Su excelencia Mogens Lykketoft, Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, señoras y señores, Ministros, Representantes Permanentes y Delegados, el multilateralismo ha cobrado a los ojos del mundo, un impulso que debemos de aprovechar, con la reciente adopción de la Agenda 20-30, la firma del Acurdo de Paris, las Naciones Unidas, han refrendado que se mantienen como la principal instancia global con la legitimidad y capacidad de aglutinar voluntades y encaminar acciones concretas para enfrentar los nuevos retos.

De forma aislada, ningún actor puede resolver por sí mismo estos desafíos, no obstante, el escenario mundial ha cambiado a un ritmo más acelerado de lo que nuestras instituciones internacionales, han podido adaptarse, esto ha sido particularmente cierto en cuanto a los retos de la paz y seguridad.

En un mundo distribuido en diversos nodos de poder, con el ascenso de actores no estatales y la creciente presencia de organizaciones extremistas y terroristas, se corre el riesgo de que las Naciones Unidas, sean percibidas como una institución desfasada.

Ante ello, algunos países pudieran caer en la tentación de retomar formas unilaterales específicamente en cuanto al uso de la fuerza, proscritas   por la carta de las Naciones Unidas, esto sería un retroceso y la historia ha demostrado más de una vez sus fatídicas consecuencias.

Tenemos, pues, una ventana de oportunidad, para capitalizar el momentum del multilateralismo y demostrar que el liderazgo que permitió a las Naciones Unidas lograr avances en el pilar de desarrollo como lo demuestra la Agenda 20-30, se puede replicar para encontrar soluciones preventivas, pacíficas y colectivas en materia de paz y seguridad internacionales, pero esta ventana de oportunidad no es permanente, requiere decisiones rápidas y acciones contundentes.

Señor Presidente, México ha sido un aliado histórico del multilateralismo como vía privilegiada para atender los desafíos internacionales y un actor convencido de las capacidades de las Naciones Unidas a favor de la paz y la seguridad.

Para México, un punto en que nuestros intereses y principios coinciden es en la solución pacifica de controversia, a nivel interno, México, está viviendo su etapa de mayor transformación y dinamismo en décadas, a su vez, la sociedad civil mexicana está cada vez más informada, más participativa y le importa más lo que ocurre en nuestro país y en el mundo.

Estas positivas transformaciones obligan a México a redoblar su empeño para proyectarse como un actor con responsabilidad global y así hemos decidido hacerlo, vemos en ello una oportunidad para usar nuestro peso internacional y nuestros valores para ayudar a transformar y mejorar la realidad.

Por ello en 2014, el Presidente Peña Nieto, decidió reanudar la participación de nuestro país en las operaciones de mantenimiento de la paz.

En siete meses desplegamos efectivos en las operaciones de paz en Haití, el Sahara Occidental y en Líbano, reafirmando este compromiso, quiero anunciar que México enviará observadores militares a la misión de la ONU en Colombia, una vez que se alcance el acuerdo de paz, entre las partes.

En segundo lugar, México ha impulsado decididamente una necesaria reforma al consejo de seguridad, no será viable enfrentar exitosamente los desafíos trasnacionales del Siglo XXI, con una estructura que responde a la post-guerra del Siglo XX.

El Consejo de Seguridad, no puede representar exclusivamente el interés individual de sus miembros, sino que debe de ser una caja de resonancia para los consensos de la comunidad internacional.

Este mandato requiere hoy ajustes que lo adecuen a una realidad que empieza a rebasarlo, debe de ser un órgano  más transparente y que rinda cuentas, por lo tanto, tenemos la obligación de no replicar errores de estructura, requerimos un consejo de seguridad que evolucione conforme lo haga el sistema internacional, que no admita nuevas permanencias y premisas que privilegien la parálisis sobre la acción oportuna.

Se requiere una membresía ampliada en el que nos veamos representados todos los estados y que dé cabida al primer municipio de igualdad jurídica de los estados, en este mismo ánimo México encabeza un movimiento para promover que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad se sumen voluntariamente a la restricción del uso del veto en casos de atrocidades en masa.

Esta iniciativa parte de nuestra convicción de que el poder de veto, representa una responsabilidad no un privilegio y parte también de una consideración practica para que las Naciones Unidas mantengan su credibilidad y relevancia, no puede ser un organismo que tome acción sólo cuando los conflictos han escalado, por el contrario el enfoque preventivo y la mediación, deben prevalecer y  privilegiarse.

Por ello y en tercer lugar, México ha puesto sobre la mesa, la necesidad de analizar las misiones políticas especiales.

Tenemos que repensar el nicho especifico que estas deben de ocupar en la arquitectura de la paz y seguridad internacionales, atendiendo a su principal característica que es la flexibilidad.

En cuanto a su aspecto financiero y lo repetimos en este debate resulta indispensable establecer una cuenta inicial y separada del presupuesto regular para garantizar la eficiencia de uno de los mecanismos más innovadores de la mediación.

Señor Presidente, México considera indispensable que se incorpore de manera trasversal y consistente el enfoque de avance y empoderamiento de las mujeres en toda la agenda de las Naciones Unidas, incluyendo los procesos de mediación, la negociación de acuerdos de paz y el cese de hostilidades.

Una organización que representa a todos los estados, no puede estar completa hasta que integren todos sus niveles de responsabilidad y en todas sus encomiendas a las mujeres que representan más de la mitad de la población que habita los Estados miembros.

Pese a los avances, hoy apenas 9 por ciento de los negociadores y 4 por ciento de los elementos destacados en las operaciones de mantenimiento de la paz, son mujeres.

Asimismo, el financiamiento a la agenda de mujer, paz y seguridad sigue siendo corto al representar sólo el 6 por ciento del total del presupuesto especial de las Operaciones de Paz.

México reconoce los retos que encaran las Naciones Unidas en un escenario de equilibrios precarios y de certidumbres escasas, pero también ve con optimismo que los procesos de examen de las Operaciones de Paz de , la estructura de consolidaciones de paz y el estudio global de la resolución 13/25 nos ofrecen una oportunidad para redefinir su arquitectura.

Fruto de estos procesos, ya contamos con un diagnóstico, entre cuyos elementos  principales, México destaca la preminencia de las soluciones políticas sobre las militares, el fortalecimiento de la prevención y los enfoques integrales que atienden a las causas de los conflictos, así, como garantizar certidumbre en el financiamiento para actividades de prevención, construcción y consolidación de la paz.

El diagnostico también apunta la necesidad de generar un cambio de paradigma que reconozca que las personas que viven y padecen situaciones de conflicto o postconflicto son el actor central, cuyos intereses deben ser en primer lugar defendidos y sus derechos garantizados.

Es de la mayor relevancia tener en mente esto ahora que se avecina un relevo en la Secretaría General de esta Organización, puesto que la capacidad de acción de las Naciones Unidas es, y será el reflejo de la voluntad política de los estados que la integran.

Hoy, la atinada convocatoria del Presidente Likketoft nos da una pauta en todos estos sentidos, México celebra esta iniciativa y aprovecho este distinguido foro para refrendar el compromiso del Gobierno de México como un aliando permanente del multilateralismo y un defensor de la vigencia de las Naciones Unidas como actor indispensable para encarar los retos colectivos del siglo XXI.

Muchas gracias.