Canciller Marcelo Ebrard: Muchas gracias, muy buenos días, en primer lugar bienvenidas y bienvenidos a esta XXX Reunión de Embajadores y Cónsules. Quiero saludar muy especialmente a los titulares de las representaciones de México en el exterior, embajadas, consulados y oficinas de México; saludar también a los senadores y senadoras de la República, diputadas y diputados que nos acompañan el día de hoy, a los ex secretarios de Relaciones Exteriores y queridos amigos, ex cancilleres de la República; al honorable cuerpo diplomático acreditado en México que el día de hoy nos hace favor de acompañarnos; a todas y todos los miembros del Servicio Exterior Mexicano, compañeras y compañeros de la Secretaría de Relaciones Exteriores; desde luego a los representantes de los medios de comunicación, del sector empresarial y a las muy destacadas personalidades que nos honran con su presencia. Muy bienvenidas y bienvenidos.

Aprovecho la ocasión en primer lugar para desearles muy feliz año, que sea un año en primer lugar de salud, de éxito para todas y para todos, y diría yo también si se me permite, de orgullo y avances para México en este 2019. Muchas felicidades a todas y a todos.

Vamos a iniciar con esta reunión, varios procesos en estos días para diseñar nuestra política exterior, la que vamos a llevar a cabo estos 6 años, no porque no tengamos ya ideas preconcebidas, o porque carezcamos de tesis o ideas sobre cómo organizarnos en el mundo, sino porque respetamos profundamente al Servicio Exterior. Vamos a tener reuniones por región, por causas a defender y también vamos a tener reuniones para las nuevas dimensiones que queremos subrayar en los próximos años y meses por venir.

Vivimos un mundo transicional, con cambios muy relevantes, claro que podría decirse que el mundo nunca ha sido estático, pero lo que debemos subrayar y en primer lugar y tener claro, es que estamos en un contexto global con cambios profundos, algunos muy claros ya, muy acentuados y otros quizá no tanto pero que implicarán relaciones de largo alcance para nuestro país y por tanto lo primero que tenemos que hacer es tener claro en qué escenario estamos trabajando.

Aspiramos por supuesto a tener la más estrecha relación posible y muy respetuosa relación con todos los países.

Aspiramos y nos proponemos participar en las causas globales que nos animan, la lucha por los derechos humanos, el fortalecimiento de los valores democráticos con los que nos identificamos profundamente, la preocupación sobre el cambio climático y las acciones que tenemos que llevar a cabo para salvaguardar el futuro de las próximas generaciones. Sólo piensen ustedes en el caso de México en la evaluación de riesgo, que en su momento hicimos, de cuáles son los impactos que ya tenemos del cambio climático y de cómo pone en riesgo inclusive la viabilidad de regiones y ciudades enteras, empezando por esta ciudad.

Causas Globales que nos animan y con las que nos identificamos: Relaciones bilaterales estrechas y productivas con el mayor número de los países del mundo y todos aquellos con los que tenemos relaciones democráticas; diseño de nuevas respuestas para antiguas certidumbres que quizá ya no son suficientes.

Queremos pensar una relación diferente con el Asia. Tenemos que imaginar, diseñar y aplicar una política de coexistencia y correlación con América del Norte que hoy nos impone retos muy distintos; vamos a necesitar nuevas respuestas, no apelamos sólo a la tradición que de suyo siempre es decisivo, sino apelamos también a la imaginación. Por eso hablo de diseño, de una nueva política exterior.

Con la Unión Europea, sí tenemos un acuerdo global de modernización comercial en curso, pero se van a necesitar muchas otras cosas. Con el Medio Oriente y África, tenemos que revisar nuestra posición ahí.

Como ustedes saben México ya presentó varias propuestas para que la comunidad internacional participe con nosotros en algo que será prioridad de política interior y de política exterior, que es el sur de México, especialmente Honduras y El Salvador.

Muy interesante porque es un esfuerzo para desarrollar el sur de México, ya el Gobierno mexicano anunció acciones de miles de millones de dólares que en la Cámara de Diputados aprobaron recientemente y ahora se busca que también los países del norte, de Centroamérica, nuestros vecinos inmediatos, participen en el mismo esfuerzo de desarrollo que en el que en la comunidad internacional pueda ser parte.

Participen, hagamos una causa común. En ello hemos tomado muy en cuenta las lecciones, las experiencias que México tuvo ya en otros periodos de la historia respecto a su participación para el desarrollo, respecto a la limitación de conflictos, respecto a la búsqueda de soluciones negociadas.

Aquí está el maestro Bernardo Sepúlveda, gracias maestro por estar presente, encabezó y fue parte de muchas iniciativas. Entonces, vamos a tomar en cuenta lo que hemos aprendido de nuestra historia para ese futuro que nos impone nuevas condiciones.

Defendemos el principio de No Intervención; Solución Pacífica de los Conflictos, Cooperación para el Desarrollo, es lo que manda nuestra Constitución, pero No Intervención no significa facilidad, pero sí significa respeto a los países.

Alguien me preguntaba, “¿Qué no les preocupan los derechos humanos?”, nos preocupan esencialmente, yo podría decirles que este será un Gobierno con un compromiso muy profundo y ya se está viendo con los derechos humanos en primer lugar en México y eso es lo que nos va a dar autoridad moral para poder opinar en el ámbito internacional sobre esa materia, valores democráticos, igual.

¿Qué es lo que nos puede dar la efectividad en estas causas generales, pero también  en las relaciones bilaterales?, ¿qué es lo que nos lo puede dar?

Alguien dirá, bueno desde luego la magnitud del crecimiento económico, el éxito de las reformas en curso, pero esencialmente la autoridad moral que deviene de una autoridad basada en la legitimidad democrática y en la defensa eficaz de los derechos humanos aquí en México en primer lugar.

Esencialmente la congruencia entre las causas que defendemos y las políticas que aplicamos en nuestro propio país.

Tenemos una visión optimista y no ingenua y ¿por qué tenemos una visión optimista en un mundo que pareciera a veces no tener las condiciones para asumir condiciones optimistas?, ¿Por qué?

Bueno, porque hace muy poco tiempo, muy poco no se pensaba que un cambio político como el que está viviendo México pudiera ser factible. Nos decían que era muy difícil, que no se podría, o que no se respetarían los procesos electorales, o que no podría haber un cambio pacífico en la orientación sustantiva del país; y lo que estamos viviendo es lo inesperado, no sólo porque se ganó la elección, sino por todo lo que ha acompañado a este proceso político.

México hoy es un punto de referencia en nuestro continente y en el mundo, y eso nos hace que tengamos un recurso que estructuralmente cambia el peso de México y sus posibilidades de lograr nuevos objetivos estratégicos. Esa autoridad política cambia nuestra situación global, por eso en primer lugar somos optimistas, porque igual que México pensamos en su momento ‘bueno y si todo pudiera ser distinto’ o si no todo cuando menos una parte sustancial.

¿Y qué tal si la sociedad puede ser efectivamente menos desigual?, y ¿qué sucedería si desaparecen el uso de dádivas e instrumentos en los procesos electorales para alterar los resultados de las elecciones?, y ¿qué sucedería si se tienen instituciones que puedan concitar el respaldo mayor del país?, y ¿qué sucedería si varias cosas que pensábamos imposibles pudieran ser reales, posibles?, ¿qué sucedería?, y esa pregunta llevó a una respuesta, que es lo que estamos viviendo hoy; porque muchas personas pensaron que era posible construir algo así.

Nosotros creemos que en el ámbito global de nuestras relaciones exteriores podemos obtener un enfoque también optimista, decía yo ‘somos realistas’, no ingenuos, pero pensamos que con esta nueva circunstancia tenemos un margen, una posibilidad que les invito el día de hoy, en esta reflexión, a que la llevemos a cabo, la realicemos; “oiga pero estamos en un mundo donde los valores han cambiado muy rápido, los valores que pensábamos asentamos en definitiva hoy están en tela de juicio”, pues sí qué gran privilegio estar en ese contexto defendiendo los valores que sabemos que son los correctos, que son los verdaderos, los importantes, y qué privilegio poderlo hacer con autoridad política; no es cualquier cosa.

Nuevos retos, un mundo que cambia, un escenario transicional, riesgos sí, pero también partimos de una base diferente y esa base diferente, es, puede ser y será decisiva para los objetivos de México que es promover y defender sus legítimos intereses y su idea del orden global.

Vamos a rediseñar nuestra política exterior con esos puntos de referencia. ¿Qué nuevas dimensiones queremos darle, imprimirle? Además de las que ya mencioné, bueno una estrecha relación con el sector empresarial, ¿por qué? Porque nos va a corresponder ahora hacernos cargo de la promoción económica y comercial, en coordinación con la Secretaría de Economía y otras dependencias. Ese es un nuevo reto, bueno alguien dirá, “hace muchos años fue de otro modo”, pero hoy es un reto. Tenemos que organizar a la Secretaría para eso, y nos vamos a organizar para eso y vamos a ser eficaces y vamos a estar muy cerca de las empresas, las grandes, las medianas y las pequeñas.

Otra dimensión, la cultura. Le vamos a dar un gran peso a la diplomacia cultural de México, a la presencia de la cultura mexicana en todo el mundo.

Otra dimensión que queremos tener, vamos a organizar muchos eventos en México de importancia, de relevancia para la innovación, la ciencia y la tecnología. México va a prestar un gran interés a ese esfuerzo, vamos a buscar estar mejor conectados y más rápido al mundo de la innovación, la ciencia y la tecnología, al conocimiento de lo cual depende también el futuro del país, son elecciones que hay que dar en los últimos 20 años. Para eso vamos a invitar y vamos a estar cerca de todos los países acreditados el día de hoy aquí y de otros que seguramente van a simpatizar con esta causa.

La dimensión cultural, empecemos por no olvidar la migración mexicana que está en América del Norte y en otras regiones del mundo porque ni los contamos, ni los conocemos y son parte de la nación mexicana. El hecho de estar fuera de México no quita la ciudadanía, entonces las y los mexicanos en el exterior, ahí donde estén tienen que saber y tienen que tener claro nuestra experiencia cotidiana, que nuestros esfuerzos son parte de nuestra nación y no los hemos olvidado y jamás los olvidaremos. Así lo vamos a hacer, con entusiasmo, con apertura, con alegría y decía yo, con optimismo.

Si ustedes me preguntasen, ¿Cuál podría ser la síntesis de este nuevo momento que vamos a emprender?, ya sé que tienen muchas incertidumbres, pero déjenme adelantar una certidumbre esencial; digamos que México ha recuperado la confianza en sí mismo, que México es un país que ve al mundo distinto ahora, que México es un país en donde tenemos por nuestra decisiones, por lo que podamos y vamos a alcanzar, vamos a tener un rol cada vez más importante en América y en el mundo y eso y para eso es que es tan importante la participación de todas y todos ustedes.

Veamos el futuro sí, con incertidumbre respecto a los retos que nos impone, pero sobre todo con la confianza de que somos un gran país y que nuestra democracia se ha fortalecido y que sí se va a lograr un mundo (inaudible).

Déjenme concluir esta breve introducción a nuestra reunión con una reflexión que compartía yo hace muy poco en Marrakech a propósito del Pacto Global sobre Migración, para una migración segura ordenada que pueda llegar a ser muy sana para los derechos de las personas.

Yo les decía en la comunidad internacional, vemos con entusiasmo este pacto, sabemos que tiene dificultades para llevarse a cabo, pero lo vemos con entusiasmo porque significa que hay una conciencia global de que lo que sostiene este pacto es correcto, de que podemos tener una dimensión humana, que algunos pensábamos, o algunos pensaban que se había perdido. La dimensión de la dignidad de las personas, la causa última de toda la acción que podamos formar a nivel global que es ¿cuál?, la dimensión humana de desarrollo, ¡ah, pero es una ingenuidad!, no, ya es un pacto y mañana será una realidad de muchos países.

Y eso quiere decir que vale la pena lo que estamos haciendo, que vale la pena lo que ustedes creen, que vale la pena luchar por lo que estamos luchando, que tiene sentido y lo mejor, que podemos ganar, que esa causa puede triunfar en esta generación. Y hoy la expectativa y la convocatoria es para que eso lo hagamos realidad, cada quien con su granito de arena.

Entonces amigas y amigos hagámoslo, hagámoslo primero entre todas y entre todos.

Muchísimas gracias y mucho éxito en esta reunión de Embajadores y Cónsules, gracias por estar con nosotros, muy amables.