Canciller Claudia Ruiz Massieu: Ministro Luis María Aguilar Morales, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juez Roberto Caldas, Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, señoras y señores Jueces y Comisionados del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, señoras y señores Ministros y Magistrados del Poder Judicial Federal, representantes de las Organizaciones de la Sociedad Civil, señoras y señores.

Para México es un honor acoger el 55 Periodo Extraordinario de Sesiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como este Seminario Internacional. Esta es la tercera ocasión que la Corte Interamericana sesiona en México, y eso nos habla de vínculo saludable y fructífero que nuestro país sostiene con los mecanismos internacionales de Derechos Humanos en quienes reconocemos un poderoso aliado para avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa.

A nombre del Presidente Enrique Peña Nieto, doy la bienvenida a los representantes del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, tanto a los Jueces de la Corte como a los integrantes de la Comisión.

Aprovecho este espacio para felicitar al señor Paulo Abrão, recientemente designado Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana, le deseo el mayor éxito en su gestión, que estoy segura, dará un renovado impulso a la labor de la Comisión. Deseo asimismo expresar un reconocimiento profundo del Gobierno que encabeza el presidente Peña Nieto, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, principal baluarte y guardián del fortalecimiento del Estado de Derecho en nuestro país.

La oportuna invitación que la Suprema Corte de Justicia ha hecho a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para celebrar un Periodo Extraordinario de Sesiones en México, muestra que el apoyo de nuestro país, a la Corte Interamericana, es muy amplio e incluye a los Tres Poderes de la Unión.

En sus deliberaciones de esta semana, se ha mostrado a los mexicanos la extraordinaria labor que desempeñan a favor de la protección y promoción de los derechos humanos en nuestro hemisferio.

La relación entre México y los mecanismos internacionales de promoción y protección de los derechos humanos es una historia de éxito que se ha construido a los largo de 35 años, desde que México se adhirió a los pactos internacionales de derechos humanos, de Naciones Unidas, y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

El compromiso de México con los Derechos Humanos es un mandato institucional, es también una demanda ciudadana, una convicción del Presidente de la República y de todas las mujeres y hombres que integramos las instituciones del Estado mexicano y esa además una condición indispensable de orden ético y práctico para a convivencia democrática.

Los números hablan por sí mismos somos el séptimo país más abierto al escrutinio internacional en la materia a nivel mundial y el tercero en América Latina y El Caribe.

En lo que va del Gobierno del Presidente Peña Nieto, México ha recibido a 10 mecanismos internacionales, incluyendo al Alto Comisionado de la ONU y al Pleno de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Tan sólo en 2016,  han visitado nuestro país, 7 miembros de órganos de tratados y titulares de procedimientos especiales, y antes de que concluya el año, recibiremos visitas oficiales del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, así como del Subcomité de Prevención de la Tortura.

Esa apertura ha contribuido a que hoy tengamos un diagnóstico claro y objetivo sobre la situación de los derechos humanos, tanto de los avances, como de los retos, pues como cualquier otra sociedad, México aún tiene retos en esta materia, por eso importa reconocer los desafíos pero también importa identificar con claridad los avances y sobre todo las causas que son multifactoriales.

Por ejemplo, muchos de los retos están vinculados con el crimen organizado trasnacional, que a su vez se alimenta de drogas y de armas, un desafío que reclama el compromiso de todos los países, como expusimos hace unos días en Ginebra durante la Segunda Conferencia de las Partes del Tratado sobre el Comercio de Armas.

Y una vez identificadas las causas, los más importante es que para cada desafío el Gobierno de México ha diseñado e instrumentado una respuesta institucional con visión de largo plazo; y aquí permítanme ser muy clara, el gobierno de México nunca ha eludido su responsabilidad en esa materia, muestra de ello, es que en los últimos años hemos impulsado una amplia red de mecanismos e instrumentos de protección a los derechos humanos en ámbitos como la trasparencia, el acceso a la información o la atención a grupos específicos, como niñas, niños y adolescentes, periodistas y defensores de derechos humanos, víctimas del delito, migrantes, refugiados o mujeres.

De manera destacada quiero mencionar dos medidas trascendentes, emprendidas durante el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto: en primer lugar, la presentación de dos iniciativas de ley que buscan prevenir, investigar, sancionar, de manera homogénea en todo el país, tanto la desaparición de personas como la tortura y que actualmente están siendo discutidas en el Congreso de la Unión; estoy segura de que todas fuerzas políticas representadas en el Poder Legislativo tendrán como una prioridad, aprobar estas iniciativas en el próximo periodo de sesiones del congreso; en segundo término, la entrada en vigor del nuevo Sistema de Justicia Penal, un auténtico parteaguas que nos permitirá avanzar hacia un esquema más ágil, oportuno y efectivo de impartición de justicia, anclado en la protección de los derechos humanos, tanto de las víctimas como de los inculpados.

Los derechos humanos, son una causa universal, una conquista de la civilización, un patrimonio de la humanidad y un logro irreversible del pueblo de México; por ello, de esta causa, nadie puede apropiarse como bandera política o bandera personal, está por encima de ideologías y es punto de consenso en medio de la sana pluralidad democrática y el contraste de opiniones que caracterizan la vida política de México. Por eso esta causa requiere de la colaboración de los tres niveles de gobierno, de los partidos políticos, la sociedad civil, la academia, el sector privado y por supuesto, requerimos el apoyo de los mecanismos internacionales.

En el caso de la Corte Interamericana, México aceptó su competencia contenciosa en 1998, desde entonces más que cooperación, ha rendido frutos para el desarrollo legislativo y judicial de nuestro país. Por ejemplo, sus sentencias, además de buscar reparación para las víctimas directas, también buscan remediar aspectos estructurales que hagan efectiva la garantía de no repetición.

Los trabajos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no sólo son reconocidos por todos los sectores sociales por su profesionalismo y calidad, sino que han tenido una influencia muy positiva en la jurisprudencia a favor de la protección de los derechos humanos en nuestro país; a través de sus sentencias como lo son: el caso Radilla y la del campo algodonero.

Respecto a la Comisión Interamericana, México sostiene una colaboración y un dialogo constante en todos los aspectos, pero particularmente en torno a la investigación del caso Iguala, uno de los más dolorosos para nuestra sociedad.

Hace apenas unos días, acordamos con los familiares y representantes de los estudiantes y con la propia Comisión, un esquema de cumplimiento a las cuatro medidas cautelares dictadas en 2014 sobre este caso.

Pocos países en el mundo han establecido esquemas de cooperación tan novedosos como este, que demuestran la apertura, la transparencia de México y el reconocimiento de mecanismos internacionales de derechos humanos.

Más aún, el apoyo de México al Sistema Interamericano se ha reafirmado, durante la difícil situación financiera que actualmente afecta tanto a la Corte como a la Comisión. México es el principal contribuyente de América Latina al presupuesto regular y voluntario del Sistema Interamericano y el tercero a nivel continental; además en el seno de la Organización de los Estados Americanos hemos reiterado la necesidad de fortalecer financieramente los órganos del sistema, y diseñar un nuevo esquema de financiamiento sostenible para que dichos órganos no dependan de situaciones coyunturales y puedan desempeñar efectivamente su mandato.

México es, y seguirá siendo uno de los aliados más activos y comprometidos del sistema interamericano de derechos humanos, por ello hace unos meses realizamos una contribución voluntaria extraordinaria a la Corte, y en ese mismo tenor me complace anunciar que también hemos confirmado una contribución voluntaria extraordinaria, a la Comisión Interamericana, atendiendo al llamado urgente hecho a todos los estados miembro, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, vive un momento determinante de renovación a la luz del proceso de reflexión sobre ele fortaleciendo del sistema de hace unos años, la Comisión reformó su reglamento en 2013 y ahora, su instrumentación efectiva es una prioridad que debe animarnos a continuar, profundizando nuestra cooperación mutua.

Señoras y señores, el seminario que se inaugura, refuerza la larga tradición de diálogo y cooperación entre México y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, agradezco nuevamente a los jueces que la integran, a nuestros jueces nacionales, a los miembros de la Comisión, a los académicos y expertos que hoy nos acompañan y enriquecen con su experiencia, la consolidación de nuestro estado de derecho, de una cultura robusta y férrea de promoción de los derechos humanos y de la legalidad, pasa por ejercicios de reflexión y debate como este porque todos integramos el sistema interamericano y desde el ámbito de su competencia todas las voces tienen un papel y responsabilidad en la tarea de proteger irrestrictamente la dignidad de las personas.

Muchas gracias.