En entrevista con la Gaceta upn explicó que desde el quinto semestre de la LEI ha participado con instituciones dedicadas a promover el fortalecimiento, preservación y desarrollo de las lenguas originarias en nuestro país.

Inició su trabajo como intérprete en una consulta indígena realizada en Villahermosa, Tabasco, invitada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali).

Su producción más reciente fue como traductora del Manual de conservación y mantenimiento del Programa Escuelas al Cien, que elaboró el Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (Inifed).

El documento traducido en la variante ch’ol forma parte de las acciones del Programa Escuelas al Cien para promover la equidad e inclusión de las escuelas de zonas rurales e indígenas, con el objetivo de que estén en las mismas condiciones que las urbanas.

Ch’ol para explicar el cuidado de las escuelas

El texto, explica María Guadalupe, da a conocer en 20 páginas el cuidado que se debe tener con la infraestructura de las escuelas (edificios, mobiliario, accesibilidad, conectividad, servicios administrativos), las acciones de mantenimiento y conservación que se deben llevar a cabo y quiénes deben participar en estos trabajos, con el fin de mejorar las instalaciones de los planteles educativos.

La joven de origen chiapaneco recuerda que la invitación llegó mientras estudiaba el octavo semestre de la LEI (mayo de 2017), a través del profesor Antonio Castillo Sandoval, quien convocó a sus alumnos a las pláticas informativas para saber más acerca del proyecto.

“Otro compañero y yo no asistimos a la plática informativa, pero el maestro nos dijo que nos acercáramos al Inifed, entonces fuimos, nos entrevistamos con Fernanda Díaz, del área de certificación, y nos explicó de qué se trataba el manual y a los pocos días nos enviaron el documento para revisarlo”, explica la joven.

Palabras sin traducción que se describen en ch’ol

María Guadalupe invitó a su amiga Yudelma López Sánchez, hablante de la misma variante para trabajar juntas, y durante un mes se dedicaron a realizar esta labor.

“Fue todo el manual, un documento de 20 hojas que fue fácil de traducir porque, en mi caso, hablo y escribo mi lengua de manera fluida; era un lenguaje sencillo [el del contenido], aunque había palabras que en la lengua ch’ol no existen y tuvimos que buscar la forma de explicarlas.

“Por ejemplo, el nombre de una herramienta que en español se entiende, pero en ch’ol no hay manera de definirla, así que debíamos explicar de qué se trataba y para qué sirve.

“Tradujimos lo más posible, pero cuando no hay manera de explicar el objeto se deja la palabra en español o se combina un poco con la lengua ch’ol, porque en mi lengua ya se ocupa ese tipo de mezclas y trato de escribir algo que los hablantes de mi lengua entiendan.

El autocorrector de Word hace más laboriosa la tarea

“Lo que se me hizo difícil fue transcribir a la computadora porque el programa te corrige y había que hacerle ajustes que se tienen en la lengua, eso fue lo más difícil de este trabajo, cuidar la escritura”.

A esto se sumaba la carga académica que tenían en la Universidad, lo que dificultó cumplir con algunas revisiones del documento y retrasó el trabajo. Sin embargo, fueron las primeras en entregar la traducción.

Los ojos expresivos de María Guadalupe confirman su seguridad al decir que ella y Yulelma quedaron satisfechas con su trabajo y que éste representó una forma de retribuir a su comunidad todo lo que les ha dado. Es una manera de aportar algo al país como estudiante de la LEI, a través de estas instituciones dedicadas a salvaguardar las lenguas indígenas nacionales.

“Me alegra saber que hay instituciones interesadas en abrir la posibilidad de hacer traducciones en lenguas indígenas y que las lenguas indígenas nacionales sean reconocidas como tales porque también tienen sus derechos.

“Para mí representó un privilegio participar en estos proyectos porque significa una oportunidad para mi pueblo, para que siga viva su lengua; me emociona saber que estos textos van a llegar a mi comunidad, se van a leer y se abrirán las puertas a la mejora de las escuelas.

“Desde que ingresé a la Universidad y a la lei pensaba en poder hacer traducciones a mi lengua bajo la premisa de que no se perdiera con las nuevas generaciones”.

Traducciones para conservar el ch’ol

“Cuando llegaron las oportunidades en quinto semestre y ahora con el Inifed me pareció una muy buena idea. Este trabajo representa experiencia y reconocimiento a mi labor; pero, sobre todo, apertura para mi lengua en acciones educativas que impacten en las comunidades”.

Aseguró que el Inifed la invitó nuevamente a traducir otro documento, ahora la Guía de supervisión social, que “ya tengo lista para entregar en estos días.

“En realidad no cuento con una certificación oficial como traductora, pero tengo la intención en próximas fechas de acudir a la instancia correspondiente para obtener este documento y abrir más mi panorama y apoyo a mi comunidad”, señaló.

Por lo pronto, María Guadalupe, concluyó el octavo semestre en junio pasado, se encuentra elaborando su trabajo recepcional sobre una práctica docente intercultural en una comunidad indígena, del cual tiene un avance de 80% y espera titularse el próximo año.

El documento también se tradujo en la variante de la lengua tenek o huasteco (San Luis Potosí), con el apoyo de Flavio Balderas Martínez, y en la lengua náhuatl (sierra norte de Puebla), con la colaboración de Eleuteria Tezoquipa de la Cruz, ambos estudiantes de la LEI en esta institución. Las tres traducciones se pueden revisar en http://www.inifed.gob.mx/escuelasalcien/guias-y-manuales/