, Humanidades y Artes y el Cuerpo Académico Estudios Psicológicos de Procesos Educativos.