Muchas gracias, Marcela, quiero saludar en primer lugar y agradecer a todo el equipo de la revista QUIEN en particular a Laura Manzo y a Manuel Rivera que me han honrado en incluirme en una lista de mujeres extraordinarias.

Son 31 mexicanas que desde la academia, el sector privado, las artes, el periodismo, la filantropía, la sociedad civil, no sólo han encontrado realización personal y profesional, sino que cada día contribuyen con su ejemplo y con su entrega a construir un México más justo, mejor informado, más incluyente, más hecho y en general un México más próspero para hombres y mujeres, por igual.

Cada una de estas 31 mujeres reúne una serie de méritos personales, contribuciones concretas, pero al estar en esta lista y haber roto el termo de cristal, se convierten también en una embajadora que da voz a las mujeres en su conjunto.

Una representante de todo lo que una mujer puede alcanzar y cuando cuenta con las oportunidades adecuadas y tiene la fuerza, y las ganas para aprovecharlas y más aún para potenciarlas.

Estas 31 embajadoras, provienen de diferentes ámbitos, pero todas tienen en común una historia de lucha, porque no me cabe ninguna duda de que cada una de ellas, cada una de ustedes, tuvo que enfrentar prejuicios y descalificaciones, superar obstáculos y tomar decisiones muchas veces duras y dolorosas para poder tener éxito y seguir ese impulso que llevan dentro (inaudible) y el impulso de ser de la mujer. A todas ustedes, mi reconocimiento.

En el siglo XXI, la agenda del adelanto y empoderamiento de las mujeres, es estratégica, es justa y es necesaria, la agenda de las mujeres, es una agenda que ha producido ya muchos logros y muchos bríos, de todas maneras hay que reconocer que la sociedad de la igualdad, todavía está en construcción, todavía tenemos mucho que avanzar y todavía tenemos mucho que logar para logar la normalización del papel de la mujer en todos los ámbitos de la vida mundial.

Porque no se trata de cortar un cambio artificial, sino de corregir un error histórico, un error cultural que nos ha negado a las mujeres, derechos, libertad y oportunidades, se trata de reconocer la igualdad entre hombres y mujeres en lo que respecta a su dignidad, capacidad y de que esta realidad sea aceptada y asimilada de forma cultural.

En el siglo pasado, en el siglo XX, las mujeres fungimos como nunca antes en la vida política y empezamos a ganar más derechos y más espacios en la vida privada, también en la vida profesional, el siglo XX, fue el siglo de la identificación y el reconocimiento de los problemas que enfrentamos las mujeres, de la autenticación de la realidad que enfrentamos las mujeres, el siglo de la (inaudible) pero también de la reivindicación.

Sin embargo en el siglo XXI, debemos de estar dispuestas para dar el siguiente paso, alguna premisa que parece sencilla, pero que implica un reto mayor y que también se puede reducir para alguna parte, puede resultar simplista, pero cada una de nosotras estoy segura que sabemos en dónde, la mejor forma de defender un derecho es ejerciéndolo.

Por eso es muy importante este evento, no solo por el justo reconocimiento que merecen todas ustedes, sino por que celebra mujeres que transforman, mujeres que cambian la realidad no solo denunciando obstáculos o identificando retos sino ejerciendo derechos, actuar para modificar las cosas.

Este es un evento fundamentalmente feminista, pero por ello quiero no solo  saludar a los hombres que nos acompañan, sino me parece importante destacar que la nuestra es y debe ser una lucha compartida, en la que los hombres no son nuestros antagonistas, deben ser nuestros aliados y nuestros compañeros.

Nada más alejado de la realidad que pensar que somos antagónicos, que pensar que cuando una mujer triunfa o logra algún éxito le quita a un hombre.

Esto es una agenda de hombres y mujeres, y creo que todas ustedes mujeres, que hoy son reconocidas así lo entienden.

Los hombres deben ser nuestros aliados, porque la que libramos, se trata de una batalla por los derechos universales, derechos humanos, porque el avance de las mujeres nos conviene a todos.

Si observamos los datos, las experiencias que comparten distintas mujeres en todos los rincones del país, podemos ver que a través de la experiencia del mundo hay realidades incontrovertibles; cuando las mujeres participan más en la fuerza laboral los países y las empresas son más productivos y más ricas, cuando las organizaciones le dan espacio en la toma de decisiones a las mujeres se vuelven más competitivas, en general, las sociedades donde más  participan las mujeres en la toma de decisiones no más prosperas y más justas.

Este no es un caso como quisiéramos, ni en México ni en la mayoría de los países del mundo, porque hoy por hoy, en la segunda década del siglo XXI es una realidad también, que el recurso más desperdiciado en México y el mundo es el potencial productivo, creativo, innovador y transformador de las mujeres.

Esto es una realidad que debemos cambiar, porque ningún país  puedes prescindir de esta fuerza y de esta inteligencia que radica en más de la mitad de su población.

Por eso vale la pena mencionar que el panorama que tenemos enfrente, también es un panorama de aliento y de oportunidades y un panorama que nos obliga a identificar cuáles son las acciones para poderlas superar.

Hoy, partimos ya, gracias a la lucha, la entrega, el compromiso de millones de mujeres en México.

En México y en todo el mundo y de hombres que han compartido esta agenda de igualdad, un nuevo piso, un piso de igualdad, un piso de derechos, un piso de oportunidades.

Tenemos en México, instituciones, leyes, programas, diseñadas específicamente para promover la igualdad sustantiva de las mujeres.

Tenemos mayor conciencia de este problema social, tenemos más voluntad política, mayor exigencia de la sociedad de cambiar esta realidad.

Desde la perspectiva del gobierno por ejemplo, el Presidente Peña Nieto, instituyó la sesión, el enfoque de género en el Plan Nacional de Desarrollo, y hoy tenemos, más programas, más presupuesto, más acciones que tienen como objetivo empoderar, proteger y potenciar a las mujeres mexicanas para seguir construyendo un México de igualdad.

Hemos tenido avances, todo el ciclo pasado, fue un ciclo de avances y tenemos resultados, no suficientes, no completos, no totales, pero resultados.

En el ámbito político por ejemplo, hoy tenemos 42 por ciento de diputadas en el Congreso de la Unión, en el sector privado, hoy tres de cada cinco micro, pequeñas y medianas empresas son encabezadas por mujeres y tenemos en nuestro país más de 400 mil mujeres emprendedoras.

La sociedad civil ha abanderado esta causa y para atestiguarlo nos acompañan hoy muchas mujeres periodistas, académicas y mujeres de letras con una visión vigente, crítica, propositiva que mantiene el dinamismo de esta batalla que compartimos.

El servicio público donde yo me desenvuelvo, es un área estratégica para seguir construyendo este México de empoderamiento de las mujeres, aquí como en  muy pocos lugares las mujeres y hombres se someten a la evaluación popular y compiten y son electos con base a su trabajo, sus ideas y su experiencia.

Sin embargo a pesar de los avances, no debemos caer en la autocomplacencia, hay muchas tareas pendientes. Cuando tres de cada diez niñas son violentadas en su casa o una de cada dos mujeres casadas o unidas son víctimas de violencia por parte de su pareja, tenemos una tarea pendientes todas y todos.

La discriminación como actitud y también como práctica todavía perdura y una de cada cuatro mujeres de nuestro país es hostigada o acosada en su trabajo. La brecha salarial en detrimento existe en todos los niveles, en todos los sectores, en todas las industrias, sin embargo, son las mujeres quienes proporcionalmente aportan más de su ingreso para el bienestar de sus familias.

Todavía hay muchas cosas que hacer y muchos retos que superar, tenemos que construir juntos esta nueva normalidad de igualdad sustantiva entre hombre y mujeres, igualdad en las oportunidades, en el acceso a servicios y derechos, en la posibilidad de aportar nuestro talento, nuestra pación y nuestra voluntad para que México sea un país en el que nuestras hijas puedan ocupar y recibir, con libertad y con idénticas oportunidades sobre su cuerpo, sobre su trabajo, sobre su destino y sean reconocidas por méritos como agentes de cambio.

La agenda, entonces, del empoderamiento y el avance de las mujeres, es para mí, no tengo ninguna duda que comparten este punto de vista, es una agenda de derechos, una agenda de justicia, una agenda de desarrollo y una agenda de sentido común.

Todas y todos tenemos la obligación y la responsabilidad de limitar, desde cada una de nuestras trincheras en la agenda de la igualdad, cada una de las 31 personas, mujeres, que hoy somos distinguidas en este evento hemos tenido oportunidades que a lo mejor les han carecido a otras mujeres, como acceso a la educación o instrumentos y un ambiente que nos permitió desarrollar nuestras potencialidades y alcanzar nuestros sueños, la mayoría de nosotras, incluso, recibimos un salario por hacer lo que nos gusta y nos apasiona, muchas de nosotras, entonces, recibimos un salario por cumplir nuestros sueños.

Somos sin duda un sector privilegiado y por ello debemos asumir una clara responsabilidad  para con el resto de las mujeres, las niñas y las adolescentes en México.

En 1558 una de las mujeres, de los personajes históricos que más admiro, Isabel I de Inglaterra, asumió a los 25 años el papel de reina, cuando ella subió nadie dudaba de que podía ser una reina.

Era una mujer que había nacido hija de rey, hija de reina, que era muy guapa, era muy bonita y  era muy inteligente, y todo el mundo sabía que podía ser reina, pero nadie creía que pudiese gobernar, 44 años después, cuando murió, después de reinar 44 años en 1603, nadie tenía la duda de que una mujer no solo puede ser reina sino puede gobernar, puede ser líder, puede transformar, puede inspirar.

Y esto es lo que nosotras debemos hacer, tomar las herramientas que tenemos, tomar las oportunidades y los espacios en los que nos desenvolvemos para transformar la realidad.

Ustedes mujeres creadores, creativas, apasionadas, fuertes, valientes, que no se conforman y que son solidarias, son embajadoras del avance y el empoderamiento de las mujeres en México.

Hay que seguir abriendo brecha, hay que seguir siendo la voz que cuestiona, que denuncia, que compromete, que se responsabiliza, que propone que convoca y que guía.

Ésta es una causa pedagógica en la que hay que convencer, educar y persuadir. También una en la que hay que saber luchar. Como en toda batalla sociocultural habrá sin duda resistencia, inercia, pero viéndolas a ustedes aquí, me voy con mucho aliento porque sé que estamos preparadas y que vamos juntas compartiendo esta lección, construyendo juntas este México de derechos y de oportunidades para todas y para todos.

Muchas gracias.