Este primero de mayo se cumplen 134 años de la lucha del movimiento obrero de Chicago, cuyos miembros fueron brutalmente reprimidos por demandar una jornada laboral máxima de ocho horas, la cual hoy es un derecho laboral en la mayor parte del mundo. También México celebra que se cumple un año de la publicación de la más trascendental Reforma Laboral de los últimos tiempos, la cual, entre otras conquistas, a través del voto libre, personal, directo y secreto devuelve el poder de los sindicatos a sus titulares originarios: las y los trabajadores.
A diferencia de otros años, debido a la emergencia sanitaria del COVID-19 en México y en el mundo las y los trabajadores no celebrarán su día congregándose en las calles y en las plazas. Esto no quiere decir que esta fecha emblemática tenga que pasar desapercibida. Todo lo contrario: las medidas temporales de distanciamiento físico deben servir para cobrar consciencia de la importancia de reforzar permanentemente los lazos de solidaridad y la seguridad social en el mundo del trabajo.
En el marco de esta conmemoración, el Gobierno de México refrenda su pleno apoyo a las y los trabajadores mexicanos. En los 17 meses que lleva la actual administración, el trabajo dejó de ser un tema relegado y ha vuelto a la posición central que nunca debió haber dejado. Porque en efecto, el trabajo es el generador de la riqueza, la principal fuente de ingresos de las familias mexicanas, la actividad que nos confere identidad y mediante la cual desarrollamos una vocación. Sirva pues este primero de mayo como un breve alto en el camino. Como una oportunidad para hacer un recuento de los logros hasta aquí alcanzados, pero también como un recordatorio de lo mucho que tenemos por recorrer hasta lograr que el trabajo sea una actividad que dignifque y remunere adecuadamente a todas y todos los mexicanos.