• La Canciller ofreció una conferencia magistral en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)

• Afirmó que la visita de Estado del Presidente Raúl Castro a nuestro país se realiza en el marco de una relación renovada a nivel bilateral

En el marco de su conferencia magistral sobre las relaciones de México con América Latina y el Caribe, impartida hoy en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), la Secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, aseguró que la visita de Estado del Presidente Raúl Castro a nuestro país es muestra de la renovada relación bilateral, en la que se construye una prosperidad compartida.

“Estamos muy contentos de que sea su primera visita a nuestro país, que se hace en el marco de esta relación renovada, vigorizada, y realmente muy entusiasmados; saben el enorme cariño que le tenemos a Cuba, que Cuba nos tiene, y hoy, construimos nuevas avenidas de cercanía y de prosperidad compartida”, asentó.

Asimismo, adelantó que en la reunión bilateral, las conversaciones tendrán como eje las reformas transformadores que ha impulsado el Presidente Enrique Peña Nieto, así como las reformas en Cuba que han permitido inversión extranjera, particularmente en la zona de desarrollo económico de El Mariel.

La titular de la SRE dijo que la relación México-Cuba evoluciona y “hoy se expresa en una renovación del marco de cooperación, en un mayor intercambio educativo, académico, tecnológico, de buenas prácticas; y hoy también con cada vez mayores oportunidades de acrecentar una cercanía de la comunidad empresarial a través de la inversión de empresas mexicanas en la isla”.

En su conferencia magistral, la Canciller Ruiz Massieu dijo que México tiene clara su pertenencia latinoamericana y caribeña. “Tenemos claro también que esta pertenencia debe darnos oportunidades de desarrollo, de prosperidad y de bienestar tangible”, añadió.

Explicó que México tiene pertenencia con diferentes regiones como Norteamérica, Latinoamérica y el Caribe, pero todas son complementarias. “En un entorno de creciente integración de mercados de bienes, servicios y capitales, y de una creciente movilidad de personas, nuestro país se ha afianzado como un puente y como un punto de encuentro entre nuestras regiones”, señaló.

Ruiz Massieu afirmó que México continuará alimentando un diálogo simultáneo y mutuamente benéfico con toda Latinoamérica. Se refirió a la región como una zona de gran potencial; destacó que en conjunto, integra 33 países que ocupan 13% de la superficie del planeta y 9% de la población mundial, poco más de 614 millones de habitantes.

En el ámbito económico, detalló que la economía de la región es dinámica y el crecimiento promedio del Producto Interno Bruto en los últimos cinco años (3.7%), supera al de la Unión Europea (1%), Estados Unidos (2.1%), Japón (1.5%) y Francia (1%).

“Se trata del conjunto de economías emergentes y de creciente desarrollo con el mayor avance en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Es un hecho que debemos celebrar, que de 2012 a 2014 la pobreza en la región disminuyó de 44% a 28%, como proporción de la población; la pobreza extrema pasó de 19% a 11%”, señaló.

La conferencia magistral contó con la presencia de Francisco Valdés Ugalde, Director General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), y de la Embajadora Socorro Flores Liera, Subsecretaria para América Latina y el Caribe, entre otros.

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DEL MENSAJE DE LA CANCILLER CLAUDIA RUIZ MASSIEU EN LA FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (FLACSO)

En primer término dar las gracias al maestro Francisco Valdés Ugalde por haberme extendido esta invitación para estar aquí el día de hoy.

Señoras y señores, de verdad me siento muy honrada de reencontrarme aquí en FLACSO, y hacerlo como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores y no como candidata a la maestría y a punto de enfrentar un examen. En esta facultad cursé la Maestría en Políticas Públicas Comparadas y me enorgullece de verdad ser parte de su selecto grupo de egresados.

Los conocimientos que aquí adquirí me han sido muy útiles, me han acompañado y me han fortalecido en mi carrera pública durante todos estos años.

Me dirijo hoy a ustedes para conversar un poco sobre los logros y la visión que ha tenido el gobierno de la República, el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, en materia de política exterior hacia América Latina y el Caribe en los últimos tres años, y compartirles un esbozo de la hoja de ruta que pretendemos seguir en los próximos tres años.

En primer lugar me gustaría afirmar que México tiene clara su pertenencia latinoamericana y caribeña. Tenemos claro también que esta pertenencia debe darnos oportunidades de desarrollo, de prosperidad y de bienestar tangible y cotidiano.

Buscamos que nuestra red de 24 embajadas y cinco consulados en la región centren su quehacer todos los días en lograr este objetivo. Pero nuestra pertenencia latinoamericana y caribeña no ha sido siempre bien entendida; hace algunos años, sobre todo en el contexto de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, hubo voces que plantearon un falso dilema sobre si México era un país con vocación latinoamericana o con vocación norteamericana.

Para nosotros ambas pertenencias no son excluyentes, son complementarias. En un entorno de creciente integración de mercados de bienes, servicios y capitales, y de una creciente movilidad de personas, nuestro país se ha afianzado como un puente y como un punto de encuentro entre nuestras regiones.

La integración tiene el efecto de acercar a las comunidades, motivarlas a labrar nuevos entendimientos políticos y culturales que compaginan con un más intenso intercambio económico, crecimiento, empleo y bienestar.

Las relaciones internacionales son una vía para construir ese bienestar compartido. México sostiene y continuará alimentando un diálogo simultáneo y mutuamente benéfico con toda Latinoamérica.

Nuestra perspectiva hacia el sur del continente ofrece un gran potencial. Una mirada rápida al perfil latinoamericano y caribeño es suficiente para percatarnos de las enormes fortalezas que tiene la región.

Por principio somos 33 países que, juntos, ocupamos el 13% de la superficie del planeta y aglutinamos el 9% de la población mundial, poco más de 614 millones de habitantes. La sociedad latinoamericana y caribeña es joven, casi un tercio de la población es menor de 14 años.

Nuestra economía regional es muy dinámica, el crecimiento promedio del Producto Interno Bruto de la región en los últimos cinco años supera al de la Unión Europea, nuestra región con 3.7% de crecimiento promedio, la Unión Europea 1%, y aún al de Estados Unidos con 2.1%, Japón 1.5% y Francia 1%.

Se trata del conjunto de economías emergentes y de creciente desarrollo con el mayor avance en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Es un hecho que debemos celebrar que de 2012 a 2014, la pobreza en la región disminuyó de 44% a 28%, como proporción de la población; la pobreza extrema pasó de 19% a 11%.

Sin embargo, la pobreza que enfrenta la región es un reto que debemos superar y es nuestra convicción de que a través de los mecanismos de integración que nosotros promovemos y en los que participamos, encontraremos también una vía para enfrentar esta pobreza y, sobre todo, la gran desigualdad que prevalece en buena parte de la región. Pero hoy, en Latinoamérica este reto es, hay que recordarlo, menos grave de lo que era a principios del siglo.

La riqueza de los recursos naturales es una de nuestras fortalezas geopolíticas, también, de cara hacia el futuro. La región cuenta con seis de los 10 países mega diversos del mundo: Brasil, México, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, así como con una tercera parte de los recursos hídricos del planeta.

Uno de los mayores activos sociales de la región es su pluralidad y su diversidad. No debe preocuparnos que esta pluralidad y esta diversidad se traduce en visiones políticas y económicas distintas.

La nueva concertación, por llamarla de algún modo, que México ha procurado con todos los actores de la región, es sin duda una más de nuestras fortalezas.

México ha logrado usar y mantener un diálogo político permanente y de alto nivel que está propiciando un ambiente de entendimiento para tratar los temas sensibles que compartimos en la región; donde ha sido necesario hemos renovado nuestras relaciones, logrando acercamientos y fortaleciendo el marco jurídico de cooperación.

Hoy hablamos más, y hablamos mejor, con Cuba, con Brasil, con Chile, con Ecuador, con Perú, con Colombia o con Venezuela. Precisamente mañana vamos a recibir en Mérida al Presidente de la República de Cuba, en su primera visita a México, después del relanzamiento de la relación en 2013.

México ha fortalecido también sus principales mecanismos de concertación y vinculación regional. Desde el inicio de la administración del Presidente Peña Nieto, hemos suscrito más de 70 instrumentos jurídicos bilaterales y hemos logrado redimensionar los foros de cooperación y diálogo.

En México realizamos la vigésimo cuarta Cumbre Iberoamericana el año pasado, en Veracruz, para darle una nueva cara a este mecanismo posicionando temas que son prioritarios para nuestra región: la educación, la juventud, la cultura, en su agenda de trabajo. Ello se refleja hoy en programas específicos de movilidad académica, desarrollo de tecnologías para el apoyo de los sistemas de salud, por ejemplo, entre muchos otros.

Nuestro país ha sido también un actor relevante en el diálogo entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, que hoy se erige como el principal foro de concertación política en la región. La CELAC es un nuevo puente diseñado por México que ha permitido cristalizar una vieja ambición regional:

Hablar con una sola voz para avanzar en los principales puntos de la agenda global o bien, los propios.

De igual forma, la CELAC ha dado a México la oportunidad de impulsar una agenda de inclusión social y económica orientada a combatir las desigualdades y crear oportunidades de desarrollo para todos.

En ese sentido es en el que trabajamos para impulsar un mayor desarrollo regional, integrándonos mejor; para ello, nuestro país ha negociado y firmado un tratado de libre comercio con 10 países latinoamericanos y caribeños en los últimos años.

México es un creyente de la apertura comercial, no de proteccionismo. La apertura comercial es una fuente de crecimiento y una condición de posibilidad para una mejor distribución del ingreso.

El intercambio comercial de México con la región asciende a más de 40 mil millones de dólares; es decir, si consideramos a la región en su conjunto, conforma el tercer socio comercial de nuestro país, después de Estados Unidos y de China.

Una tercera parte de las más de 35 mil empresas mexicanas exportadoras tiene como destino a países de América Latina y El Caribe. Y lo que es más revelador: La región es el destino del 64 por ciento de la inversión extranjera directa que fluye desde México.

Hoy México es, además, el primer inversionista latinoamericano en Brasil, Costa Rica, Guatemala Honduras, Nicaragua y República Dominicana.

En parte causa y en parte efecto de un mayor intercambio económico, el turismo también ha crecido recientemente. Gracias a políticas de promoción de México y de los países de la región, los mexicanos tenemos a América Latina y El Caribe como nuestro tercer destino turístico y el año pasado, 3 millones de turistas mexicanos visitaron los países de la región; es decir, cerca del 18 por ciento del total de los turistas que la visitaron, en tanto que nuestro país recibió 1.5 millones de turistas latinoamericanos y caribeños.

La Alianza del Pacífico, por su parte, muestra claramente nuestra visión sobre la integración en América Latina.  Este mecanismo de integración que busca lograr una mayor movilidad de bienes, servicios, capitales y personas ha sido exitoso, porque ha cumplido las letras que nos trazamos y nos estamos de manera permanente trazando nuevas metas con gran practicidad. La clave del éxito de la Alianza es que entrega resultados que se han traducido en beneficios muy concretos ya para las sociedades de los cuatro países que lo integramos.

En la Alianza acordamos, por ejemplo, una amplia liberalización arancelaria inmediata del 92 por ciento de todos los bienes que comerciamos al momento de la ratificación del acuerdo, y el 8 por ciento restante la liberalizaremos en plazos definidos, a partir de este momento hasta el 2030.

Eliminamos las visas entre los cuatro países miembros, lo que ha apoyado a nuestros sectores privados para que puedan establecer mayores contactos y ha permitido el mayor flujo de personas en la región que ha crecido en la movilidad de personas intra alianza en casi un 70 por ciento en los últimos 2 años.

Constituimos el mercado integrado latinoamericano para formar así el segundo mercado bursátil más grande de la región con más de 780 emisoras con un valor conjunto que supera al billón de dólares. Hemos ampliado y fortalecido la movilidad académica. Gracias a las más de mil décadas otorgadas, estudiantes de los cuatro países de la alianza se enriquecen con experiencias formadoras de estudio y vivencia intercultural; en fin, la diplomacia comercial del siglo XXI que hemos desplegado en estos dos años los países de las Alianza del Pacífico ha detonado entendimientos y complicidades en muchos otros planos.

Cada reunión de la Alianza genera una nueva idea de cómo ampliar y profundizar la integración y en lo personal no creo que hayamos vislumbrado siquiera a dónde vamos a poder llegar en el marco de este mecanismo, un mecanismo tan exitoso que hoy cuenta con decenas de países observadores que quieren beneficiarse de las grandes sinergias que se construyen en el seno de la Alianza. Hoy lo único que sí tenemos claro es que esta sinergias se fortalecen y crecen día con día.

Los logros que estamos cosechando en otros rubros clave, como la cooperación para el desarrollo, también son evidentes y demuestran la pertinencia de esta estrategia de política exterior que hemos tenido en los últimos casi tres años.

Somos miembro fundador del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, observadores del Sistema de la Integración Centroamericana y socios de la Alianza para la Prosperidad de los Países del Triángulo Norte de Centroamérica. En cada instancia hemos promovido proyectos de cooperación para generar mayor turismo sostenible, fortalecer nuestra preparación y formación y dar mejor respuesta a desastres naturales, desarrollar un mayor comercio, buscar una menor conectividad.

Con el Proyecto Mesoamérica, específicamente, hemos concluido 48 proyectos y tenemos otros 33 en marcha, en las áreas de telecomunicaciones, energía eléctrica, gas natural, salud e infraestructura.

Como presidente pro tempore de la Conferencia Regional de Migración, impulsamos con Centroamérica iniciativas para la atención efectiva, corresponsable y humana, a fenómenos como la migración de menores no acompañados.

Por otro lado, México considera su pertenencia al Caribe como parte esencial de su identidad. Estrechar nuestras relaciones con los países de la región caribeña, que representa el 45% total de la población, el 57% del comercio y el 61% del turismo de América Latina y el Caribe, favorece al desarrollo y la prosperidad compartida.

Tan solo en el ámbito político, el año pasado México fue anfitrión de dos importantes cumbres regionales. La Sexta Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe y la Tercera Cumbre México Comunidad del Caribe, ambas celebradas en Mérida, Yucatán. Desde hace 3 años, el gobierno del Presidente Peña Nieto impulsa una cooperación sin precedente con el Caribe.

Entre 2010 y 2015 México otorgó más cooperación a la región de El Caribe que cualquier década previa desde 1960. Durante el período 2014-2015 se diseñaron 63 proyectos de cooperación, de los cuales 21 ya ha sido concluidos y 21 más están en ejecución; 21 aún por instrumentarse.

Asimismo, entre 2013 y 2015 se duplicó la oferta de becas destinadas al Caribe; comparadas con las otorgadas entre 2010 y 2012. En un lustro, el número de becas se duplicó de 433 a 944; nuestros esfuerzos no se limitan al ámbito bilateral. México financia hoy 6 proyectos de infraestructura en cinco países de la región, a través del Fondo de Infraestructura para Países de Mesoamérica y El Caribe.

Hemos impulsado 10 proyectos que involucran a la Asociación de Estados del Caribe, la Comunidad del Caribe, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, la Organización de los Estados Americanos y la Organización de los Estados del Caribe Oriental.

Los esfuerzos de cooperación con Centroamérica y El Caribe nos han permitido recuperar espacios y reactivar diálogos de confianza con todos los países de la región. Se trata de logros innegables, pero ello no nos exenta de reconocer y enfrentar los muchos retos que existen y menciono tres principales:

Primero. La desigualdad y la falta de oportunidades que esta desigualdad conlleva; en promedio, en nuestra región, el 20 por ciento más rico de la población latinoamericana posee más de la mitad de los ingresos totales, mientras que el 20 por ciento más pobre tiene solo el 4 por ciento. Como saben, si bien Latinoamérica en general vive en democracia con sus respectivas diferencias, el Informe 2015 del Latinobarómetro, nos confronta con la realidad de que los latinoamericanos somos la población más insatisfecha con su democracia, y la respuesta del por qué, es la desigualdad.

Esa desigualdad que nos hace a veces dudar de la pertinencia democrática. Esa desigualdad que nos estamos esforzando por enfrentar de mejor manera, a través de mecanismos de integración que nos ayuden a sumar esfuerzos, voluntades y cooperación para enfrentar de manera conjunta estos retos como región.

Es tarea compartida de todos los países que integramos la región de Latinoamérica y el Caribe, combatir la pobreza la desigualdad, construir sociedades de derechos y de crecimiento incluyente cerrando cada vez más esta brecha de la desigualdad.

Por eso México persevera en acordar acciones de cooperación para el desarrollo con todos los países de la región, en primer lugar con nuestros vecinos en Centroamérica y en el Caribe.

Seguirá siendo una prioridad para nosotros consolidar una frontera sur que sea próspera, que sea moderna, que sea segura, que sea un espacio de encuentro en el crecimiento compartido.

El segundo reto, seguir impulsando diálogos incluyentes con todos los actores y mecanismos latinoamericanos. México no cree en los bloques, México cree en las alianzas. Con los países de la Alianza del Pacifico nos une el objetivo de alcanzar una mayor movilidad, una libre circulación de bienes, de servicios, de capitales y de personas, y proyectar también a la región hacia los mercados mundiales con especial énfasis en la región de Asia-Pacífico

Pero nuestra participación en la Alianza es también la vía para fomentar un dialogo con otros esquemas regionales como el Mercosur. Para motivar una mayor apertura y sinergias, a pesar de nuestras diferencias en nuestros respectivos modelos de integración, buscamos espacios de coincidencia y de creación de sinergias positivas.

A México como miembro de la Alianza del Pacífico, le queda claro que el diálogo comercial no está en pugna con el político, más bien se fortalecen, se enriquecen y se potencia.

Tercero, comparada con otras regiones del mundo, la nuestra es una zona de paz, es una región de paz. Tenemos, por tanto, la obligación de que así se mantenga, como una zona libre de conflictos graves. Creemos en la mediación, Colombia es una gran ejemplo vivo de como la mediación puede ayudar a enfrentar y solventar conflictos de años.

América Latina y el Caribe es la región del mundo que más casos lleva a la Corte Internacional de Justicia, porque ante todo seguimos creyendo que la solución pacífica  de las controversias es el camino de solución, pero mantener América Latina y El Caribe en paz requiere entre otras cosas de que podamos consolidar nuestras instituciones democráticas.

Para los mexicanos la democracia es una realidad irreversible, una realidad que procuramos día con día, porque de ella dependen las conquistas que nos han convertido en una de las 14 economías más grandes del mundo.

Creo firmemente que no debemos poner en tela de juicio la pertinencia democrática y México en este hemisferio seguirá trabajando para mejorar la operatividad de nuestras instituciones democráticas y para amplias la convicción democrática de la región.

De ahí la importancia de privilegiar, por ejemplo, aún más la cooperación internacional para compartir mejores prácticas democráticas.

Resulta en este caso y como mexicanos reconocer que una parte sustantiva de la cooperación internacional que otorga el estado mexicano a la región es precisamente la que el Instituto Nacional Electoral realiza para apoyar a las autoridades electorales y a los países que lo solicitan, para reforzar o incluso en algunos casos, para erigir instituciones electorales y de participación ciudadana.

Sin duda alguna la consolidación de la democracia en México se ha visto fortalecida con la presencia de observadores electorales. Hoy las misiones de observación electoral han generado una mayor madurez al ejercicio democrático a nuestro país, y la OEA ha desempeñado un papel innovador y de gran liderazgo en esta materia, en todo el hemisferio.

Por ello, México continuará apoyando las misiones de observación electoral que realiza nuestra organización regional e instando a todos los países de la región a acogerse a estas misiones.

México celebra la expansión del ánimo democrático de América Latina y El Caribe. Lo sentimos como nuestro. El avance de la democracia en sociedades a las que hemos acompañado en el curso de toda nuestra historia y, ante ello, queremos refrendar nuestro compromiso de apoyar su crecimiento y su consolidación.

En la tarea de identificar las mejores vías de desarrollo incluyente y de cooperación, sin duda FLACSO tiene mucho que contribuir. Como lo ha hecho durante 40 años seguirá ofreciendo con generosidad su capacidad de investigación, de docencia, de debate, de análisis para la toma de decisiones, la reflexión y la difusión del conocimiento.

La Secretaría de Relaciones Exteriores reconoce plenamente ese papel y esa aportación.

La política exterior como muchas otras disciplinas sociales en las que nuestra pertenencia latinoamericana es relevante, seguirá enriqueciéndose de los aportes de esta institución.

Por darme la oportunidad de estar hoy con ustedes, les expreso mi más cálida gratitud.


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